Los resultados de las elecciones andaluzas, con el triunfo del PP por mayoría absoluta y la derrota del PSOE, que cosecha los peores resultados de su historia, han provocado un terremoto político que todavía retumba en toda España. Un país atravesado por una situación de triple crisis económica, social y política, con un inflación desbocada que pone en riesgo las condiciones de vida de trabajadores, autónomos, pensionistas, pequeños y medianos empresarios…, y que golpea con especial dureza en Andalucía.
En medio de esta situación los andaluces han votado mayoritariamente por la “estabilidad” y la “moderación” que prometía Moreno Bonilla.
El PP de Juan Manuel Moreno Bonilla ha obtenido un triunfo histórico en el que hasta hace cuatro años era el principal granero de votos del PSOE. Y ha basado su mayoría absoluta en una campaña centrada en anteponer el candidato a las siglas del PP para atraer los cientos de miles de votos de centro y centro izquierda, sobre todo el medio millón de votos de Ciudadanos que ha ganado el PP.
Un Moreno Bonilla que ha sabido gobernar con Ciudadanos y contar con el apoyo de Vox, pero sin abandonar el centro político. Una política que ha terminado por desactivar el avance de Vox que auguraban las encuestas.
El PP ha duplicado sus escaños con 58 diputados, 3 por encima de la mayoría absoluta, y más que duplica sus votos. Gana en todas las provincias, cuando en 2018 solo había ganado en Almería, incluso en Sevilla, el bastión histórico del PSOE donde hasta ahora nunca había dejado de ganar en todo tipo de elecciones: generales, autonómicas, municipales o europeas.
El presidente andaluz Moreno Bonilla aparece como un gestor moderado frente a la presidenta madrileña Díaz Ayuso Y refuerza, con el respaldo a su “forma de hacer política”, la línea de Feijóo en el PP nacional que aspira a ser alternativa de gobierno sin depender una ultraderecha trumpista y que coquetea con los amigos europeos ultras de Putin.
En el otro lado, las fuerzas que integran el gobierno de coalición, PSOE y Unidas Podemos no solo han sufrido una severa derrota sino que puede tener importantes consecuencias para el gobierno de coalición por un lado y para articular otra alternativa de izquierdas. También tendrá que reflexionar la izquierda”andalucista” de Adelante Andalucía.
El PSOE sufre otro severo revés. Ya venían del peor resultado en Andalucía en las autonómicas de 2018, pero este es aún peor. En la CCAA que ha sido su más firme bastión electoral y principal granero de votos durante cuatro décadas, pierden 132.000 votos y 3 diputados respecto a las anteriores autonómicas. Mientras que a su izquierda Por Andalucía y Adelante Andalucía pierden 10 diputados frente a los que obtuvieron cuando fueron juntos hace cuatro años y más de 150.000 votos.
Hace cuatro meses ya retrocedieron en Castilla y León, pero tener estos resultados en Andalucía es mucho peor, no solo porque esta Comunidad ha sido su principal caladero, sino porque debilita al gobierno de coalición en un momento en el que se acumulan los problemas: con una inflación que va a seguir escalando hasta final de año, una crisis económica y una tensión internacional que se agudizan.