Los resultados de las elecciones europeas han abierto una profunda crisis en Sumar. Agravada por la inmediata dimisión de Yolanda Díaz de todos sus cargos orgánicos, solo horas después de conocerse los resultados electorales y cuando desde el grupo coordinador de la formación habían anunciado abrir un periodo de “reflexión” tras la debacle electoral.
Con su dimisión Yolanda Díaz hace un flaco favor a Sumar, a la izquierda y al propio gobierno de coalición.
Cierto que los resultados de Sumar encabezada por Yolanda Díaz han sido desastrosos. Solo ha obtenido 3 diputados y a perdido 6,7 puntos respecto a los votos que obtuvo en las generales de 2019, pasando del 11,3% en 2019 al 4,6% en estas elecciones. Y ha visto cómo Podemos, al que habían dado por “muerto” políticamente, obtenía 2 diputados y un 3,2% de los votos.
Cierto que desde Mas Madrid e Izquierda Unida, partidos integrantes de Sumar, salieron en la misma noche electoral exigiendo a la dirección asumir responsabilidades después de que sus candidatos no hayan salido elegidos. Y especialmente en el caso de IU que por primera vez ha perdido la representación que tenía en la Eurocámara.
Pero la dimisión de Yolanda Díaz, apenas cuatro meses después de ser ratificada como coordinadora general de Sumar, tiene cuanto menos dos aspectos fundamentales que no pueden eludirse.
Por un lado, desde los principios, hay un aspecto de ético, de ética política, respecto a su propia organización y sobre todo a la gente que te sigue, que has sumado a un proyecto y que ha puesto en ti toda su confianza.
Yolanda Díaz ha admitido que «no ha hecho las cosas que debía hacer», pero con su dimisión deja a quienes se sumaron sin saber cuáles son esas cosas que no se han hecho, que se han hecho mal o que no han salido como se esperaban. Esa es una ética política.
Otra es “caer y levantarse, sacar conclusiones, proponer soluciones y volver a luchar fortaleciendo la unidad…”. Nada que ver con dejar abandonadas a las primeras de cambio a miles o cientos de miles de personas… Esta es una ética política que obliga a quien se pone al frente de cualquier proyecto con personas detrás. Y la única que, como tantas veces se ha demostrado, puede llevar un proyecto social, revolucionario o de cambio a la victoria.
Díaz debilita el gobierno de coalición
Políticamente la dimisión a las primeras de cambio de Díaz es un jarro de agua fría, no solo para los afiliados, simpatizante y votantes de Sumar, sino para mucha gente del espacio a la izquierda del PSOE. De momento deja huérfana a la gente que había puesto su confianza en Sumar.
Sumar se ha quedado sin un liderazgo natural y en las próximas semanas el Grupo de Coordinación tiene que elegir un nuevo coordinador en un marco lleno de incertidumbres sobre quienes serán los candidatos y cómo van a reaccionar las organizaciones que están en Sumar, cuando están abiertas todas las diferencias que han ido apareciendo entre ellas y la dirección de Sumar, ahora agravadas por los malos resultados.
Esta dimisión también debilita al gobierno de coalición. Yolanda Díaz anuncia que se volcará como ministra en el gobierno. Pero ya de entrada un gobierno con una vicepresidenta dimitida de su propia organización, objetivamente, hace más débil al gobierno. Quienes desde los centros de poder hegemonistas y oligárquicos hacen todo lo posible por minimizar las demandas del viento popular en el gobierno van a tratar de golpear con más saña el flanco izquierdo de la coalición.