Las acusaciones contra Errejón dejan a Sumar en una posición muy debilitada

Un escándalo con graves consecuencias

La crisis está abierta en canal, y en ella Sumar no sólo se juega sanar una mancha en su prestigio, sino hasta su propia supervivencia como coalición.

El escándalo es mayúsculo, y no sólo afecta a la figura de Iñigo Errejón, que se enfrenta -de forma más que merecida- a la reprobación pública, a acusaciones judiciales y a posibles consecuencias penales. Las revelaciones de abusos machistas por parte del que fuera portavoz parlamentario de Sumar afectan de lleno a esta formación, que atraviesa un momento delicado después de que Yolanda Díaz diera un paso atrás. Pero por ende, afecta también al gobierno de coalición, que ya tiene varios frentes abiertos.

A Yolanda Diaz le ha pillado el escándalo de Errejón, en Colombia, donde Conferencia Iberoamericana de Ministros de Trabajo. Pero los 8.000 km que separan Madrid de Bogotá no han sido obstáculo para que llegue la onda expansiva de las circunstancias bochornosas -o mejor dicho, repugnantes- que rodean la dimisión del que fuera portavoz de Sumar.

Visiblemente incómoda, la vicepresidenta respondió a las palabras de los periodistas sobre el tema. «Nuestro compromiso contra el machismo y por una sociedad feminista es firme y sin excepciones», dijo. Cuando le insistieron, hizo lo de los burócratas y las ventanillas: «Yo estoy aquí como vicepresidenta y ministra. Para este asunto les remito a Sumar», dijo, como si ese proyecto político no fuera mucho con ella.

La misma cara de velatorio tenían los responsables de Sumar en la primera rueda de prensa tras la dimisión de Errejón y la denuncia por agresión sexual que puso unas horas más tarde la actriz Elisa Mouliaá contra él. Han condenado de manera tajante las agresiones y han mostrado su apoyo a las víctimas, pero una pregunta planea en la cabeza de todo el mundo. ¿De verdad que nada de esto se sabía? ¿Ha habido encubrimiento?

“Si las informaciones las hubiésemos sabido antes, Errejón habría salido mucho antes. Los mecanismos fallaron como es evidente”, ha respondido Urtasun. Pero huele a cuerno quemado: ya se ha revelado cómo tras una de las presuntas fechorías de Errejón con una chica en un concierto, su amiga y diputada autonómica de Más Madrid, Loreto Arenillas, había tratado de “mediar” con ella para evitar que lo denunciara públicamente. Ha sido cesada inmediatamente.

Este charco político, resbaladizo y maloliente, tiene lugar además en un momento donde el marasmo de Sumar es de dominio público. La coalición, donde cohabitan con diferente grado de buena vecindad casi 20 formaciones, entre ellas Izquierda Unida, Más País, Compromís, Equo o la Chunta, iba a celebrar un congreso este otoño -por cierto, con Errejón como redactor del documento político- para decidir quién debe tener el liderazgo que sustituya a Yolanda Díaz. Pero ahora esta búsqueda de compromiso en el reparto de papeles y preeminencias puede saltar por los aires. IU pedirá la renovación del grupo parlamentario.

La crisis está abierta en canal, y en ella Sumar no sólo se juega sanar una mancha en su prestigio, sino hasta su propia supervivencia como coalición. Pero además lo que ocurra va a impactar de lleno en un espacio político y sociológico -el de la izquierda a la izquierda del PSOE- cuya movilización es clave para que podamos enfrentarnos a los planes de recortes y empobrecimiento que llenan el horizonte.

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