15-S: Marcha a Madrid

Un clamor contra la intervención exterior

Durante los próximos 10 dí­as, Rajoy va a entrevistarse con el presidente del Consejo Europeo, van Rompuy, el presidente francés Hollande y la canciller alemana Merkel. Según la mayorí­a de medios de comunicación para tratar de evitar, o al menos mitigar, una segunda intervención, esta vez sobre el conjunto de la economí­a española.

Sin embargo, sean cuales sean los resultados, lo que es imposible ocultar es que su gobierno está ya intervenido por la Troika (Comisión Europea, BCE y FMI), que ha dictado e impuesto el conjunto de recortes y reformas aprobadas en los últimos meses. La Troika ya está aquíBasta con ver lo ocurrido con la nueva reforma del sistema financiero que debe abrir la puerta a la inyección de hasta 100.000 millones de euros del fondo de rescate europeo en la banca española. El gobierno tenía previsto aprobarla la pasada semana, pero ha tenido que retrasarla ante el veto de Bruselas. Sus “hombre de negro” se han arrogado la potestad de decidir y dictar hasta la última de sus cláusulas, en contra y por encima de la opinión del gobierno. Lo mismo ha ocurrido con el paquete de recortes y ajustes en el que se rebajó el subsidio a los parados, se suprimió la paga extra de Navidad para los funcionarios o se subió el IVA, exactamente las medidas que Bruselas exigía en el memorando en que se aprobaba la inyección de fondos europeos en la banca. ¿Cabe mayor demostración de la pérdida de soberanía y capacidad de decisión autónoma, del grado de intervención exterior al que estamos sometidos?«No basta con describir los hechos, hay que señalar con claridad a sus responsables» Y sin embargo, pese a todas estas evidencias, de todas las movilizaciones y convocatorias que han surgido en torno al 15-S, ha desaparecido la intervención exterior del FMI y Berlín como el elemento clave que está decidiendo el saqueo, así como su ritmo e intensidad, al que estamos siendo sometidos el 90% de la población. ¿Dónde está el frente?En la misma convocatoria de la Marcha a Madrid del 15-S –a la que como hemos dicho reiteradamente apoyamos sin reservas, porque en esta batalla la unidad está por encima de todo– es literalmente incomprensible que no aparezca ni una sola línea sobre la intervención del FMI, de Bruselas y Berlín. Cómo acertadamente dicen los sindicatos en su convocatoria, “están arruinando el país”. Pero no basta con describir unos hechos que todo el mundo conoce porque los sufre en su propia carne, hay que señalar con claridad a sus responsables. Y unir, movilizar y organizar al 90% de la población para luchar contra ellos.¿Es sólo, o siquiera principalmente, el gobierno de Rajoy el culpable? ¿Pero no estamos viendo día tras día cómo el propio Rajoy se ve obligado a desdecirse de sus afirmaciones anteriores? Y no, como se dice, por su carácter pusilánime y dubitativo, sino –como ya ocurrió con Zapatero– por su plegamiento a los dictados de la intervención exterior. Otro tanto ocurre con la convocatoria de “Toma el Congreso” prevista para el 25 de septiembre. Dejando de lado la inquietud y desconfianza que ha levantado el anonimato de sus convocantes y lo confuso de sus objetivos, la cuestión principal es el blanco que propone al movimiento popular: la clase política en su conjunto. Un blanco que, en primer lugar, trabaja objetivamente por la división. ¿Es que acaso son lo mismo Rajoy y Rubalcaba que los diputados de Izquierda Unida, de UPyD, del BNG y de otras tantas fuerzas políticas que se oponen, con mayor o menor consecuencia, a la política de recortes y ajustes? ¿A que viene entonces ponerlos a todos en el mismo saco? Pero en segundo lugar, y esto es lo mas importante, oculta el rasgo principal que hace de las cúpulas dirigentes del modelo bipartidista una clase política infame: que son unas elites dependientes que han hecho de su sumisión y entrega a la voluntad y los dictados de Washington y Berlín su única razón de ser. «Tenemos que convertir Madrid el 15-S en un clamor contra la intervención exterior» Efectivamente, como millones de personas les gritan en las calles, “no nos representan”, pero no principalmente porque estén instalados en la corrupción (que lo están) o porque hagan oídos sordos a la voluntad popular (que lo hacen), sino porque representan y defienden los privilegios de una minoría oligárquica y son los encargados de ejecutar los intereses imperialistas sobre nuestro país. E incluso las movilizaciones de jornaleros del SAT encabezados por Sánchez Gordillo, que con sus asaltos a grandes superficies y ocupaciones de fincas baldías han despertado la simpatía de amplios sectores del movimiento popular de rechazo, caen en un error similar. A pesar de que sus movilizaciones están teniendo la virtud de hacer pública la situación de empobrecimiento extremo a la que se está conduciendo a amplios sectores de la población, al poner como centro de su lucha a terratenientes y monopolios comerciales diluyen el blanco principal. Como resultado, la intervención exterior, el secuestro de la soberanía nacional, la degradación de España y el sometimiento a los dictados de FMI y Berlín, la base política desde la que se puede imponer el conjunto de recortes y ataques sobre la población, quedan ocultas, perdidas en un maremágnum de reivindicaciones y en una batalla que, al abrir tantos frentes de lucha, dispersa nuestras fuerzas en múltiples direcciones, en lugar de concentrarlas sobre un único punto en el que golpear de forma unida. Y con ello nos condena irremediablemente al fracaso. Un clamor contra la intervenciónLas movilizaciones del pasado 19-J fueron un gran éxito popular Y no sólo por su masividad, sino porque en ellas se produjo espontáneamente un avance importantísimo en la línea de frente amplio de unidad, en la línea de unirnos el 90% de la población. La unidad de todos los sindicatos, la confluencia con los movimientos sociales, la participación del 15-M, la asistencia a ellas de multitud de personas que sólo unos meses antes habían votado al PP,… En todo, el 19-J fue un salto cualitativo con respecto a anteriores movilizaciones.El 15-S no podemos permitirnos ni un paso atrás en esta línea de avance. No sólo no debemos retroceder en lo ya conquistado, sino que tenemos que plantearnos ir más allá. Nuestro objetivo tiene que ser convertir Madrid el 15-S en un clamor contra la intervención exterior, en un grito unánime de denuncia contra el saqueo y el empobrecimiento al que nos condenan las políticas del FMI y Berlín, en una demostración de fuerza y unidad del 90%. En ese objetivo vamos a empeñar todos nuestros esfuerzos Unificación Comunista de España. A luchar por él llamamos a todas las organizaciones políticas, sindicales y sociales que rechazamos la política de recortes y ajustes. E invitamos a todos los luchadores populares a que se unan a nosotros, se vengan con nosotros en los autobuses que hemos organizado desde todas las provincias, para convertir Madrid el próximo 15-S en un gran clamor contra la intervención exterior:¡NO A LA INTERVENCIÓN DEL FMI Y BERLÍN!¡BASTA YA DE SAQUEO, NI UN RECORTE MÁS!¡¡UNIDAD, UNIDAD, UNIDAD!!

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