Tertulia con Antonio López

Un aniversario en el Portal de Belén

Los Ateneos21 se sostienen en el intercambio de ideas, y sus actos en las preguntas del público. Un ejercicio que se convierte en arte de la mano de Antonio López

Cuando organizamos por primera vez un acto con el pintor Antonio López, hace 25 años, la sede del Ateneo21 era un antiguo almacén de atrezo, recién comprado, con las paredes de ladrillo caravista antiguo, un enorme paracaídas colgado del techo a modo de decoración, y un suelo sin cubrir y lleno de polvo. ‘Cuando entré por la puerta, pensé, ¿dónde me he metido?’. Así recordaba Antonio López entre risas su primer contacto con nosotros.

El director de Foros21, Joanen Cunyat, encargado de la presentación, recordó que en aquel primer acto, Antonio López dijo que el local le recordaba al Portal de Belén: ‘Aquello ha sido una referencia para todo el equipo, no por la referencia religiosa, sino por hacer crecer algo grande que nacía en un sitio tan humilde como una cuadra’.

A continuación les ofrecemos el diálogo del pintor con las preguntas del público.

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¿Qué pasa cuando la verdad cuestiona el sistema en el que vivimos, cuando rompe con las concepciones dominantes y te obliga a enfrentarte, como decía Bernarda Alba, ‘a lo que no puede ni debe pensarse’?

Había una chica en Tomelloso que se llamaba Clarita, en los años 30, que estaba con su madre, no tenía padre, y quería salir a la calle a disfrutar pero no le dejaban. Un día se escapó descolgándose por el balcón. Puedes hacer eso, porque tienes que enfrentarte también con las personas a las que no les van a gustar tus decisiones. ¿Qué es lo que tienes que hacer? Depende de ti. Todo depende de nosotros.

En la ciencia y en el deporte, y en muchos aspectos, afortunadamente puedes demostrar las cosas. Nadie te las va a discutir. Nadal es bueno, el Real Madrid ha ganado por tantos goles, que tal deportista ha saltado tantos centímetros más que el otro… nadie lo va a discutir.

En el arte… tendría que venir Dios y poner orden, porque es lo que digas tú contra lo que diga yo. Y es la guerra. Yo no quiero eso. A mí no me gusta nada eso, porque tengo que sobrevivir en todo ese cisco y no me quiero desangrar a cada paso.

El ejemplo que des tú es fundamental. Yo pienso que el ejemplo de Velázquez es fantástico, porque es un hombre sumamente inteligente. Tenía una capacidad de pintura enorme. Era un rebelde. Pero no deja huellas. Sin embargo, Caravaggio iba todo el tiempo haciendo estropicios, hasta que lo matan. La sociedad lo mató. Así que el rebelde tiene que disimular. Un poquito.

¿Qué piensas sobre Arco?

Si yo tuviera un hijo y quisiera pintar, le pondría en el sitio más moderno de todos. Empezar por lo más moderno. Nunca hay que tener miedo.

Francisco López, por ejemplo, fue cada vez acercándose más a la belleza de las cosas reales. Eso tiene un valor enorme y una fuerza impresionante. No hacerlo al revés. ¿Cuál es el sitio más moderno? ¿Berlín? A Berlín. Que estudie donde enseñan lo ultimísimo. Vete para allá. Entérate de lo que se está pasando en tu momento. Y luego vete al Prado. Mucho después.

Lo primero, tu época. Desenreda todo el lío. Un poco. Y luego mira lo demás. Aunque hay que hacer como las abejas que se acercan a la flor para hacer su miel, dejarte guiar por el instinto.

No hay cosa más triste que los realistas arrepentidos y temerosos. Para que luego me acaben diciendo que un cuadro mío es como una fotografía… pues vaya una guasa. Pones algo misterioso. Enigmático. Indescriptible. No hay palabras para decirlo, y es lo que justifica que hayas estado allí todas las madrugadas, que hayas tragado humo. Ahí ha pasado algo distinto a lo que ha podido recoger el fotógrafo, o el cineasta, o cualquier otro medio de tratar otro lenguaje del arte.

Si no ves eso no hay nada que hablar. Tienes que ver la diferencia entre un cuadro de Hopper y una fotografía. Tienes que ver el sentido de la pintura, por eso yo defiendo siempre la abstracción, porque ha sido la llave para entender la pintura. La abstracción es la pintura, porque en un cuadro abstracto no hay nada más que pintura. La pintura por sí crea emoción. Eso tiene que estar en el cuadro, aunque sea figurativo y lo haya hecho Isabel Quintanilla con todos los detalles, con todos los poros y todos los pétalos de la flor. Tiene que haber algo que te habla de la emoción, que es un elemento abstracto.

Tienes que pensar: esto no lo consigue más que la pintura. Esa capita de pigmentos con aceite dados en el lienzo es un milagro. A pesar de la fotografía. Es tonto tenerlo que decir, pero hay que decirlo.

El rebelde tiene que disimular. Un poquito’

Integras ideas que a veces parecen enfrentadas pero que forman parte de una misma cosa en tu concepción del arte

El arte español es el único arte comunista auténtico.

Menudo titular…

Pero es que es verdad, porque le basta el mundo real y ese es todo su universo. Lo ves en la serie de ‘El Lazarillo de Tormes’, y en todo lo que no entra en la Divina Comedia de Dante, en las cosas de Shakespeare… El español se conformó con el mundo real, e hizo cosas maravillosas, pero corrió tanto peligro haciendo eso, que las figuras españolas son contadas. No hay un desarrollo como en Italia.

A Manet, que fue, digamos, el que abrió todo eso, le brearon los críticos. Le dio por presentarse a los salones y no le entendían. Hizo el desnudo de una mujer, que no era ninguna Venus, sino una chica de París. Eso tenía que ocurrir. Ocurrió en Francia y tardó mucho en llegar a España.

En España, la sociedad se encariñó con ese sueño de representar el mundo pasado, porque el mundo presente lo tenían, se puede decir, muy presente, y para verlo en el cuadro, ya lo estaban viendo en la realidad, no le veían la gracia a la cosa.

En otro debate dijiste que si tu hijo fuera Van Gogh no le dejarías dedicarse a la pintura…

Así que tú fuiste el de Van Gogh. ¡Que me pusiste verde! (risas)

Van Gogh se suicidó. Ahora dicen que no se suicidó, que lo mataron unos niños. Pero lo que nos ha llegado es que él se pegó un tiro en el vientre y estuvo unas horas agonizando. Se murió porque estaba desesperado. Se ingresaba porque llevaba la vida de artista que no vende, que no se le presta ninguna atención. Es una desgracia.

Y a su alrededor, las personas que le quieren sufrían mucho. Es lo único que digo.

En una entrevista reciente comentabas que no hay que sobrevalorar la técnica en el sentido de que lo que te ofrecen las cuevas de Altamira es algo que no se relaciona con la técnica. ¿Cuál es tu opinión?

Antonio López con Oscar Caballos, dirigente de Unificación Comunista de España, durante la tertulia en el Ateneo Madrid XXI

Hace unos días estuve en el Museo Arqueológico y vi a la Dama de Elche. Cuando salí de la escuela de arte escuché decir a un escultor, muy moderno que hacía abstracción, que la mejor escultura española era la Dama de Elche. A mí aquello me impresionó muchísimo.

Pero viéndola en el Museo Arqueológico, una escultura tan simple hecha hace 2.500 años, pienso que es verdad que mejor no se puede hacer. Lo que sustenta nuestro trabajo es la capacidad que tiene de emocionarnos. No la técnica. Ese ha sido el gran error del arte, perseguir la técnica durante siglos, como la puerta por la que había que entrar. Cuanto mejor técnica, mejor era el arte. Un enorme malentendido que ha llegado hasta el siglo XIX.

Un dibujo de un niño, de un loco, de un aficionado a la pintura… por ejemplo, una pintura de Van Gogh que no gustaba.. esa serie de autorretratos de Van Gogh, no hay nada que pueda tener tanto significado entre los creadores de nuestra época. No hay nada que sea superior a eso. Ni Picasso. ¿Por qué es tan grande Van Gogh?, porque transmite emoción. Si no la sientes es que no la sientes, claro. El arte está hecho para el que siente el arte. Es un mundo que está hecho para todos, pero hay personas que no pueden participar porque no les interesa.

Entérate de lo que está pasando en tu momento. Y luego vete al Prado’

¿Qué piensas cuando se dicen cosas como que las galerías de arte son una tapadera para blanquear dinero?

Pues que todo lo que se diga es verdad (risas), pero lo que seguro que es verdad es que existe el arte y que hay un arte bueno y necesario.

Los que pagaban a Miguel Ángel no eran los obreros, era el Papa. El arte se ha dado donde está el dinero. Y Picasso se fue a París porque allí estaban ocurriendo las cosas. Es una cosa terrible, pero es así. Por eso el arte español, como no hace ese juego, es un arte distinto.

Lo que no se puede es decir eso con un motivo ¿para qué?, ¿para no estar en las galerías? Yo llevo dentro de las galerías toda mi vida y yo no sé nada de eso, pero ¿quiénes son los que compran los cuadros? Lo que pasa cuando el arte es bueno es que vas al Museo Arqueológico y ves una cabeza hitita allí y en ese momento es tuya la cabeza.

No necesitas tenerla en tu casa. Y si vas al Prado y ves un buen cuadro de Velázquez, y es tuya, es mía, y no lo quiero tener. Debe de estar donde todos la pueden ver. Y eso es lo grande del arte. ¿Dónde estaba el arte griego? En los templos. El lugar donde iban todos. El arte del Renacimiento estaba en Notre Dame porque es para todos. Ese edificio no está hecho para los ricos, pero lo ha hecho el dinero. ¿Qué hacemos? La paradoja.

Lo que es criminal es hacer un arte malo. Eso es criminal. Pero si el arte es bueno hay que entender que estamos dentro del capitalismo que es brutal. La idea de justicia es un sueño del hombre que no sé si se va a cumplir porque la propia naturaleza no es justa.

Es como cuando me decían que para estar en una galería tienes que acostarte con el galerista. Pues yo no me he acostado con ningún galerista.

¿Qué es lo que hace tan grande a Velázquez?

Velazquez vino a Madrid porque quería ser pintor del rey, pero su trabajo nos vale más a nosotros que a Felipe IV.

El maravilloso bodegón español está hecho con cosas muy simples. Es un invento de Sánchez Cotán, a la vez que Caravaggio está pintando el cesto de fruta en Italia.

Hace algo sagrado con las cosas modestas que hay en una cocina. Eso es la grandeza de lo español. Eso es de lo que habla María Zambrano. Es lo sagrado de lo material. Lo sagrado de la carne. Cuando no es así, es un arte miserable.

Pero llega un momento donde las palabras no pueden abarcar más. Ha habido un milagro y se ha dado en España. El mejor desnudo que se ha hecho de mujer lo ha hecho Velázquez, que es como Fidias, como Praxíteles, como Miguel Ángel.

‘Hace algo sagrado con las cosas modestas que hay en la cocina’

Dice que el artista antiguo se disuelve en el arte. ¿Es eso posible hoy en día?

No. Había unos dioses que eran para todos, en los cuales creían. ¿Creemos nosotros en el Dios que tenemos? Los dioses en Egipto, los dioses en Grecia, en la época de la grandeza de sus países, o en Roma… creían los tontos y los listos.

Aparte de eso había un lenguaje unitario. Cuando vas al Museo Arqueológico y ves el arte egipcio, o el íbero, lo hacen diferentes personas en diferentes lugares pero hay algo unitario. La vida los une, la noche, los animales, las dificultades, el sol, todo eso es algo que te forma. Es un lenguaje que pasan 50 años y no cambia. Ahora pasan de un Arco a otro, puede haber diferencias.

Además, en las escuelas solo entraban los mejores. No todos podían hacer un desnudo como lo hacía Fidias. Y en el mundo de los mejores, todos son mejores. Es lo grande de los buenos momentos, que sale mucha gente y no sabes cómo.

Eso no pasa en España porque no hay un lenguaje uniforme. Pero pasó en Italia, en Grecia, en todos los sitios menos en España.

Pero, ¿sabes lo que es una maravilla del arte moderno?, que es un arte individual. Nunca ha sido el arte tan individual como ahora.

Tú puedes acceder a algo. Un niño puede decir algo. La persona más tosca puede decir algo que puede ser interesante, porque a lo mejor tiene mucha emoción. Esa es la gran lección de Van Gogh.

El arte moderno es la salvación de las personas porque todo el mundo lo puede hacer. El más torpe o el más habilidoso. Yo veo dibujos de niños, y no es un tópico, que son verdaderamente preciosos. Mejor que lo que hace su padre, y va y el padre o los profesores los estropean. Por eso no hay que perder el hilo de lo que tú eres y atreverte a manifestarlo. Lo grande de Bacon es que fue Bacon. No tuvo miedo de ser Bacon. A lo mejor en el siglo XII o XIV el español era valiente, pero ahora el español es muy cagado. Se asusta por nada. En cuanto oye cualquier comentario ya se pone nervioso.

Todo el mundo puede hacer arte, de verdad, como las manos de Altamira. Y no es cuestión de técnica. La técnica me obsesiona. Mi técnica, mi manera de expresión para mí es una obsesión. Porque es la mía, pero no porque la considere la mejor. Sino porque es la mía.

Sin embargo me asombra mi tío, que sin medir y sin nada, resulta que da en la nota justa. Por hablar de un pintor grande.

La maravilla del arte moderno es que es individual’

Hermenegildo Bustos, es un pintor mexicano del XIX, que era un empleado del ayuntamiento de Purísima del Rincón, y que era como Frida Kahlo pero aún mejor. Eso es algo que puede ocurrir en nuestra época. Y a mí me parece que es fantástico.

Yo no sé si en la literatura puede ocurrir porque hay un armazón del lenguaje que tienes que conocer, pero igual también ocurre. Desde luego ocurre en la arquitectura. Mi pueblo, cuando yo era joven, me parecía el lugar más bonito de la tierra y lo habían hecho los albañiles. No lo había hecho Norman Foster, sino las personas que iban a vivir allí.

Me ha llamado mucho la atención cuando has dicho que en parte tu pintura está influida por buscar que tus padres la entendieran. ¿Es decisivo hacer el arte para que la gente lo entienda, cosas sencillas con una gran complejidad detrás?, como en tu cuadro ‘Madrid desde Vallecas’, en el que se reconocen los edificios en los que hemos crecido todos.

Eso es. Ahí está.

¿Y qué piensas del uso de la tecnología en el arte?

Fantástica. ¿Quién le quita al pintor pintar? Todo son sugerencias para hacerlo mejor con la pintura, y pruebas para que la pintura resista. Pasa en la política también. Las pruebas son para que las teorías se aguanten, se fortalezcan.

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