La victoria electoral de Donald Trump ha levantado muy diversas reacciones entre los gobiernos y líderes mundiales. Desde la maquillada preocupación de muchas cancillerías europeas o del presidente ucraniano, a la indisimulada satisfacción de Moscú o de gobiernos y mandatarios de extrema derecha, como Netanyahu, Viktor Orbán o Milei.
El triunfo electoral de Trump era una de las dos posibilidades del lanzamiento de moneda al aire que eran estas elecciones norteamericanas, donde las encuestas mostraban un empate técnico casi perfecto que luego ha demostrado no serlo tanto.
Durante los últimos meses y semanas, los diferentes gobiernos y líderes mundiales estaban preparándose ante la posibilidad del retorno a la Casa Blanca, algo que ocurrirá en enero de 2025. Muchos lo esperaban como quien se prepara para un golpe. Otros -entre ellos, algunos de los gobiernos más reaccionarios y autoritarios- lo aguardaban con botellas de champán.
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Rusia y Ucrania
Medias sonrisas en Moscú, caras largas en Kiev. Así podríamos resumir la reacción de estos dos países -el invasor y el invadido- ante un retorno de Trump a la Casa Blanca que puede cambiar las tornas de la guerra.
Putin no ha felicitado a Donald Trump por su victoria electoral -“no olvidemos que estamos hablando de un país hostil que está involucrado directa e indirectamente en la guerra contra nuestro Estado”, ha dicho- pero se ha mostrado a abrir negociaciones sobre desarme nuclear y estabilidad estratégica con la nueva administración estadounidense. Por su parte, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, ha instado a EEUU a aceptar la realidad sobre el terreno y a comenzar a negociar un «arreglo pacífico» en Ucrania… en los términos exigidos por los invasores.
En el lado contrario, el presidente ucraniano Zelenski también ha felicitado a Trump por su “impresionante victoria” electoral, pero no es ningún secreto que en Kiev la noticia ha caído como un jarro de agua fría, temiendo que las continuas promesas del republicano de cortar el grifo de la ayuda militar a Ucrania se hagan realidad. «Confiamos en que Ucrania siga recibiendo un apoyo bipartidista firme y continuo de EEUU», ha dicho.
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China: cara de póker
China es sin duda el principal oponente a la hegemonía estadounidense, y el blanco prioritario de la política internacional de Trump, al igual que lo fue con Biden. En Pekín lo saben, pero lo cortés no quita lo valiente, y el presidente chino, Xi Jinping, ha felicitado a Donald Trump, instando a que los dos países «encuentren la manera correcta de llevarse bien en la nueva era». «Una relación estable, sana y sostenible entre China y EEUU sirve a los intereses compartidos de los dos países y satisface la aspiración de la comunidad internacional», ha dicho Xi.
El gobierno chino no ha querido entrar a valorar los anuncios de nuevas guerras comerciales prometidas en campaña por el republicano, pero han advertido que «no hay un ganador en una guerra comercial, ni el mundo se beneficiará de ella».
Sin embargo, el presidente de Taiwán, Lai Ching-te, también ha mandado felicitaciones al presidente electo de EEUU «confiando en que la asociación de larga data entre Taiwán y Washington, seguirá siendo una piedra angular para la estabilidad regional». Unas palabras que sin duda han airado aún más a los dirigentes chinos.
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Precaución en los BRICS
Además de Rusia y China, otros líderes de los BRICS han valorado la victoria de Trump, aunque en tonos muy diferentes
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha deseado suerte al presidente electo, pero destacando que «la democracia es la voz del pueblo y debe ser siempre respetada». «El mundo necesita diálogo y trabajo en común para tener más paz, desarrollo y prosperidad», ha subrayado Lula.
Más efusivo, el primer ministro de la India, Narendra Modi, ha felicitado a su «amigo» Trump, por su victoria, esperando que la India y EEUU trabajen por el «bienestar y para promover la paz, la estabilidad y la prosperidad mundiales».
Mucho más gélida ha sido la respuesta de las autoridades iraníes: “no hay diferencias significativas en quién se convierta en presidente de EEUU”.
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Preocupación disimulada desde Europa...
Buenas palabras desde el otro lado del Atlántico, por parte de unos gobiernos europeos que no pueden ocultar el temor a la vuelta de las guerras comerciales y las formas hoscas que caracterizaron el primer mandato de Trump.
«Alemania y EEUU colaboran con éxito desde hace mucho tiempo para promover la prosperidad y la libertad a ambos lados del Atlántico», ha dicho el canciller Olaf Scholz, resaltando la estabilidad de la relación transatlántica.
Desde Francia, Emmanuel Macron, ha mostrado su disposición para retomar la cooperación bilateral. «Listos para trabajar juntos como hemos podido hacerlo durante cuatro años».
«La UE y los EEUU son más que simples aliados. Nos une una verdadera asociación entre nuestros pueblos, que une a 800 millones de ciudadanos», ha afirmado la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, que enfatizó la importancia de los vínculos en temas clave de desarrollo y seguridad para ambas regiones.
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha afirmado que, «como aliado cercano», Londres «se mantendrá hombro con hombro junto a EEUU para defender los valores comunes de democracia, libertad e iniciativa».
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… e indisimulada satisfacción de los aliados internacionales del trumpismo
El primer ministro israelí, junto con toda la derecha ultrasionista del país, ha celebrado como propia la victoria electoral de Trump, en el que saben que tienen un más que estrecho aliado.
“Su histórico regreso a la Casa Blanca ofrece un nuevo comienzo para EEUU y un poderoso compromiso renovado con la gran alianza entre Israel y EEUU. Es una gran victoria”, ha dicho Netanyahu, que ha calificado a Trump como «el mejor amigo que Israel tuvo nunca». «Dios bendiga a EEUU. Dios bendiga a Israel», escribió a primera hora de la mañana de este miércoles Smotrich, líder del partido Sionismo Religioso y ministro de Finanzas.
El primer jefe de Gobierno de la UE en felicitar a Trump ha sido de hecho el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, que ha aplaudido la «enorme victoria» de su amigo, describiéndola como «el mayor retorno de la historia política estadounidense». «Una victoria muy necesaria para el mundo», ha apostillado.
También en Italia la ultraderechista primera ministra Giorgia Meloni expresó su entusiasmo, destacando la «alianza inquebrantable» entre ambas naciones. En el mismo tono se ha expresado la líder de la extrema derecha francesa Marine Le Pen.
Otro que ha dado rienda suelta a su satisfacción ha sido el ultraderechista presidente argentino Javier Milei, que -acompañado de una foto en el que sale abrazado al republicano- tuiteó: «Felicitaciones por su formidable victoria electoral. Ahora, Haga América Grande Otra Vez. Usted sabe que puede contar con Argentina para llevar adelante su tarea».
En el mismo tono laudatorio se ha expresado otros dos admiradores del trumpismo: el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, o el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, que ha dicho que confía en que la victoria de Trump «inspire a Brasil a seguir el mismo camino» en las próximas elecciones.