Cuando la criminal invasión rusa sobre Ucrania ha sobrepasado los mil días, los ataques con drones y misiles sobre las ciudades, edificios e infraestructuras civiles son casi diarios. Un paisaje de destrucción al que hay que añadir el sombrío panorama que arrojan Trump y Putin, que negocian a espaldas del país invadido el futuro de Ucrania.

En este contexto, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky ha visitado España para recabar ayuda política y militar. Una de sus paradas ha sido para contemplar el Guernika de Picasso, como símbolo universal de los horrores de la guerra imperialista contra la población civil.

Es la tercera visita del presidente ucraniano a nuestro país, y tiene un objetivo claro: conseguir un mayor político y militar de España a Ucrania frente a la intensificación de la ofensiva rusa, en un momento en el que los EEUU de Trump están cerrando el grifo de armas y dólares a Kiev, en una «pinza» imperialista que busca crear las condiciones para su eventual capitulación ante Rusia, en las condiciones que acuerden Trump y Putin.

Además de una calurosa acogida institucional, España ha brindado a Kiev un paquete de asistencia de aproximadamente 1.000 millones de euros, destinado principalmente a la adquisición de equipamiento militar (norteamericano) para Ucrania, como sistemas de defensa aérea y municiones. Un desembolso que irá a las arcas de la industria militar estadounidense, pero que servirá a los ucranianos para mantener el esfuerzo defensivo contra el invasor, que avanza en el frente del Donbás.

La visita se enmarca en una gira europea de Zelensky para reforzar sus alianzas europeas, ante lo que ha llamado una «intensificación sin precedentes» de los ataques rusos. Y las cifras de ataques, destrucción y muertos que llegan de Ucrania confirman que el Kremlin está pisando el acelerador de sus crímenes de guerra.

Sólo en las dos últimas semanas Rusia ha lanzado sobre las ciudades y las infraestructuras energéticas ucranianas más de 2.000 drones de ataque y varios cientos de misiles, principalmente en oleadas masivas y nocturnas. Aunque el 80-90% de los proyectiles pudieron ser derribados por los sistemas antiaéreos, los ataques alcanzaron numerosos objetivos civiles incluyendo bloques de apartamentos, redes eléctricas, estaciones de tren y hospitales, causando apagones generalizados y daños en al menos 10 regiones.

Uno de los ataques más mortíferos se registró el 18 de noviembre, con un despliegue masivo (470 drones y medio centenar de misiles) contra edificios residenciales en Kiev, así como otros impactos en Járkov, Ternopil y Dnipro que causaron daños en hospitales, escuelas e instalaciones energéticas, y por supuesto contra los civiles: 25 muertos -incluidos niños y ancianos- y más de 93 heridos.

Es este terror deliberado contra la población civil, este sufrimiento en forma de muerte, fuego y proyectiles -o de frío intenso, al destruir las instalaciones eléctricas de las que depende la calefacción ante la llegada de las gélidas temperaturas del invierno ucraniano- lo que ha llevado al presidente ucraniano a comparar repetidas veces lo que ocurre en su país con lo que simboliza el Guernika de Picasso, cuadro de fama universal expuesto en el Museo Reina Sofía que Zelensky -por petición expresa- ha podido contemplar junto a Pedro Sánchez.

Y no le falta razón. A lo largo de estos mil días de invasión imperialista rusa sobre Ucrania hemos podido contemplar horrorizados mil Guernikas. Masacres como la de Bucha, donde cientos de cadáveres de civiles en las calles aparecieron torturados y brutalmente ejecutados por las tropas de Putin. O asedios como el de Mariúpol, donde el Kremlin puso en práctica la criminal «Doctrina Grozni», aprendida en la invasión de Chechenia y perfeccionada en Siria, que consiste en el uso masivo y terrorista de los bombardeos sobre una ciudad, para obligar a la población civil a capitular ante el más puro horror.

El más abyecto uso de la crueldad bélica contra la población civil. El mismo que usó la aviación nazi contra una pequeña población vasca, sin valor militar alguno, en abril de 1937.

Mil días de invasión de Ucrania. Mil Guernikas contra el pueblo ucraniano.

.

Por la Paz. Fuera tropas rusas de Ucrania

Apenas unas semana tras el inicio de la invasión, más de un centenar de personalidades progresistas, entre ellos actores, escritores, periodistas y científicos, se han unieron para firmar un manifiesto contra la invasión en Ucrania, en el que exigían (y siguen exigiendo) a Putin la retirada de sus tropas y defienden el peso de Europa en la defensa de la paz. El manifiesto, bajo el título ‘Por la Paz. Fuera Tropas Rusas de Ucrania’, cuenta con el apoyo de 80 organizaciones, y está promovido por el movimiento Recortes Cero.

Aquel manifiesto -que también coge como símbolo la universal ‘madre’ del Guernika- sostenía que «Esta criminal agresión tiene un máximo responsable, Putin y los oligarcas que le sostienen. Ninguna razón puede justificar la invasión de un país soberano y atentar contra el pueblo ucraniano”

«No hay que perderse en análisis geoestratégicos sobre la responsabilidad de la OTAN, o agravios anteriores a la población del Donbás; tampoco ha de detener a nadie su opinión sobre el actual gobierno ucraniano, porque son las mujeres, hombres, ancianas, ancianos, niñas y niños de Ucrania, quienes están sufriendo este cruel ataque».

«Por eso hoy decir ¡No a la guerra! es decir ¡fuera tropas rusas de Ucrania!»

[Puedes mirar el manifiesto y sus firmantes en pazenucrania.es]