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Ucrania: En los lí­mites de la diplomacia

Cuando es tomada una ciudad estratégicamente importante no puede hablarse de cese el fuego. Cuando los atacantes operan con tanques y lanzacohetes, no puede hablarse de que no se usan armas pesadas. No hace siquiera una semana que fue firmado el Acuerdo de Minsk II, pero en el campo de batalla de Debáltsevo probablemente ya haya perdido todo sentido.

Mucha esperanza de que realmente se produjera una desescalada de la guerra no existía ya en Minsk. En Debáltsevo, los separatistas violaron inmediatamente los dos primeros de los 13 puntos del acuerdo: el cese el fuego y la retirada de armas pesadas. Violaron masivamente el cese el fuego con el objetivo de crear hechos consumados, haciendo añicos todos los esfuerzos diplomáticos.

Todo eso ocurrió evidentemente con la anuencia de Rusia. Ya lo dejó claro Vladímir Putin el martes en una conferencia de prensa en Hungría. Sabiendo que no era así, responsabilizó exclusivamente a Kiev del baño de sangre en Debáltsevo. Putin exigió incluso la capitulación de las fuerzas armadas ucranianas. Más claro no puede formular su toma de partido por los planes de conquista de los separatistas.

Una catástrofe militar y política

Para Petro Poroshenko, el presidente ucraniano, la caída de Debáltsevo no es solo una debacle militar, sino también una catástrofe política. En Ucrania se oyeron fuertes críticas al Acuerdo de Minsk II, negociado con los separatistas prorrusos y con la participación de los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania, Francia y Rusia. El documento contiene muchos compromisos dolorosos para Kiev, ya que de facto supone la “congelación del conflicto” y la creación de un pseudo Estado separatista bajo influencia rusa en suelo ucraniano.

Ya en Minsk estaba claro que ni los separatistas ni Rusia iban a aceptar que Debáltsevo permaneciera en manos de Kiev: por la ciudad pasan las vías de comunicación centrales entre Donetsk y Luhansk, tanto viales como ferroviarias, que interconectan a ambas “repúblicas populares”. Y la vía férrea sigue desde allí hasta Rusia. Ahora es más fácil abastecer directamente a los separatistas con armas

¿Otros objetivos separatistas?

La mayoría de los ucranianos tiene claro que solos no pueden ganar la guerra: el enemigo cuenta con modernas armas rusas. Por eso, los esfuerzos diplomáticos deben continuar. Si los separatistas detienen su avance después de la toma de Debáltsevo, quizás exista aún una posibilidad de salvar el Acuerdo de Minsk. Pero también amenaza otro peligro: no muy lejos, al norte de Debáltsevo, se halla la ciudad de Járkov, otro posible objetivo de los separatistas. Y también Mariúpol, en el sur, sigue en su mira. La guerra puede escalar aún considerablemente.

Quizás los separatistas se contenten con las regiones de Luhansk y Donétsk. Pero los sucesos de Debáltsevo demuestran que un agresor rapaz no puede ser detenido solo con diplomacia, tampoco al más alto nivel. Si los separatistas avanzan próximamente en dirección a Járkov o Mariúpol, se plantea efectivamente la cuestión de un envío de armas a Kiev. Pero sobre todo deben implementarse más sanciones contra quienes en Rusia apoyan a los separatistas. La diplomacia europea ha llegado a sus límites.

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