El poder adquisitivo de los pensionistas lleva varios años descendiendo. El 0,25% de aumento mínimo anual fijado por el Gobierno de Rajoy significa una merma efectiva de su capacidad de compra.
Con el fuerte aumento de los precios y tarifas básicas -agua, luz, combustibles, y cesta de la compra- que se espera este año la subida aprobada por el Ministerio significa que los pensionistas perderán cerca del 1,5% de su poder adquisitivo.
El año que entra traerá un encarecimiento de los servicios esenciales -agua, luz, combustibles, telecomunicaciones- que se traducirá más tarde o más temprano en un nuevo encarecimiento de la cesta de la compra. Las previsiones más realistas cifran ya la inflación este año entrante entre un 1,5% y un 2%. Eso significa que -de mantenerse la subida de las pensiones en el mínimo establecido por el Gobierno, el 0,25%, unos míseros 2,67€ al mes para una pensión media- las pensiones en España perderán entre un 1,25% y un 1,75% de su poder adquisitivo.Según una encuesta reciente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los españoles pierden un 26% de ingresos al jubilarse: s decir, que si una persona percibía un salario de 1000€ mensuales, tras jubilarse sus ingresos serán de 740€. La encuesta afirma que un 33% de los jubilados españoles reconocen que su calidad de vida ha empeorado tras dejar el trabajo. La OCU alerta también que un 25% de los pensionistas dependen de una única pensión para poder vivir; de ellos una cuarta parte de los jubilados no tiene suficiente con su pensión para llegar a fin de mes.
Otros estudios, como los de el Instituto AVIVA (una entidad que emite estudios sobre ahorro y pensiones), son mucho más demoledores. Según AVIVA, un 48% de los jubilados apenas puede cubrir la mitad de sus gastos diarios, un 10% apenas puede hacer frente al 40% de sus gastos y un 10% apenas puede cubrir una cuarta parte de lo necesario para vivir.
Según datos ministeriales, 1,96 millones de jubilados cobran de pensión entre 600 y 655 €. Es el tramo de cuantía con un mayor número de pensionistas. Los que cobran menos de 1000 € mensuales triplican a los que cobran más de esa cantidad. Teniendo en cuenta que el umbral de la pobreza se halla 670 € mensuales, se puede decir que la gran mayoría de nuestros pensionistas tiene ingresos por debajo de ese umbral, un total de 4,9 millones de jubilados.
A esto hay que sumarle las consecuencias más dañinas de la crisis no sólo sobre los propios pensionistas -como recortes en sanidad o copagos farmacéuticos- sino también sobre sus familias. Los altos niveles de paro y de precariedad, los recortes salariales, etc… que han provocado que la pensión se convierta en el único sustento de varias generaciones de una misma familia. Así sucede con la mayoría de los 1,6 millones de hogares con todos sus miembros en paro. Viviendas en las que padres, hijos y nietos subsisten sólo con la menguada pensión del jubilado.
Tanto CCOO como UGT han convocado concentraciones en todas las capitales de provincia, para exigir al Ejecutivo central que rectifique y aumente las pensiones al menos de acuerdo con las previsiones de inflación. El aumento del 0,25% que ha aprobado el Consejo de Ministros «es una miseria que condena a los pensionistas a perder dinero un año más». Además han hecho un llamamiento a que el Parlamento elabore leyes que revaloricen las pensiones conforme a la previsión de inflación, así como medidas que aseguren el presente y el futuro del sistema público de pensiones, como su financiación adicional via impuestos.
Recortar -por la activa o por la pasiva, tanto da- el poder adquisitivo de los pensionistas es un atentado no sólo contra un sector especialmente vulnerable, que tras toda una vida de trabajo y sacrificios no puede disfrutar de las mínimas condiciones de bienestar en los últimos años de su vida. Es un ataque contra todos. Por eso hay que exigir que ese poder adquisitivo no sólo se mantenga, sino que se recupere hasta los niveles anteriores a la crisis y que alcance luego los niveles europeos. Las pensiones deben subir por encima del IPC.