La deuda pública o la prima de riesgo han pasado a ser las estrellas de todos los telediarios. Conformando una maraña económica que parece no dejar otra alternativa que aceptar los draconianos planes de ajuste dictados por el FMI o la Comisión Europea. Lo que no nos cuentan es como detrás del incremento de los intereses de la deuda hay un gigantesco saqueo
La “deuda ública” -el conjunto de deudas que mantiene un Estado frente a bancos, empresas, particulares u otro país- es un instrumento imprescindible para obtener liquidez. Puede ocurrir que los ingresos -la liquidación de los impuestos…- no entren en caja en el preciso momento que se deben hacer algunos pagos inmediatos. O que el Estado quiera emprender una inversión -obra pública…- para el que no es suficiente el saldo en caja. Como ocurre con una familia -tiene que hipotecarse para comprarse una casa, no es suficiente con el salario- el Estado recurre el endeudamiento para obtener los recursos financieros necesarios. Lo hace emitiendo títulos de deuda -que garantizan al comprador un interés establecido mientras esté en vigor-. Sin este mecanismo de financiación ningún Estado podría funcionar. ¿Quién tiene el control de la deuda pública? El problema no es la deuda pública, sino quien tiene el control sobre ella, y para qué utiliza ese poder. El Estado vende sus títulos de deuda en una subasta pública, donde se establece la duración -puede ser deuda a corto, medio o largo plazo- y el interés a pagar. Los principales compradores de estas subastas de deuda son los bancos centrales -las instituciones financieras de los países más poderosos-, fondos de inversión -que gestionan el capital de grandes monopolios o de grandes fortunas- y los principales bancos nacionales y extranjeros. Son las principales potencias -a través de sus bancos centrales- o las oligarquías financieras más poderosas -con bancos o fondos de inversión que mueven cientos de miles de millones en todo el mundo- quienes pueden monopolizar las subastas de deuda e imponer sus condiciones. Se convierte en un mecanismo de presión e intervención política, porque pueden abrir o cerrar el grifo de la liquidez que necesita la hacienda pública para subsistir. Y es un gigantesco negocio para el gran capital financiero mundial. No sólo comercian, y obtienen jugosos beneficios, cuanto mayor sea nuestra deuda. porque a través de los intereses que debe abonar el Estado -a veces usureros- se apropia de una parte importante de la riqueza nacional. También porque los títulos de deuda pública, una vez adquiridos, se convierten en productos financieros que se compran y venden en un mercado secundario de derivados que mueve cientos de miles de millones. Nosotros nos endeudamos, y ellos comercian, y obtienen jugosos beneficios, cuanto mayor sea nuestra deuda. ¿Por qué suben los intereses de la deuda? España tiene una deuda pública que supone el 60,1% del PIB. Ese porcentaje asciende en Francia al 81,7%, en Alemania al 83,2%, en Japón al 220%… ¡y en EEUU al 689,6%! Sin embargo, contra la lógica de estos números, los intereses que no paran de subir no son los de la deuda norteamericana, japonesa o alemana… sino los de la española. ¿Por qué? La realidad es que los intereses de la deuda no están fijados por “las leyes del mercado”, sino por el poder político de las grandes potencias, con EEUU a la cabeza, y su control sobre el sistema financiero mundial. El “riesgo país” -el indicador del “riesgo” de invertir en un país, y que condiciona los intereses que los grandes fondos exigen- está determinado por el EMBI, un indicador económico calculado por el J.PMorgan Chase, el principal banco norteamericano La “prima de riesgo” -el sobreprecio que se exige a un país para comprar su deuda, en comparación con el interés que ofrece el bono alemán- depende en buena parte de las calificaciones otorgadas por las agencias de rating, un oligopolio en manos de EEUU -Moody´s y Standard&Poor´s, vinculadas al corazón de Wall Street controlan el 80% del mercado-. El gran capital norteamericano controla en exclusiva el mercado de CDS, los seguros frente al impago de la deuda. Pueden elevar el precio de estos seguros, que se refleja inmediatamente como un incremento de la “prima de riesgo”. Ellos deciden que “riesgo” tiene cada país, y obtiene un suculento botín de ello. La “prima de riesgo” griega ha subido, desde la imposición del primer plan de rescate, de 278 a 1.503 puntos básicos… ¡un 540%! La de Portugal, de 89 a 1.701 puntos… ¡un 1.203%! En sólo 11 días de julio, la prima de riesgo española subió desde los 235 a los 336 puntos… ¡un 43% en menos de dos semanas! ¿Que supone la deuda pública para tu bolsillo? Hace dos años la “prima de riesgo” española estaba en 58 puntos básicos. Esta semana ha subido a 385. Esto significa que estamos obligados a pagar a los propietarios de la deuda pública, sólo en concepto de intereses, 40.548 millones de euros más. ¡Un 129% más que todos los subsidios que se repartieron el año pasado cinco millones de parados! ¿Quién se queda este gigantesco botín? Los cuatro principales bancos españoles controlan el 77,3% de la deuda pública en manos españolas -un 45% del total-. Obtienen dinero del Banco Central Europeo al 1% ó 1,5% y lo invierten en comprar deuda española, que les da un 6% de interés. El gran capital extranjero controla el 55% de la deuda pública española. Se queda directamente con una buena parte de los intereses, e indirectamente -a través del pago de las deudas contraídas con el exterior por los bancos españoles- con la mayoría del botín. ¿Y quienes acabamos pagando este gigantesco negocio? Usted y yo. El dinero de más que el Estado tiene que pagar números nos lo sacan reduciendo nuestros salarios, elevando los impuestos, reduciendo los gastos sociales… Gracias al incremento de los intereses cada familia española estamos obligados a pagar al gran capital extranjero y nacional un “impuesto adicional” de 4.400 euros… En un momento donde 17 millones de españoles no llegan a ser ni mileuristas. Esta es la sangrante concreción del dominio de las grandes potencias y oligarquías que, como planteaba Lenin, “imponen a toda la sociedad los tributos en provecho de los monopolistas”. El dominio de la oligarquía financiera El capital financiero, concentrado en un puño y que goza del monopolio efectivo, obtiene un beneficio enorme, que se acrece sin cesar, de la constitución de sociedades, de la emisión de valores, de los empréstitos (*) del Estado, etc., consolidando la dominación de la oligarquía financiera, imponiendo a toda la sociedad los tributos en provecho de los monopolistas. (…) En Francia, los cuatro bancos más importantes gozan "del monopolio absoluto" para la emisión de valores. Y el monopolio garantiza beneficios monopólicos de las emisiones. Al hacerse los empréstitos, el país que los negocia percibe habitualmente no más del 90% del total; el 10% restante va a parar a los bancos y demás intermediarios. El beneficio de los bancos en el empréstito ruso-chino de 400 millones de francos fue del 8%; en el ruso (1904) de 800 millones, del 10%; en el marroquí (1904) de 62,5 millones, del 18,75%. El capitalismo, que inició su desarrollo con el pequeño capital usurario, llega al final de este desarrollo con un capital usurario gigantesco. (…) Los beneficios excepcionalmente elevados que proporciona la emisión de valores, como una de las operaciones principales del capital financiero, desempeñan un papel muy importante en el desarrollo y consolidación de la oligarquía financiera. "En el interior del país no hay ningún ‘negocio’ que dé, ni aproximadamente, un beneficio tan elevado como el servir de intermediario para la emisión de los empréstitos extranjeros", dice la revista alemana "Die Bank". (…) (Lenin, “El imperialismo, fase superior del capitalismo”) (*) Los empréstitos son las obligaciones de pago -préstamos a un interés-. Los empréstitos públicos son las emisiones de deuda pública.