16-3-2017
Todavía no tenemos la agenda oficial para el encuentro del mes que viene en Florida entre el presidente Trump y el presidente chino Xi Jinping. Pero tras 75 años de liderazgo estadounidense en el mundo, la cumbre podría señalar el principio de un traspaso de poder desde los EEUU hasta China. Trump ha abrazado una política de retirada del mundo, abriendo un espacio que será llenado de forma voluntariosa por el Partido Comunista de China (…)
La creciente fortaleza diplomática de China importa. Un jefe de Gobierno asiático me dijo recientemente que en cualquier conferencia regional, “Washington envía un par de diplomáticos, mientras que Beijing envía docenas. Los chinos están en cada reunión de comités, y ustedes no”. El resultado, dijo es que Beijing marca la agenda asiática cada vez más.
La Administración Trump quiere racanear los fondos estadounidenses para Naciones Unidas. Eso es música para los oídos chinos. Beijing ha (…) incrementado su financiación para la ONU y probablemente estará encantada de cubrir el déficit a medida que EEUU se retira (…)
El primer acto de importancia de la Administración Trump fue retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico (TPP), un tratado que (…) habría creado un bloque que podría oponerse al creciente dominio comercial de China en Asia. El TPP era, en palabras del primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, una ‘prueba de fuego’ de la credibilidad estadounidense en Asia. Con la retirada de Washington, incluso férreos aliados proestadounidenses como (…) el primer ministro australiano Malcolm Turnbull ha dejado caer la posibilidad de que China se una al TPP, básicamente convirtiendo un grupo concebido como disuasión contra China en un brazo más de la influencia china.
El papel global de Estados Unidos ha significado siempre estar a la vanguardia en ciencia, educación y cultura. Una vez más, Washington va para abajo mientras Beijing sube. En la propuesta presupuestaria de Trump, los Institutos nacionales de Salud, la NASA y los laboratorios nacionales se enfrentan a recortes mutiladores (…)
La Administración Trump quiere un ejército mayor. Pero esa nunca ha sido la forma en la que China ha intentado competir con el poder estadounidense. Los líderes chinos me han mencionado que esa fue la estrategia soviética durante la Guerra Fría, que fracasó miserablemente. El mensaje venía a ser: dejemos que Washington gaste recursos en el Pentágono, mientras Beijing se concentra en la economía, la tecnología y el ‘soft power’.
El nuevo asesor de seguridad nacional de Trump, H.R. McMaster, dijo una vez que intentar luchar contra Estados Unidos de forma simétrica -tanque a tanque- era “estúpido”. La estrategia más inteligente sería una asimétrica. Los chinos parecen haberlo comprendido.