La llegada de Trump trastoca todo el orden mundial establecido pero China intenta no verse arrastrada a la dinámica impuesta por la nueva administración del Imperio. Tanto en el terreno económico de la globalización, como en el militar en la región de Asia-Pacífico.
“El mundo se ha vuelto de repente más complicado para China”, como decía recientemente un artículo de La Vanguardia. El vacío creado por Trump con su ideario: “América primero” ha situado a China y a los dirigentes del Partido Comunista chino en una encrucijada. El reto de asumir el papel de gran timonel de la globalización, o proseguir en su estrategia de avanzar paso a paso consciente de su todavía debilidad económica y sus limitaciones. Como declaraba el presidente chino Xi Jinping: “Hacer grande a China y devolverle el orgullo de ser una gran potencia, pero a su ritmo y condiciones”.
Lo que pasaría por mantener su estratégica hoja de ruta de concentrarse en vigilar la salud de su economía, apostar por una globalización dirigida a un desarrollo más inclusivo (según expresó el presidente chino en la Conferancia de Davos), oponerse al proteccionismo comercial y apoyar el multilateranismo y la colaboración internacional. «En la globalización China quiere mantener su hoja de ruta: “Hacer grande a China y devolverle el orgullo de ser una gran potencia, pero a su ritmo y condiciones»
La economía china ha moderado su crecimiento en los últimos dos años. De cuando crecía por encima del 9% al 6,7% en 2016 y el 6,5% previsto para este año 2017. Lo que inquieta a los dirigentes chinos preocupados por evitar un malestar social que no solo trunque el ritmo de crecimiento sino que desestabilice políticamente al país.
Los cuatro principios chinos de las relaciones bilaterales
La llegada de Trump ha cubierto de incertidumbre el sistema de relaciones en todo el planeta, y en particular las relaciones entre China y Estados Unidos. En apenas los primeros diez días de su mandato, el nuevo presidente norteamericano ha trastocado todo un sistema de relaciones bilaterales construido desde 1979, cuestionando la política de Una Sola China y retirando a EEUU del Acuerdo de Libre Comercio Transpacífico (TPP).
Frente al giro de Estados Unidos, los dirigentes de Pekín se afanan por mantener el estatus quo previo a la llegada de Trump. El gobierno chino se ha mostrado desde el mismo momento de la elección del magnate norteamericano dispuesto a que la “cooperación y las relaciones bilaterales continúen fortaleciéndose” con la nueva administración “a partir de un nuevo comienzo”.«Mantener las relaciones bilaterales sobre los principios de: No conflicto. No confrontación, Respeto mutuo. Y cooperación de ganar-ganar»
Según Hua Chunying, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, “ambas partes deben tratar de ser amigos y socios, en lugar de oponentes y enemigos” sobre la base de los principios de: No conflicto. No confrontación, Respeto mutuo. Y cooperación de ganar-ganar.
A pesar del giro dado por Barak Obama en la segunda parte de su mandato, desplazando los intereses geoestratégicos de EEUU a la región de Asia-Pacífico y al cerco y contención de China, el gobierno de Pekín considera significativo el “progreso de las relaciones chino norteamericanas en los ocho años de Obama”. Y confían en que, a pesar de las agresivas declaraciones de Trump en temas económicos y comerciales la confrontación no desemboque en una guerra comercial China-EEUU.
Según un informe del Centro para China y la Globalización, organismo con sede en Pekín, dirigido por notables expertos con vinculación directa con el gobierno chino, una disputa en el comercio bilateral sería perjudicial para los dos, pero sobre todo para Estados Unidos, según He Ning, ex jefe de Asuntos Americanos y Oceánicos del ministerio de Comercio. Estados Unidos perdería importantes acuerdos comerciales -como el de Boeing para vender 300 aviones a varias empresas chinas por un importe de 38.000 millones de dólares, en un mercado que necesitará 6.800 aviones en los próximos 20 años- y la oportunidad de entrar junto con China en un tercer mercado, el de la “Franja y la Ruta” -la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda que incluye a más de 60 países y regiones y una población de 4.400 millones de personas-.«Alterar el principio de Una Sola China no sólo “correrían peligro” las relaciones bilaterales sino “el orden internacional”»
Además, el director del Centro, Wang Huiyao, destacó en la presentación del informe los “intereses entrelazados de forma sin precedentes” entre las dos principales potencias económicas del mundo y confió en el papel de las multinacionales en la “estabilización de los vínculos bilaterales”. Algo en lo que el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China, Alan Beebe, coincidió con las personalidades chinas. Señalando, al ser preguntado sobre la nueva política de Trump, que “las compañías estadounidenses consideran muy importantes las relaciones entre los dos países y la mayoría actuará en función de lo más beneficioso para sus intereses”, a pesar de la inquietud por la nueva política de Washington para que las inversiones retornen a Estados Unidos.
Taiwan, un giro inesperado
Pero si en el terreno económico Pekín está haciendo todo lo posible por evitar una guerra comercial con Washington, el despliegue militar en Asia-Pacífico y las relaciones con Taiwan amenazan no sólo las relaciones bilaterales, sino con crear una situación explosiva de alta tensión.
Si hay un asunto intocable para China es Taiwan, la isla que considera parte inalienable de su territorio. Trump, al cuestionar la política de Una Sola China, “a menos que China haga concesiones en áreas como el comercio” dice el mandatario, ha abierto un nuevo frente de confrontación. Trump ha colocado a Rience Priebus como jefe de gabinete de la Casa Blanca, encabezando el grupo de asesores que forman la llamada “conexión taiwanesa”, conocidos por su antagonismo hacia China y partidarios de dar a Taiwan un papel más activo en la región.
El gobierno chino no tardó en responder a la conversación telefónica de Trump con la presidenta de Taiwan, Tsai Ing-wen, que ponía en jaque casi 40 años de diplomacia chino-norteamericana: “El principio de Una Sola China es la base de las relaciones entre Pekin y Washington” y de alterar esa posición las relaciones “correrían peligro”. El diario chino Global Times va más lejos y advierte de que pasar por encima de ese principio alteraría tanto el patrón de comportamiento actual entre las dos potencias como “el orden internacional”. EEUU ya no se vería como un aliado moderador de las aspiraciones independentistas de la isla, sino como un Maquiavelo dispuesto a jugar con fuego con tal de llevar a China contra las cuerdas.
La visita del secretario de Defensa, James Mattis, a Japón y Corea del Sur, para reforzar la “Triple Alianza” de Estados Unidos con estos dos países (corroborando la decisión de desplegar en la región de Asia-Pacífico el 60% de sus fuerzas aéreas y navales, reforzar el rearme de estos países y la modernización del armamento de Taiwan) también ha sido respondida por el gobierno chino.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores de China advertía a EE.UU del riesgo de inestabilidad en Asia-Pacífico. «Exhortamos a que la parte estadounidense adopte una postura responsable y deje de dar declaraciones erróneas». Insistiendo en la soberanía sobre el archipiélago de las islas Diaoyu (Senkaku para Japón), que “forman parte inseparable de China desde la antigüedad, algo que es un hecho histórico irreversible”. Mattis había aprovechado su viaje para garantizar que Estados Unidos apoyaría militarmente a Japón para defender las islas frente a China.
El gobierno de Pekín ya advirtió, después de unas declaraciones del secretario de Estado, Rex Tillerson amenazando con bloquear militarmente el acceso de China a las islas artificiales que China construye en aguas en disputa en el mar del sur de China, del peligro de una “confrontación devastadora.
Si en el terreno económico China trata de no verse arrastrada a una “guerra comercial”. En temas de soberanía y territorio está dispuesta a defender por todos los medios, incluida la fuerza, sus intereses vitales.
Rosa dice:
China tienes tantas inversiones en capital inmobiliario, depósitos y bonosnd EEUU que si empezara a soltar, desestabilizaria la economía yanki. Y la de Trump, aquí hay algo q huele a podrido y no está en China