En septiembre pasado, cuando Josep Borrell acompañó a los reyes en su visita a EEUU, Trump sugirió al ministro español “construir un muro en el desierto del Sáhara para frenar la inmigración”. Borrell lo reveló entonces en un coloquio en el Club Siglo XXI. Pero no dijo nada de lo que Trump le dijo sobre Cataluña.
Hoy lo sabemos, gracias a un comentario del periodista Fernando Onega en una tertulia de Antena 3. Según Onega de lo que pasa en Cataluña no solo se habla en Europa, sino también en Estados Unidos, poniendo como ejemplo lo que el presidente norteamericano reprochó al ministro Borrell sobre lo que el gobierno español hace con Cataluña: “Ustedes están machacando la región más próspera de España”.
No es la primera vez que el presidente norteamericano cuestiona al gobierno de España y su defensa de la unidad frente al secesionismo catalán.
En septiembre de 2017, a pocos días del 1-O, Trump respondía de forma ambigua a las preguntas de los periodistas delante de Rajoy en su visita a la Casa Blanca. A la pregunta de si Estados Unidos apoyaba la actuación del gobierno de Rajoy en Cataluña, primero decía que “España es un gran país y tendría que continuar unido”, para a continuación cuestionar al gobierno: “Nadie sabe si se votará… Creo que el presidente Rajoy dirá que no se votará, pero la gente se opondrá”.
No se trata de que el “señor Trump tenga esta imagen de lo que está pasando en Cataluña” porque “algo estaremos haciendo mal”, como se comentaba en la tertulia televisiva, sino de que desde el centro del imperio hay una estrategia de fondo que siembra la división y el enfrentamiento en los países bajo su cadena imperialista para someterlos a sus dictados.
No es casualidad que la “embajada catalana” en Washington sea una de las primeras que el Govern haya reabierto tras el fin de la aplicación del 155. Y que el ex consejero de Exteriores de la Generalitat, Ernest Maragall se reuniera en noviembre con el congresista Mario Díaz-Balart, que junto con otros congresistas del ala más derechista de la línea Trump, Danna Rohrabacher, Ileana Ros-Lehtinen y Carlos Curbelo, son la cabeza de los apoyos norteamericanos al “procés”, directamente relacionados con el subcomité para Europa, Eurasia y Amenazas Emergentes del Congreso de los Estados Unidos, que hasta hace poco presidía Rohrabarcher. Y desde donde se fomenta la disgregación como arma de dominio. Desde la intervención en los Balcanes al apoyo a los movimientos separatistas en Irán o al traslado de la capital de Israel a Jerusalén.
Entre los objetivos más o menos inmediatos de Washington no parece estar la fragmentación de España, pero se trata de arropar a los dirigentes del “procés” y dejar abierta una herida que debilite cualquier resistencia a sus dictados imperiales.
Solo desde aquí se pueden entender las palabras de Trump, que no son sino un puñado de sal en la herida abierta de la fragmentación.