Redistribución de los salarios y las rentas, ahorro e inversión en la economía productiva. Este es el camino, para salir de la crisis y acabar con el paro, que proponemos desde la candidatura «De Verdad contra la crisis» de Unificación Comunista de España. ¡Sí se puede ganar la crisis en beneficio de la mayoría! Existen recursos para ello en la economía española, pero ahora están monopolizados por un ínfimo puñado de grandes bancos y monopolios. Debe de procederse a una drástica redistribución, que genere un ahorro para invertir en la economía productiva y crear nuevos puestos de trabajo. Y que, al mismo tiempo, que impulsa el tejido productivo, eleve el nivel de vida general. Estableciendo diez escalas salariales, donde nadie tenga un salario menor de 1.000 euros, pero nadie mayor de 10.000 euros. Pero también poniendo coto a los abusos y prácticas fraudulentas de bancos y monopolios, auténtica extorsión a nuestros bolsillos.
Los bancos nos imonen intereses que quintuplican el Euribor o multiplican por ocho el precio oficial del dinero marcado por el Banco Central. Telefónica nos impone tarifas de móvil e internet que duplican la media europea. Las eléctricas han inflado los recibos para cobrarnos más de lo que hemos consumido. Las petroleras disparan el precio de las gasolinas cuando sube petróleo, pero se niegan a bajarlo cuando el crudo desciende. ¡Basta ya! Al de los bancos y monopolios se une el atraco perpetrado por el Estado. Multiplicando los gastos burocráticos y las subvenciones a los grupos oligárquicos –plan de rescate bancario, pago del “déficit tarifario” a las eléctricas-, mientras disminuyen el porcentaje del PIB destinado a gastos sociales, o mantienen pensiones de miseria o a 1,5 millones de parados sin subsidio. Proponemos tres medidas, de aplicación inmediata, para salir de la crisis elevando el nivel de vida general.1.- Acabar con los abusos y prácticas fraudulentas de bancos y grandes monopolios – Obligar a bancos y cajas a trasladar inmediatamente las bajadas del precio del dinero o del euríbor a los intereses de créditos e hipotecas. Disminución drástica de las comisiones bancarias. Revisión de la Ley Hipotecaria que permita renegociar las hipotecas –sin gastos- para alargar los plazos sin incrementar los intereses. Penalización, con devolución de las ayudas públicas recibidas, para los bancos y cajas que no cumplan estas condiciones. – Reforzar la independencia y las atribuciones del Tribunal de Defensa de la Competencia, para que tenga la capacidad de llevar ante los tribunales las prácticas abusivas y fraudulentas de bancos y monopolios.2.- Garantizar y mejorar el poder adquisitivo de los salarios y pensiones – Establecimiento de precios máximos en los servicios básicos (combustibles, electricidad, telecomunicaciones…) controlados por oligopolios. Congelación de las tarifas –y reducción, en aquellos casos que superen la media europea- mientras dure la crisis. – Establecer un sistema regulado por el gobierno de precios mínimos en origen y máximos en destino en productos alimenticios. Acabando con la especulación de los monopolios de la distribución alimentaria, que imponen a los agricultores y ganaderos precios por debajo del coste de producción, mientras nos lo venden a los consumidores a precios escandalosos. – Elaboración de un nuevo Indice de Precios al Consumo de acuerdo al aumento real de las mercancías, productos y servicios, cuyo incremento se aplique automáticamente en la revisión de pensiones y salarios.3.- Participación de los sectores afectados en la gestión de los servicios públicos, y ampliación del porcentaje del PIB destinado a gastos sociales, hasta alcanzar como mínimo la media europea. – Desarrollar mecanismos de control y gestión directa de los servicios públicos por parte de los sectores afectados (tanto de los trabajadores sanitarios, de la enseñanza o los asistentes sociales, como de los que reciben el servicio: pacientes, pensionistas…) como garantía de que esos servicios sociales sirven a sus intereses. -Redistribución del gasto público, eliminando de raíz el despilfarro y los gastos innecesarios para incrementar los gastos sociales (hasta alcanzar, como mínimo, el porcentaje medio del PIB de los principales países europeos) sin tener por ello que disparar el déficit público.