La delincuencia juvenil en Granada baja año tras año. El juez Emilio Calatayud lleva más de ocho mil sentencias a sus espaldas, y durante un solo año el 60% de ellas pasan por medidas de rectificación y reposición del daño hecho que buscan, a través de la práctica, transformar la conciencia del delito en honradez. La culpabilidad es del que comete el crimen, la responsabilidad del que lo juzga.
Seguro que su ropia experiencia sentó las bases para su trayectoria: cuando tenía 13 años, fue enviado por su padre a un colegio malagueño (Campillos) sobre el que recaía una oscura leyenda de correccional. Pero otra cosa hubiera sido sin la determinación de este juez de menores de aplicar la justicia, de acuerdo a la actual legislación, comprendiendo la realidad del delito desde otro punto de vista. Una línea independiente y transformadora de la justicia, que pone a los condenados a reponer sus delitos sirviendo a la sociedad o a sus víctimas. Mientras se agudiza la polémica en torno al tratamiento que da el Código Penal a los delitos cometidos por menores, especialmente ante los casos de asesinato, el juez Calatayud defiende que “hoy se ha judicializado todo, y es normal que los chavales cometan errores o delitos pero no son delincuentes”. Considera que no hay que cambiar la ley y, en todo caso, si se cuestiona la dureza de las penas, hay que hacerlo para el conjunto del código penal, no para los menores. No puede entenderse el delito y su castigo al margen de en qué sociedad vivimos, cuál es la práctica social y la particularidad de cada uno de los menores que acaba ante el juez. Esta forma de pensar la justicia no exculpa del delito, al contrario, exige la reposición del daño. Otra debate, más profundo, es la imposibilidad de reponer nada cuando lo que se ha quitado es una vida. Pero si aplicamos esta lógica a otros delitos, si cogemos algunas de las sentencias del juez Calatayud y las aplicamos, por ejemplo, a los casos de corrupción, seguramente otro gallo cantaría. Que la inspiración me coja trabajando Esta famosa frase de un genio del arte como Picasso, bien podría aplicarse a Emilio Calatayud. Según el Consejo General del Poder Judicial, 450 casos al año es una media razonable para cualquier juzgado, el juez de menores de Granada resuelve 800 al año. Su propio récord está por batir: 42 casos en una hora y media. Los resultados están para que nadie pueda acusarle de superficialidad. Un excelente “papel de tornasol” para todo el sistema judicial. Emilio Calatayud cuenta, además, con un amplio equipo psicólogos, educadores y pedagogos que hacen un seguimiento de los casos. Mantener un joven encerrado cuesta una media de 300€ diarios, con lo que, según Calatayud, “se podrían pagar muchos educadores […] Si se puede moldear para lo malo, también se puede moldear para lo bueno”. El 90% de los casos en los que ha condenado a sacarse el Graduado Escolar lo han aprobado, y sólo un 10% de las condenas resultan “inútiles”. Mientras a los pirómanos lo pones a repoblar bosques y a los culpables de agresiones xenófobas a atender a los inmigrantes que llegan en patera. Son 30 años en la judicatura y 22 como juez de Menores en Granada. Después de publicar “reflexiones de un juez de menores” en el 2007, ha publicado “Mis sentencias ejemplares” (que ha superado la quinta edición), con el periodista Carlos Morán, e ilustrado por un joven condenado en su momento a dibujar un cómic relatando la sentencia. Entrevista a Emilio Calatayud En una gran mayoría de sus sentencias obliga a los menores a sacarse el graduado escolar. ¿Hay una relación directa entre la delincuencia y el fracaso escolar? Desde luego. Es cierto que la familia influye pero lo es más que en el 82% de chavales con perfil de delincuente hay fracaso escolar. Es prioritario luchar contra el fracaso y absentismo escolar. Los niños tienen que estar en la escuela, el fracaso escolar puede ir unido a una vida delictiva. ¿Acaso la única forma de pagar un delito es la pérdida de libertad? ¿Más prisión es igual a más justicia? No. Hay delitos que se deben pagar con privación de libertad, pero debe de ir dirigida a la reinserción. Hay muchas otras formas que contempla la ley que debería aplicar la justicia con adultos como son las medidas de medio abierto, la libertad vigilada, los trabajos en beneficio de la comunidad o las tareas socioeducativas. Hay muchos delitos, quizá la mayoría, en los que se puede reparar el daño que se comete a la sociedad sin necesidad de privación de libertad. Solo en una minoría de las causas que usted lleva los menores están internados en centros. ¿Reinserta más la libertad que los centros? Es cierto que trabajamos más con medidas alternativas pero son necesarias las dos medidas. La ventaja que tenemos es que hacemos un equilibrio entre el delito y la persona que ha cometido el delito. Dentro de los límites legales sabiendo las circunstancias de cada uno de los chavales nos permite establecer una medida más adecuada. No es que sea mejor una medida que la otra, hay que individualizar. Es fundamental conocer las circunstancias de los chavales que pasan por el juzgado. Y es que el 80% de los chavales que cometen delitos no son delincuentes. Hoy se ha judicializado todo, y es normal que los chavales cometan errores o delitos pero no son delincuentes. Claro que hay un perfil con carácter de delincuente pero igualmente hay que conocer su historia, y en base a eso se impone la medida más adecuada dentro de los límites legales. Existen voces que exigen el endurecimiento de las penas a raíz de casos como los de Sandra Palo y otros. ¿Es cierto o falso que la ley del menor da impunidad a los delincuentes? Es falso, los medios han creado la opinión de que existe impunidad con los menores. Siempre pongo el mismo ejemplo: el asesino de Sandra Palo ha sido condenado con 5 años pero ¿y de Juana Chaos?, ¿por cuantos asesinatos ha sido condenado? ¿a cuánto le salió el asesinato? A seis meses. Vaya ¡qué ley más dura! ¿La ley del menor es cada vez más dura entonces? Sí, cada vez es más dura. Se está hablando incluso de rebajar la edad penal a 12 o 13 años. Antes de sentar en el banquillo a chavales de 12 y 13 años conviene más atender problemas como el fracaso escolar, trabajar más con las familias y trabajar desde el punto de vista social. No se puede lanzar mensajes de que todo vale, de que no hay deberes ni obligaciones. Son mensajes ambiguos a los que los menores se sujetan. Hay que poner límite a nuestros menores. Yo, desde luego, dejaba la ley como estaba, y la dotaba de profesionales. Es necesario hacer un balance, un estudio serio de los resultados de esta ley. ¿Cuántos chavales que han pasado por la justicia de menores han acabado en la justicia de mayores? Y en función de los resultados modificaría la ley. ¿Pero hasta cuantos años estamos hablando de encierro en los menores? Nosotros juzgamos a chavales desde los 14 hasta los 18 años. Si el delito lo comete un chaval menor de 16 años el tiempo de internamiento puede llegar a ser de tres, cinco o seis años. Si es mayor de 16 son 6, 8 o incluso diez. Pero ¿qué pasa cuando juzgo a un menor en distintos juicios? Por ejemplo comete dos homicidios y una violación, la ley establece que el tiempo de cumplimiento es el doble de la máxima. Como la máxima son 5 o a veces 6 años, ese chaval estaría privado de libertad 10 años, o hasta 16 años en el caso de ser mayor de 16 años. A partir de los 18 años el juez puede acordar el ingreso en prisión. Pero eso no lo presentan los medios. Luego no son solo cinco años. ¿Cree que los medios están creando confusión entre lo que es conservador y lo que es progresista? Por supuesto y están generando alarma social. No conozco a ningún periodista que se haya estudiado la ley, lo que pasa es que vende mucho el tema de los menores. Están apareciendo nuevos delitos como el maltrato a los padres o los profesores ¿cuál es su origen? Hace años ya que estamos juzgando delitos de este tipo. Las agresiones a profesores las estamos castigando como atentados. En ese caso hemos puesto medidas por ejemplo de servicio a la comunidad, como servir comedores para paralíticos cerebrales, o también condenados a un año o dos de libertad vigilada. En definitiva se les ha condenado como atentados. El maltrato familiar va a más, en algunos casos hemos llegado incluso al internamiento. Normalmente hacemos libertades vigiladas con tratamiento o bien convivencia en grupo educativo. Hay que individualizar mucho, pero lo cierto es que es un delito que va a más y en el que además se ha incorporado la niña. La niña es también muy maltratadora. Se ha manifestado usted en contra de la nueva ley del aborto aprobada por el Gobierno que legaliza el aborto de menores sin el consentimiento de los padres. Me parece una barbaridad. Yo estoy reclamando un pacto por el menor, volver a definir que es un menor. Sin intereses políticos, hay que llegar a un acuerdo. Todos a una en defensa de los intereses de los menores, es responsabilidad de todos. No se está haciendo, me da miedo y lástima que se utilice a los menores como arma política. Cada vez que aparece una noticia sobre un menor se utiliza por los partidos para dañar a su oposición. Es muy peligroso, estamos haciendo mucho daño a la juventud. Tenemos muchos problemas con los menores que atender, es necesario poner límites, y es responsabilidad también de los grupos políticos. Creo que es una barbaridad considerar que una cría de 13 años pueda consentir relaciones sexuales. Yo lo ampliaría a los 14 años, que es la edad más baja en la que se puede contraer matrimonio. Me parece una contradicción que una chica de 13 años pueda mantener relaciones sexuales y no pueda realizar testamento. Me parece una barbaridad que una cría de 16 años pueda abortar sin el consentimiento de los padres y sin embargo no pueda conducir un coche o no pueda solicitar un préstamo hipotecario. Una niña de doce años puede comprar la píldora del día después y no mantener relaciones. Hay contradicciones muy grandes, es necesario pactar, ver qué es un menor, qué puede y qué no puede hacer y no lanzar mensajes de que todo vale. La española Mª José Carrascosa ha sido condenada por un tribunal norteamericano a 14 años de cárcel por violar la custodia de su hijo cuando la justicia española y un Tribunal Internacional la declararon inocente. ¿No tiene recursos la justicia española para apelar la sentencia? ¿Sería igual si se tratase de un país árabe que de los EEUU? Es una barbaridad. Es un problema de relaciones internacionales, tenemos un problema con los convenios internacionales. España no tiene narices para enfrentarse a la jurisprudencia de EEUU. Creo que se está abusando de esa mujer. Los convenios internacionales deben aclararse, y cada pareja cuando contraiga matrimonio debe conocer las consecuencias. Devolver el daño hecho Una de las principales características del juez Calatayud son sus sentencias. A veces pueden haberse quedado en la pura anécdota, pero lo cierto es que en su conjunto definen una forma de entender la justicia, de reponer el daño hecho con la comisión del delito, y de conseguir que el joven condenado cambie “haciendo”, no cumpliendo condena entre cuatro paredes. Estos son algunos ejemplos: 1.- Impartir cien horas de clases de informática a estudiantes, a un joven que había crackeado varias empresas granadinas provocando daños por valor de 2000€ 2.- Cien horas de servicio a la comunidad, patrullando junto a un policía local por haber conducido temerariamente y sin permiso. 3.- Cincuenta horas dibujando un cómic de quince páginas, en el que cuenta la causa por la que le condenaban 4.- Visitas a la planta de traumatología de Granada por conducir un ciclomotor sin seguro 5.- Visitar durante un día entero a parapléjicos, hablar con ellos y sus familias para elaborar más tarde una redacción. El joven fue detenido por circular borracho. 6.- Trabajar con los bomberos por haber quemado papeleras