La unidad, la solidaridad y la movilización ciudadana permitirán que la libertad y la democracia triunfen frente a quienes utilizan el terror como arma.
Madrid y Barcelona, Atocha y las Ramblas, unidos por el dolor y la indignación pero también por la firmeza y solidaridad de un pueblo que sin duda, como ya hemos hecho otras veces, saldrá victorioso contra el terror.
El doble atentado, primero en el centro de Barcelona y luego en la turística localidad de Cambrils, causó 13 muertos y un centenar de heridos.
Apenas 500 metros. Esa fue la distancia que recorrió la furgoneta del terror por las Ramblas, el emblemático paseo de la capital catalana, a una hora, diez minutos antes de las cinco de la tarde, con una masiva afluencia de gente.
El Estado Islámico, a través de su rama mediática Amaq, reivindicó el atentado. Su intención era causar el máximo de muerte y destrucción. Tenían previsto utilizar también explosivos. Solo lo evitó la explosión horas antes de la casa en la localidad tarraconense de Alcanar donde preparaban las cargas.
En las horas posteriores la actuación de la policía evitó una nueva masacre, abatiendo a seis terroristas que irrumpieron con cinturones explosivos en el centro de Cambrils, uno de los núcleos más turísticos de Cataluña.
No cabe ninguna duda de que se trataba de una acción coordinada y planificada, con el objetivo de sembrar, en dos importantes centros de referencia, la muerte, la destrucción, el pánico y el terror.Los responsables de este atentado deben ser perseguidos y detenidos, juzgados y encarcelados. Hay que investigar todas las conexiones para desarticular de raíz las tramas terroristas.
El terrorismo siempre es fascismo, siempre es un atentado contra la democracia y la libertad de todos, y busca imponer por la fuerza sus reaccionarios proyectos a la población.
No existen “lobos solitarios” que se radicalizan y deciden atentar por un impulso individual. Detrás de cada atentado hay un centro que lo ha planificado y organizado, por encima de los ejecutores. Concentrando siempre el golpe en los lugares más sensibles y en los momentos más delicados.
Estos atentados no son una excepción, se escogió cuidadosamente España y se seleccionó Cataluña.
El terrorismo siempre es fascismo porque nada tiene que ver con la respuesta desesperada de los pueblos ante agresiones. Los pueblos jamás luchan asesinando inocentes. Quien lo hace pertenece a otra especie diferente. Y sus actos criminales siempre operan al servicio de los intereses de los grandes centros de poder.
Tener esto claro es también importante para poder ganar la batalla contra el terror.
La lucha contra el terrorismo requiere la actuación de la policía, la justicia, las instituciones y la cooperación internacional. Pero los pueblos no podemos ser meros espectadores. La defensa de la libertad y la democracia, la lucha contra el fascismo, exige la movilización ciudadana.
Y necesita de la unidad y la solidaridad. La respuesta de los ciudadanos de Barcelona, saliendo a la calle a ayudar a los heridos, colapsando los hospitales para donar sangre… expresan la fuerza de un pueblo que no se va a dejar amedrentar jamás.
Inmediatamente, una corriente de solidaridad con Barcelona y con Cataluña recorrió toda España, como sucedió con Madrid tras el 11-M. Espontáneamente, se aparcó cualquier división y enfrentamiento, para abrir paso a una inagotable unidad y solidaridad. Desde Madrid a Canarias, desde Bilbao a Sevilla, tots som Barcelona.
Algunos medios utilizaron los atentados para afirmar que “es necesario por tanto que continúe la acción bélica contra las bases del Estado Islámico, que encabeza EEUU, y se refuerce la unidad y la cooperación de todo los países europeos para hacer frente a la amenaza terrorista”.
Enlazar la lucha contra el terror contra el terror con la obligatoriedad de apoyar las guerras de EEUU es algo más que una falsedad. Alegar que, para garantizar nuestra seguridad, no hay más remedio que asumir nuestra participación en agresiones contra otros pueblos es una subversión.
Desde De Verdad Digital hemos condenado tajantemente el terrorismo y nos hemos opuesto a las guerras desatadas en Oriente Medio. Enfrentándonos a quienes, con unos u otros objetivos, pretenden unir de forma reaccionaria ambas cosas.
En Francia o Bélgica la sucesión de atentados se saldo con un recortes de libertades y un salto en la participación en las acciones bélicas en Siria. Ese no es de ninguna manera el camino para acabar con el terrorismo.
La lucha contra el terror, frente a los reaccionarios proyectos que pretenden imponer a golpe de atentados, la defensa de la libertad, la democracia y la paz, es una bandera de los pueblos.
Hemos derrotado a ETA gracias a la unidad y movilización de todo el pueblo español. Este sí es el camino.