Hay veces que los acontecimientos van a una velocidad imprevista. Llevamos ya tiempo señalando los problemas del despoblamiento rural y de las dificultades crecientes entre los agricultores de mantener una rentabilidad en sus cultivos que les permita tener una renta digna. Pero si una cosa ha cambiado en el conjunto de España en los últimos meses es la enorme sensibilidad social que están teniendo los problemas de la “España vaciada”. Desde aquí saludamos la importancia de que haya sido elegido un diputado (Teruel existe) en una plataforma que lleva muchos años exigiendo cambios en las políticas rurales.
Igualmente agricultores y ganaderos llevamos años denunciando la falta de soluciones sociales y políticas a la progresiva merma económica de nuestras explotaciones. La creciente indignación que se plasma en las últimas manifestaciones por los bajos precios de venta de nuestros productos así lo demuestra.
Contra el despoblamiento
Tal como venimos señalando en anteriores artículos el problema del despoblamiento rural es ahora mismo una cuestión de primer plano. Afecta gravemente a lo que se ha denominado la España vaciada, pero también a la constante disminución de población en el resto de las zonas rurales. La baja rentabilidad en la actividad económica apoyada en una progresiva degradación de los servicios básicos está en la base de un proceso que se va gestando en décadas.
Es una realidad la falta de apoyo en la actividad agrícola y ganadera. Los costos de producción van aumentando en el tiempo mientras que los agricultores vemos cómo nuestros productos apenas varían de precio en muchos años. Este es el primer tejido en la sociedad rural que desaparece o va sufriendo mermas importantes. A la vez, el continuo deterioro de las infraestructuras junto con los recortes y desaparición en determinadas zonas de servicios básicos como sanidad y educación va conformando una situación de quiebra en el tejido económico y social. Si además sumamos la degradación cultural o ideológica a la que se somete a la población rural desde los medios de comunicación, lo que potencia sobre todo en sectores de la juventud el abandono del medio rural y el éxodo a zonas urbanas.
Estamos acostumbrados a que los distintos Gobiernos se acuerden de nosotros en las campañas electorales. Nos piden el voto con determinadas promesas que nunca las van a cumplir. La desidia y la falta de interés en invertir en estas zonas son evidentes. Por eso, ahora exigimos lo que hasta ahora no se ha hecho o nos han quitado. Para poder revertir la situación es necesario llevar una línea de crear riqueza y empleo en el campo y de redistribución de la riqueza. Como ejes generales podemos señalar:
– Comenzar a ejecutar las infraestructuras pendientes y mejorar las inversiones en telecomunicación. Es necesario una base material en la que se pueda desarrollar una actividad económica competitiva.
– Impulsar la actividad económica. Tanto a nivel agrícola y ganadero como las industrias de elaboración alimentaria. Pero también cualquier otro tipo de tejido industrial o comercial que pueda establecerse en estas comarcas.
– Potenciar el empleo en las zonas rurales, particularmente en las comarcas más desfavorecidas, con ayudas a la contratación y rebaja de cargas fiscales.
– Restituir y ampliar los servicios sociales necesarios. Sanidad, educación, apoyo a una vivienda digna, etc.
Entendemos que el sector agrario es fundamental en estos objetivos. Pero estos ejes marcan los intereses de conjunto del mundo rural. Desde las distintas actividades económicas, industriales, comerciales, turísticas, agrícolas o ganaderas, todos tenemos que estar unidos en estas exigencias. Es también el interés del conjunto de las clases populares urbanas o rurales; pues una España vaciada y con abandono de cultivos atenta contra la defensa del medio ambiente rural y las medidas contra el cambio climático.
Apoyamos, desde aquí, la formación de plataformas de lucha en todo el territorio en combate de la España vaciada.
En defensa del sector agrícola y ganadero
Dentro del apoyo a la España vaciada necesitamos una actuación particular en torno al desarrollo y mantenimiento de la actividad agrícola y ganadera. Aunque las condiciones son diferentes en el conjunto nacional, tanto en los cultivos, cereal, frutos secos, oliva, viña, etc., como en las condiciones de cada comarca, distribución de la tierra, climatología, etc., podemos plantear algunos puntos básicos:
- Apoyo al cooperativismo. El sector agrícola y ganadero lo constituyen un buen número de pequeñas explotaciones, generalmente familiares, que se enfrentan a una baja productividad y rentabilidad. Es necesario el apoyo y creación de cooperativas que agrupen a pequeños y medianos agricultores. Tienen que ser democráticas y transparentes, y predominar la cooperación colectiva sobre la individual. Sirven para comercializar colectivamente la producción, pero también las compras de materias primas más baratas. En su desarrollo es importante impulsar la colectivización de servicios comunes a los agricultores, como pueda ser la utilización de maquinaria.
- Creación de empleo. Desde las administraciones e instituciones correspondientes es fundamental fomentar la creación de puestos de trabajo, sobre todo con un carácter estable y permanente, con rebaja de impuestos. Hace falta crear escuelas o cursos de formación de tractoristas, podadores, especialistas. Potenciar en algunas zonas escuelas de pastores, trasvasando los enormes conocimientos que tienen los viejos de la profesión y aportando otros conocimientos técnicos. Potenciar el empleo de los autóctonos y a su vez con trabajadores extranjeros que en muchos casos son también base del poblamiento rural.
- En el económico. Es necesario sustentar la falta de rentabilidad de los cultivos y explotaciones ganaderas. Hacen falta ayudas económicas que hagan rentables dichas explotaciones. La PAC (Política Agraria Común) es necesaria. Pero no queremos ayudas que van a parar a las economías más fuertes, parasitarias, y en general improductivas, que no revierten en el desarrollo rural. No queremos ayudas que sean una “prejubilación”. La PAC debe estar orientada a combatir el despoblamiento y revertir en el mundo rural, al tiempo que es sustento de la actividad agrícola y ganadera. Atender al relevo generacional potenciando los jóvenes agricultores. Apoyo financiero a proyectos de creación de nuevos cultivos.
- Mercado justo. Los precios de los productos tiene que ser acordes a los costes de producción. Apoyo estatal a la comercialización de los cultivos y productos ganaderos. Partiendo de las exigencias europeas a la calidad de nuestras producciones (eliminación de tratamientos perjudiciales a la salud), poner en valor y a mayor precio nuestro mercado frente a la introducción de alimentos de dudosa fiabilidad. Defensa de los precios en el mercado internacional.
- Asistencia técnica. Establecer organismos de consulta técnica para la mejora de las explotaciones agrícolas; aumentar la productividad de las mismas es muy importante. Asimismo, orientar sobre la creación de nuevos cultivos más adecuados a la comarca y más rentables. Es necesario desarrollar la productividad de las explotaciones agrícolas así como determinar cuáles son más rentables.
- Potenciar la producción ecológica. Por una agricultura más protectora del medio ambiente, utilizando las técnicas de la agricultura regenerativa. Marcar la trazabilidad de los productos alimentarios cuidando los tratamientos de cultivo.
- Energías renovables. Es necesario financiar las instalaciones eólicas o de energía solar. Es particularmente importante apoyar los trabajos selvícolas de limpieza y clareo de montes, y apoyo a cooperativas de transformación de la biomasa resultante y su utilización como combustible alternativo.
8. Acercar el campo a la sociedad. Es necesario establecer medidas para conectar la sociedad urbana y la rural. Por ejemplo, fomentar el trabajo de estudiantes (universitarios, becarios) en trabajos en prácticas en el sector agrícola; en agricultura ecológica, ganadería, o prácticas de medio ambiente.