Quieren cargarse nuestro futuro, el de nuestros hijos o nietos. Sobran los motivos para una huelga general en la enseñanza. Pero debemos tener claro a quién nos enfrentamos. No asistimos a «una nueva ofensiva de la derecha» para imponer «una enseñanza religiosa y sexista». Lo que sufrimos es la intervención y el saqueo de Washington y Berlín. Ellos son los que han impuesto recortes en la educación antes impensables. Quieren degradarnos a la categoría de un país «de tercera o cuarta división». Y por eso nos dicen que «ya no podemos permitirnos una educación de primera». El dinero que antes se dedicaba a formar a los jóvenes españoles ahora lo reclaman los bancos alemanes, franceses o norteamericanos.
El 9 de mayo, la Plataforma Estatal por la Escuela Pública ha convocado una huelga general en la enseñanza. Los convocantes incluyen sindicatos de profesores, como CC OO, STES, FETE-UGT, USO y CGT, organizaciones de padres como la CEAPA, y asociaciones de alumnos como el Sindicato de Estudiantes, además de los Movimientos de Renovación Pedagógicas.
Es un llamamiento dirigido a alumnos, profesores y padres. Que los alumnos no acudan a clase. Que los profesores no acudan a su puesto de trabajo. Que los padres no lleven ese día a sus hijos al colegio.¡Ese es el camino! ¡El de la unidad!
¿Por qué hay que fragmentar la respuesta de los estudiantes, de los profesores y de los padres? ¿Qué justifica la división entre las movilizaciones de la educación infantil, la primara y la secundaria o la universitaria?
Todos sufrimos los mismos recortes. Y la solución solo vendrá de la unidad. Por eso todos debemos apoyar y participar en esta huelga general de la enseñanza.
Pero debemos tener claro a quién nos enfrentamos. Los convocantes de la huelga tachan de “inconstitucional” la “Ley Wert”. Y esgrimen como razones principales que “apuesta de forma velada por la segregación por sexos en la enseñanza concertada; prima la religión católica frente a la enseñanza laica, impone un modelo neoliberal que incide en el reparto de riqueza, y en las comunidades con lengua cooficial merma su implantación”.
Esto es un “totum revolutum” que confunde, y sobre todo genera división. Estableciendo un enfrentamiento entre la educación pública y la concertada, entre la enseñanza religiosa y laica…
Contradicciones que existen, pero que al colocarlos en primer plano no hacen sino esconder a los principales responsables de los recortes que todos sufrimos.
Los recortes en la educación española vienen determinados por el avance de un proyecto hegemonista cuyo objetivo es la degradación política del país para imponer un drástico trasvase de la riqueza nacional hacia el exterior, y que se traduce en un ataque masivo contra el 90% de la población.
Que el tijeretazo en la enseñanza viene determinado por los dictados de Washington y Berlín quedó evidenciado en abril del año pasado, cuando una semana después de aprobar los presupuestos generales -que ya reducían la inversión educativa en un 21,9%-, el gobierno de Rajoy se vio obligado -ante las presiones de Bruselas y el FMI- a anunciar, de madrugada y sin previo aviso, un “recorte extra” de 10.000 millones… 3.000 de ellos en la enseñanza.
Si sumamos los tijeretazos del gobierno central y las autonomías, estamos hablando de 6.400 millones menos invertidos en educación entre el 2.010 y el 2.013.
España no puede permitirse una “educación de primera”, porque debe pagar como “un país de tercera”.Mientras se recortan 6.400 millones para la educación… se pagan 10.000 millones anuales más por la deuda externa.
Estas imposiciones hegemonistas se han traducido en un ataque masivo contra el 90% de los sectores educativos. Nadie -ni padres, ni alumnos, ni profesores, ni la educación concertada…- se han salvado del hachazo.
En primer lugar, contra los propios alumnos. Los recortes han impuesto una preocupante degradación de la enseñanza. Se han eliminado 13.000 profesores -para una población escolar de 800.000 alumnos más-, suprimido buena parte de los programas de refuerzo para alumnos con dificultades, cancelado la construcción de nuevos colegios, y reducido a su mínima expresión los medios a disposición de los ya existentes… Hasta el punto de que algunos han tenido dificultades para pagar los gastos ordinarios -luz, gas, agua, calefacción…-.
En segundo lugar, contra las propias familias, para las que la educación de sus hijos empieza a ser una carga insoportable. Se han reducido a la mitad las becas, eliminado buena parte de las ayudas de comedor o transporte, limitado drásticamente el acceso a las subvenciones a la compra de libros de texto… además de soportar un incremento del IVA en los artículos escolares desde el 4% hasta el 21%.
Si vamos a la educación universitaria, el incremento de las tasas -que pueden alcanzar el 66%-obliga a un desembolso anual de alrededor de 1.000 euros. Junto a los prohibitivos precios de los masters -obligatorios para completar la formación tras la reforma impuesta por Bolonia-, que superan los 3.000 euros.
¿Qué familia trabajadora podrá permitirse, en la actual situación de recortes, paro y empobrecimiento, enviar a su hijo a la universidad?
Los efectos de los recortes educativos se dejan sentir especialmente en la educación pública, y particularmente en los barrios más populares. Pero afecta también a la educación concertada, de la que depende la educación de aproximadamente un tercio de los alumnos, entre los que se encuentran muchos hijos de familias del pueblo trabajador. Las subvenciones públicas a la educación concertada se han reducido en los últimos tres años un 20%… Llegando incluso, como en el caso del gobierno catalán, a no pagar durante varios meses las transferencias comprometidas.
Continuamos por el profesorado, al que se le ha impuesto una reducción salarial cercana al 25%. Despidiendo a miles de interinos -que durante años habían sido sometidos a una interinidad ilegal, a pesar de trabajar como un profesor titular-, y obligando a los que quedan a trabajar más horas por menos dinero, y a encargarse de la educación de más alumnos con menos medios.
Oponerse al hachazo a las condiciones laborales del profesorado no es una “reivindicación corporativa”. Afecta a la calidad de la enseñanza. Y, por lo tanto, nos concierne tanto a los profesores como a los alumnos y padres.
Frente a la degradación de la educación que pretenden imponernos Merkel y el FMI, desde Unificación Comunista de España proponemos un programa concreto, que pueda convertirse en “un programa de mínimos” que aglutine tanto a padres, profesores y alumnos, como a la enseñanza pública y concertada.
I.- Derogación de todos los recortes que afecten a la educación. Equiparación inmediata de la inversión educativa a los niveles de 2007. Un plan para que, en el plazo de cinco años, nos igualemos con la media de la UE de inversión en educación.
ï€ Un gran acuerdo nacional -como un Pacto de Toledo de la educación- donde se establezca que la educación “no se toca”. El cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit, o de devolución de la deuda, no debe afectar a la inversión en educación.ï€ Restablecimiento de todas las ayudas y programas sociales relacionados con la educación: becas comedor y transporte, ayuda a la compra de libros de texto…ï€ Restablecimiento de todos los programas educativos de apoyo a los alumnos con dificultades.ï€ Restablecimiento de las becas, y un programa para duplicarlas en el plazo de cinco añosï€ Congelación de las tasas universitarias durante cinco añosï€ Un Plan Nacional de Educación, que establezca las necesidades educativas, especialmente en los barrios más populares, en las zonas rurales, y respecto a los alumnos con dificultades, planificando los medios necesarios -nuevos colegios, más profesores, mejora de equipamentos…-. Estableciendo las “condiciones mínimas” que debe cumplir cualquier colegio, instituto o universidad.II.- Frente a la sucesión de leyes educativas que se superponen y contradicen, pero que siempre suponen una degradación de la educación, un gran acuerdo nacional, en el que participen alumnos, padres, profesores, gobierno central y autonómicos, y organizaciones sociales, que establezca el “programa mínimo”, unos raíles que no puedan ser cuestionados, para una educación nacional, democrática, científica y al servicio del pueblo.
ï€ Derogacion de la reforma Wert, especialmente en los puntos que establece la segregación prematura del alumnado en diferentes itinerarios educativos.ï€ Apertura de un proceso democrático, para establecer los planes de estudio de acuerdo a las necesidades nacionales y populares.ï€ Aprobación de un programa que garantice la convivencia del castellano con las lenguas propias de cada nacionalidad, y al mismo tiempo impulse el conocimiento de las lenguas de las nacionalidades en toda España.III.- Fortalecer la unidad entre todos los sectores de la educación -alumnos, profesores y padres-, impulsando organismos comunes y un programa minimo común.
ï€ Apoyar las reivindicaciones de los profesores, que no son coorporativistas, sino que afectan a la calidad de la educación. Exigimos la reposición de los interinos despedidos, y su transformación en puestos fijos, estableciendo el número de profesores que necesitamos para una educación de calidad.ï€ Restablecimiento del poder adquisitivo perdido de los profesores, imponiendo una escala salarial que limite por arriba.ï€ Reconocimiento del papel social que cumple la educación concertada, contabilizando ese dinero al mismo nivel que la inversión en educación pública, y prohibiendo cualquier recorte de las subvenciones a los centros concertados.IV.- Ampliación de la democracia y de la capacidad de decisión de la comunidad educativa.
ï€ Fortalecimiento del papel decisorio de los Consejos Escolaresï€ Eliminación del director elegido a dedo y de todas las restricciones a la actividad de los profesoresï€ Expulsión de los órganos de gestión de las universidades de bancos y monopolios