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Telefónica encarga a UBS acelerar la venta de la filial inglesa O2 por 12.000 millones

Telefónica quiere cerrar antes del 28 de febrero, último día para presentar cuentas auditadas, la venta de O2 para reducir deuda y salir mejor en la foto. Con este objetivo, la operadora ha encargado a UBS encontrar un comprador para su filial británica tras no cuajar las negociaciones con British Telecom. Fuentes del sector indican que la española está en conversaciones avanzadas con varios operadores, entre otros Hutchinson Wampoa. Ayer, Bloomberg especulaba con la posibilidad de que este holding con sede en Hong Kong pudiera pagar 13.600 millones de dólares (12.000 millones de euros) por la filial de Telefónica.

UBS está liderando la operación de desinversión en el Reino Unido, clave para que Telefónica mejore su solvencia financiera. La calificación de la deuda de Telefónica está apenas dos grados por encima de lo que se considera grado de inversión o bono basura. Tanto Moody’s como Standard & Poor’s consideran que los 44.900 millones de euros de deuda neta que arrastra el grupo y el ratio de endeudamiento sobre el beneficio operativo de 2,52 veces es todavía muy elevado e incluso ha crecido respecto al cierre de 2013, cuando era de 2,36.

César Alierta está llevando personalmente las negociaciones de O2 mano a mano con Juan Monte, responsable de banca de inversión para UBS. La multinacional española tiene dos opciones encima de la mesa. La primera es la venta de O2, que ya intentó sin suerte a finales del pasado año. Las negociaciones con British Telecom no llegaron finalmente a buen puerto porque la inglesa optó por comprar Everything Everywhere (EE). En aquella transacción, la filial de Telefónica se valoró en 14.000 millones, de los que 6.000 los recibiría en metálico y el resto con un canje de acciones. UBS ha valorado O2 en 9.600 millones de libras, 12.000 millones de euros. La segunda sería una ampliación de capital que Alierta quiere evitar como sea pese a las propuestas recibidas en las últimas semanas de varios bancos de inversión.

La alternativa de Hutchinson Wampoa consistiría inicialmente en un pago total en efectivo, si bien el gigante asiático quiere revisar la valoración que se manejó para el acuerdo fallido con BT. O2 tiene un beneficio operativo o ebitda de 1.700 millones, por lo que la clave es qué multiplicador se le aplicará a esa cifra. Si se toma como referencia las operaciones de Vodafone con Ono y de Orange con Jazztel, la tasación puede irse hasta los 17.000 millones. Pero las estimaciones más razonables indican que el grupo chino no pagará más de siete veces, es decir, unos 11.900 millones, lo cual coincidiría con los cálculos de UBS.

Un negociador muy duro

Hutchinson Wampoa tiene fama de ser uno negociador muy duro, como ya pudo comprobar la propia Telefónica cuando el pasado año le vendió su negocio en Irlanda. La operación se cifró en 850 millones, 70 de los cuales estaban condicionados a la consecución de una serie de objetivos financieros pactados entre las partes. La transacción se hizo a un múltiplo de 7,1 veces el beneficio operativo, lo que obligó a la española a reconocer pérdidas de 513 millones.

De concretarse, ya sea a Hutchinson o a otro operador, la venta de O2 supondría la salida de Telefónica del Reino Unido, área en la que entró en 2006 con la compra de esta compañía a British Telecom por 26.000 millones de euros, incluidos sus clientes en Chequía y Alemania. Para Hutchinson Wampoa, que es dueño de 3 Group, el cuarto operador inglés de telecomunicaciones, supondría un salto cuantitativo, tanto en Inglaterra, como en Europa, donde está presente en países como Austria, Italia, Dinamarca, Suecia e Irlanda.

Para Telefónica sería una operación de rentabilidad dudosa, pero que le permitiría obtener fondos suficientes para elevar su solvencia y financiar la compra de la brasileña GVT, por la que tiene que desembolsar 3.400 millones en efectivo. De esta forma, evitaría hacer una ampliación de capital dilutiva para los accionistas minoritarios, un objetivo fundamental para Alierta que quiere cerrar sus cuentas anuales –la fecha límite es el 28 de febrero– con un balance mucho más saneado. El grupo ya ha vendido sus actividades en Centroamérica, Chequia, Irlanda, China y Alemania, así como Atento, su call center, para bajar de los 51.000 millones que llegó a adeudar.

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