Quienes más la conocen aseguran que la presidenta de Andalucía y del PSOE, Susana Díaz, quien ayer anunció a IU el adelanto de las elecciones andaluzas para al próximo 22 de marzo, no es partidaria de formar un Gobierno de coalición con el PP para garantizar la estabilidad frente al ascenso de Podemos. Pero tampoco ocultan que, en privado, ya apuesta por promover que gobierne el partido más votado.
En principio, se refiere al Gobierno de España, a algo que de hecho ha venido produciéndose sin cesar en democracia salvo las tres excepciones que supusieron las mayorías absolutas de Felipe González, José María Aznar y la actual de Mariano Rajoy. Todos los presidentes, desde 1977, han tenido que gobernar de esa manera, con apoyos externos, siempre de los nacionalistas, a excepción de Rajoy y por que sólo ha tenido un mandato que se presume irrepetible.
Pero en el seno del PSOE –no sólo Díaz- son muchos los que apuestan porque ese principio de “que gobierne el que gane” se extienda a las comunidades autónomas –nunca a los ayuntamientos- alcanzando un entendimiento tácito con el PP. De hecho, la propia líder socialista andaluza señala que, aunque un pacto con el PP es imposible porque España no es Alemania, puede haber estabilidad sin gobiernos conjuntos.
Para ella, la política de pactos va a ser decisiva porque quien gobierne va a tener que hacerlo con un arco parlamentario muy difícil por lo fraccionado que estará. Pero, si se tiene en cuenta que la presidenta andaluza asegura que no se ve gobernando con Podemos en ningún escenario –porque no le da seguridad a la hora de cumplir la ley y garantizar la unidad de España, según dice-, cabe concluir eso tan andaluz de “verde y con asas, alcarraza”. Es decir que, cuando habla de que gobierne el que más votos tenga pactando la estabilidad del Ejecutivo, se refiere al PP en exclusiva.
De ahí que, incluso en el seno del PSOE, los sectores más renovadores, uno de los cuales quiere representar el propio Pedro Sánchez, anden preguntándose si el adelanto electoral andaluz, además de representar un paso de Susana Díaz hacia la toma del poder en Madrid –tanto del PSOE como del Gobierno de España-esconde su intención de abrir paso a un nuevo período histórico en el que las viejas derecha e izquierda –hoy representadas por todo el PP y por una parte sustanciosa del PSOE que mantiene el poder autonómico y municipal o vive tan a gusto como sempiterna oposición institucional a la espera de su turno- implica el sostenimiento del actual sistema tal y como lo tienen diseñado los poderes fácticos de la Unión Europea. Por supuesto, gracias a acuerdos de fondo e incluso puntuales que garanticen la estabilidad del orden establecido.
Esos sectores aseguran que cuanto más repasan el comportamiento de la presidenta andaluza desde que alcanzó su cargo, más se convencen de que aspira a gobernar España garantizando el mantenimiento del “establishment”. Y citan como ejemplos su apoyo incondicional a Felipe VI cuando afirma en privado que sólo él puede liderar el nuevo tiempo que se ha abierto porque es la persona adecuada en el momento adecuado, al entendimiento cordial con Mohamed VI de Marruecos aunque sea al precio de sacrificar al pueblo saharaui so pretexto de salvar acuerdos de pesca, a su buena relación con Mariano Rajoy cuando visita La Moncloa y, sobre todo, a su deseo de ser tratada como una auténtica “mujer de Estado” que piensa más en España que en el PSOE o su persona, lo que evidencia, dicen, su afán por mantener encuentros con Artur Mas y otros presidentes autonómicos o el envío de cartas hasta al Papa Francisco invitándole a reflexionar juntos.
De lo que cada vez están más convencidos casi todos los sectores del PSOE es de que, sin embargo, Díaz dice la verdad cuando asegura, en público y en privado, que no aspira a presentarse a las primarias que los socialistas convocan en julio para elegir a su candidato a presidente del Gobierno en las generales de noviembre. En eso, en llegar a la candidatura para la Moncloa, aseguran allegados y adversarios, no parece tener tanta prisa como parece. Salvo que, como hemos señalado en cuartopoder.es, las municipales de mayo sean un éxito en Andalucía y una catástrofe en el resto de España. Pero, incluso si las cosas salen regular, si en el resto de España hay estancamiento, tampoco descarta, según fuentes parlamentarias, apoyar un recambio de Sánchez que esté dispuesto a asumir que, si fracasa en noviembre, debe dejarle paso a ella para que se presente en las siguientes. Un recambio que ya tiene nombre y que, añaden, lleva una muleta de apoyo como tándem. Se trata, afirman, de Carme Chacón, a quien también apoyarían José Luís Rodríguez Zapatero y otros sectores del partido, incluido el PSC de Miquel Iceta. El número dos -por decirlo de alguna forma porque en primarias no hay listas- sería Eduardo Madina. Pero esta ya es, por no resultar agotadores, historia de otro “contar”.