Existe una clave que va a determinar si avanza el peligro de privatización o el blindaje constitucional de las pensiones, y es la unidad. Por eso las tres divisiones que recorren la sociedad contrastan con una realidad contundente: ‘somos 47 millones de pensionistas’.
La reforma de las pensiones continúa su difícil camino hacia la aprobación que Bruselas exigía para el 1 de enero de este año, a cambio de continuar recibiendo los fondos europeos. Los sindicatos, los grupos parlamentarios, los dos socios de Gobierno, la CEOE… defienden distintas alternativas y se enfrentan por ellas. Ante la reforma existen distintas posiciones y alternativas, como no puede ser de otra manera. El problema no son estas divisiones, sino las que nos enfrentan a los distintos sectores de la sociedad. Me explico.
Hace poco menos de 3 años, el Banco Central Europeo pronosticaba que las pensiones en España serán un 50% más bajas en 2050. El Banco Central Europeo tiene diseñado cuánto tienen que bajar las pensiones en los próximos 40 años.
Al mismo tiempo, hay que recordar que mientras el negocio de los fondos privados de pensiones equivale al 48% del PIB mundial, sin embargo, en España son todavía un negocio marginal. Somo un ‘mercado virgen’, y en estos años, desde la crisis de 2008, hemos aprendido que ‘la voracidad’, ‘la avaricia’ o ‘los excesos’ son enemigos enfrentados a los intereses del país y del conjunto de la sociedad.
Por eso debemos cuidar la unidad y rechazar el enfrentamiento en la defensa de las pensiones públicas. Digo esto porque seguro que han observado las corrientes de enfrentamiento que circulan estos días cuando se habla de pensiones.
Se enfrenta a los actuales pensionistas entre sí por la cuantía de su pensión, se les enfrenta con la juventud, y se les enfrenta con el resto de la sociedad. Cuando la realidad es que somos 47 millones de pensionistas, presentes o futuros, de uno u otro sector, con una mejor o peor pensión, de una parte u otra del país. Esta es la realidad que se corresponde, además, con el diseño del Sistema Público de Pensiones, cuya esencia misma es la solidaridad intergeneracional e interterritorial. Veamos cómo ocurre.
Se habla de los privilegios de los pensionistas para que hasta los recortes sean de justicia
El marco de la escasez
Hay un ‘marco necesario’ para el enfrentamiento, que es la escasez. Como no hay dinero para todo el mundo, hay que competir por lo que hay. Es más, si se destina dinero a las pensiones es porque se le quita a otros sectores de la sociedad. Y contribuyen a ello hablando de lo ‘generosas’ que son las pensiones en España,
No es cierto que no haya dinero, ni que para financiar las pensiones se quite de otros gastos. De hecho, en 20 años el PIB se ha duplicado, pese a la crisis. Y va a seguir creciendo, porque lo va a hacer la capacidad productiva del país. La realidad es que dedicamos menos riqueza y porcentaje del total a las pensiones públicas que otros países, como Grecia, Italia, Francia, Austria, Portugal o Finlandia.
Las pensiones egoístas
Tras la manifestación convocada por la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones el diciembre pasado, en un medio de comunicación se hacía la siguiente reflexión: ‘¿no creen que en un momento de pérdida de poder adquisitivo de los salarios, que después de que se suban un 8,5% las pensiones, pedir el blindaje es demasiado?’.
Las pensiones se han revalorizado un 8,5% en enero, que es la media de la inflación del año pasado. Aunque esto no significa que se recupere todo el poder adquisitivo perdido. Es una medida buena para las pensiones y permite recuperar una parte importante.
Pero, ¿por qué se enfrenta a los pensionistas con el resto de la sociedad por recuperar tan solo una parte del poder adquisitivo? Se trata de hablar del ‘egoísmo’ y de los ‘privilegios’ de los pensionistas, para que cuando vengan los recortes, estos puedan considerarse hasta ‘de justicia’.
Dejar paso a la juventud
Lo mismo se hace con quienes son el futuro de las pensiones. Se dice que hay que jubilarse antes para dejar paso a las nuevas generaciones, o que si se mantiene la cuantía de la pensión, no se podrán pagar las pensiones del futuro.
Esto señala a muchos debates necesarios, como el de los salarios, las cotizaciones o los derechos en el mercado laboral. Pero lo que es más cierto es que si eliminamos el problema de la escasez en las pensiones, y forzamos que solo se hable sobre cómo mejorarlas porque la Constitución nos obliga a pagarlas, la conclusión será: ‘si es bueno para mi abuelo, será bueno para mi’. De ahí que haya quienes pensamos que el próximo gran paso para el progreso del país es el del blindaje constitucional de las pensiones.
Distintas formas, un mismo objetivo, dividir y enfrentar.
Solo a un pequeña parte de la sociedad no le preocupan las pensiones públicas, porque su futuro está vinculado a fondos de pensiones millonarios. El Estado debe preservar el derecho a hacer negocio con la inversión privada, tanto como impedir que se haga a costa de la degradación de las pensiones públicas. Porque las pensiones públicas nos incumben a la inmensa mayoría, seas de Galicia o de Murcia, arquitecta o fontanero. No somos 9 millones, somos 47 millones de pensionistas.
Nos la jugamos
También hemos oído hablar sobre la ‘insolidaridad’ de quienes cobran pensiones más altas, o de la generación del ‘baby boom’, porque como son más deberían cobrar menos para no sobrecargar el sistema. Distintas formas, un mismo objetivo, dividir y enfrentar.
Lo más importante es la unidad. Hay mucho que debatir y mejorar, pero solo será posible si blindamos las pensiones en la Constitución prohibiendo de forma explícita la privatización y la pérdida de poder adquisitivo. En esto nos la jugamos 47 millones de pensionistas.