Rajoy nos dijo que «no hay dinero para los servicios públicos». Y que, por tanto, los recortes, aunque sean dolorosos, son inevitables. ¡Miente! Van a recortar 7.267 millones de euros a la sanidad pública. Y ahora nos enteramos que el comprador de Catalunyacaixa «que previsiblemente será el Santander de Botín- recibirá 8.800 millones de ayudas públicas. ¡Esto es un escándalo! ¡Quieren recortarnos la sanidad para poder seguir regalando miles de millones a los banqueros!
Es una sencilla operación matemática. Todos los recortes anunciados estos días en la sanidad pública suponen menos dinero que la factura de uno solo de los rescates bancarios. «¿Y todavía tienen la desvergüenza de decirnos que “no hay dinero” y que por eso “los recortes son inevitables”?»
Los recortes en sanidad –impuestos por las exigencias de Bruselas- van a suponer la aplicación del copago farmacéutico a los pensionistas. Nos van a cobrar por las prestaciones sanitarias que consideren “accesorias”, como el transporte no urgente en ambulancia. Y se excluirá de la sanidad pública a todos los inmigrantes ilegales, y a los mayores de 26 años que no hayan cotizado.
Uno de los médicos que se manifestaba contra los recortes era muy explícito sobre las consecuencias: “va a morir gente por estos recortes”.
¿Y todo para qué?
Otra noticia, convenientemente silenciada por los grandes medios, nos lo explicaba.
Después de haber sido saneada con dinero público –el Estado es ahora dueño del 90% del capital- Catalunyacaixa va a ser subastada al mejor postor. Todos los grandes bancos se están peleando para quedarse con la segunda caja catalana.
Y además, el Estado se hará cargo, a través del Fondo de Garantía de Depósitos, del 80% de la cartera de créditos dudosos de Catalunyacaixa. Esto se traducirá en ayudas públicas por valor de 8.800 millones de euros… ¡Un 120% de la suma de todos los recortes en sanidad!
Regalar la CAM al Banco de Sabadell nos costó 4.500 millones del dinero público. Ahora regalar Catalunyacaixa a Botín nos costará 8.800 millones.