«No sólo se oculta la historia revolucionaria de la lucha de los pueblos, como decías, sino también su presente.»
María José Salvador
Responsable del Comité de Formación de Unificación Comunista de España
Desde hace más de 30 años editorialista de las publicaciones del grupo De Verdad. Especialista en política internacional y teoría.
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Una escuela de marxismo “muy especial”. Así está convocando Unificación Comunista de España la escuela de Semana Santa que se celebra en Madrid. ¿Qué tiene de especial la Escuela de Semana Santa?
Todas las escuelas son especiales porque son únicas, nada se repite; pero sí, en esta se da una combinación que la hace más especial. Primero porque es una Escuela Central de todo el Partido, nos vamos a juntar compañeros de toda España y esto solo podemos hacerlo aprovechando periodos de vacaciones. La anterior la hicimos en el puente de la Constitución.
Por otra parte, el temario también va a ser único porque se combinan varias cosas. Por un lado, este año se cumple el centenario de la Revolución de Octubre; por otro, estamos haciendo un ciclo de Escuelas titulado “La historia del capitalismo a través de sus crisis”; y además estamos en el proceso de elaboración de las ponencias para actualizar nuestra Línea Ideológica y Política en el próximo Congreso. Con estos tres elementos estamos preparando el contenido de la Escuela. Cada uno de ellos daría para varios días, pero tenemos un tiempo limitado y hay que aprovecharlo.
Es especial porque junto con el temario de la historia del capitalismo, celebraremos el triunfo revolucionario de Octubre que abrió una nueva época y colocó al Imperialismo a la defensiva, y pondremos en común el trabajo de las comisiones que están preparando las ponencias del Congreso. Un calendario apretado e intenso que estoy segura que disfrutaremos.
Desde principios de año se dedican horas y reportajes a hablar sobre el centenario de la Revolución de Octubre y se difunde una idea, que la Revolución abrió un “breve siglo XX”, pero sobre todo que su influencia y el marxismo, son cosas del pasado que quedaron enterradas definitivamente con la caída del Muro de Berlín.
Primero una aclaración, la caída del muro de Berlín nada tiene que ver con el marxismo. Los comunistas de UCE celebramos la caída de la superpotencia soviética. La URSS se convirtió en una potencia fascista e imperialista que levantaba la bandera roja para ocultar y justificar los más horrendos crímenes contra el pueblo ruso y los pueblos del mundo. No eran marxistas, la revolución perdió el poder en la URSS muchos años antes de desaparecer; ese muerto no es nuestro.
Respecto a lo que difunden los medios de comunicación, ayer mismo ojeé un especial de EL PAIS sobre la Revolución de Octubre, bajo el título “La revolución que los rusos quieren olvidar”. No voy a entrar en su contenido, sólo una frase; según el reportaje, “los bolcheviques tomaron el poder, en el cambio más súbito y amenazante que conoció la historia del siglo XX”. Es muy significativo que lo califiquen como el cambio más súbito y amenazante, dado que en el siglo XX ha habido dos guerras mundiales con millones de muertos, la guerra fría con sus arsenales nucleares, el nazismo con su holocausto, … y podríamos seguir. Creo que cuando se refieren a la revolución proletaria como el cambio “más amenazante”, están reconociendo lo que ya han dicho muchas veces: el marxismo ha sido y sigue siendo el único oponente capaz de derribar el orden imperialista. Nunca un cadáver provocó tanto esmero en sepultarlo; ríos y ríos de tinta, de fotogramas y de tertulias. Si está muerto ¿por qué tanto trabajo?
El marxismo sería algo del pasado, si hubieran desaparecido las circunstancias que le hicieron nacer y ocupar el papel de ser la teoría necesaria para cambiar el mundo. ¿Acaso ha desaparecido el capitalismo? ¿Acabó la explotación que los grandes capitales imponen sobre el 90% de la población? No, por supuesto. En la última escuela estudiamos el texto de Lenin sobre “El Imperialismo, fase superior del desarrollo capitalista”, su actualidad es apabullante. Y las herramientas de conocimiento que da son imprescindibles para conocer el mundo actual, para comprender el papel de los monopolios, el dominio de las oligarquías financieras, su ligazón con el Estado, la “unión personal” de industriales y banqueros con los políticos. Entonces, cabe preguntarse a quién le interesa que la izquierda y la gente luchadora crea que el marxismo es una antigualla, la respuesta es fácil, a los que tienen el poder y manejan a su antojo los climas de opinión dominantes.
El marxismo es el heredero legítimo del pensamiento más avanzado. No sé por qué va estar trasnochado luchar por la libertad, por un mundo sin explotación ni opresión como hacemos los comunistas. Yo lo considero de máxima actualidad. Dado el poder cada vez más concentrado y más amenazante de las burguesías imperialistas, lo que nosotros defendemos coincide con los intereses de la inmensa mayoría de la humanidad. Queremos, como dijo Lorca, “que se cumpla la voluntad de la tierra, que da sus frutos para todos”.
Hoy se oculta la historia revolucionaria de la lucha de los pueblos, pero sobre todo que la ideología y el pensamiento revolucionario quede enterrado lo más hondo posible. Sin embargo el Manifiesto Comunista es uno de los libros más vendidos del mundo, hay un renovado interés, incluso ocupa los primeros puestos de ventas en muchos países.
Desde luego, con el estallido de la crisis los textos de Marx se convirtieron en best-sellers. Supongo que muchos de los que se acercaran a ellos por primera vez se sorprendieron de su rabiosa actualidad. Basta con adoptar una actitud honesta, como requiere el estudio de cualquier ciencia, para comprobar el hondo conocimiento que el marxismo proporciona sobre las leyes que rigen el desarrollo del capitalismo.
Lo que sucede es que la ciencia del marxismo no es neutral, toma partido. Su razón de ser no es interpretar el mundo, sino transformarlo en beneficio de los explotados. Y como decía Lenin, en una sociedad fundada sobre la lucha de clases, no es posible una ciencia social imparcial, por eso debe ser tratada como una “secta perniciosa”. Los que pretenden reducir el marxismo a un método de análisis traicionan su esencia, y desde luego no comprenden ni el “abc” de esta teoría. Por el contrario, los imperialistas y grandes centros de poder sí son plenamente conscientes de su carácter revolucionario, se han pasado todo el siglo XX combatiendo sus efectos. Le reconocen la categoría de ser el único oponente que ha puesto en peligro su poder, hasta el punto que cuando se produjo la implosión soviética –que interesadamente relacionaron con el marxismo-, quisieron celebrarlo como el fin de la Historia. Y por eso ha de quedar muerto y enterrado.
Creo que no sólo se oculta la historia revolucionaria de la lucha de los pueblos, como decías, sino también su presente. El Imperialismo, y su exponente principal, el hegemonismo norteamericano, tiene cada vez más dificultades para imponer su orden mundial. Ante el avance de los pueblos, su poder es cada vez más limitado, más en retroceso, y aunque no hay que desestimar su fuerza, hay que tener claro que son “tigres de papel”. Por ejemplo, EEUU impuso en toda Iberoamérica dictaduras sangrientas, vuelos de la muerte, genocidios, … Treinta años después debemos preguntarnos ¿quién ha ganado? ¿Los Pinochet o los Allende? ¿Y en África quién? ¿el apartheid o Mandela? En nuestro país ha caído destrozado el modelo bipartidista, … Los pueblos avanzamos y el imperialismo retrocede, aunque sus coletazos sean temibles.
También en la izquierda ese es el pensamiento dominante, que se ha cerrado el proceso revolucionario que abrió Octubre, que acabar con la explotación es una “utopía irrealizable” y la izquierda se tiene que “conformar” con combatir los excesos del capitalismo. ¿Por qué todos los ataques al marxismo se centran en cuestionar su carácter científico?
Estos días estamos en plena vorágine de preparación de los contenidos de la Escuela y a tu pregunta me viene inmediatamente la respuesta que Lenin da en el ¿Qué Hacer?, escrito en 1902 y dedicado a deslindar los campos entre la revolución y el reformismo. Lo tengo aquí, cuando expone las tesis de los reformistas dice:
“En qué consiste la «nueva tendencia, que asume una actitud «crítica» frente al marxismo «viejo, dogmático»: La socialdemocracia debe dejar de ser el partido de la revolución social para transformarse en un partido democrático de reformas sociales. (…) Se ha negado la posibilidad de basar el socialismo en argumentos científicos y en la concepción materialista de la historia; (…) se ha declarado carente de fundamento el concepto mismo de «objetivo final» y rechazado de plano la idea de la dictadura del proletariado; (…) Así pues, la exigencia de que la socialdemocracia revolucionaria dé un viraje decisivo hacia el socialreformismo burgués ha ido acompañada de un viraje no menos decisivo hacia la crítica burguesa de todas las ideas fundamentales del marxismo”.
O sea, Lenin, en 1902, vincula la posición de derechas, que renuncia a la revolución para transformarse en un partido de “reformas sociales”, con la crítica al marxismo, denunciando el carácter burgués de estas críticas. Porque, claro que el marxismo es una teoría viva y en desarrollo que ha de dar respuesta a los nuevos problemas que aparecen en la vida política. Claro que hay que criticar sus puntos débiles sometiéndolos a los fuertes. El problema aparece cuando desde estas posiciones, se critica al marxismo para taparse las vergüenzas de haber caído en la “charca del reformismo burgués”. Desde luego, hay que criticar a Marx si uno quiere justificar que el objetivo pase a ser “radicalizar la democracia” y abandonar el de acabar con la explotación capitalista.
¿Es precisamente por eso que en el ciclo de escuelas que este año está celebrando UCE se ha puesto hincapié en el carácter científico del marxismo, poniendo de manifiesto su influencia y relación con el pensamiento más avanzado?
Si, en gran parte. Llama la atención que las críticas vuelvan a ser las mismas que hace ya un siglo tuvo que combatir Lenin. Lo que se presenta como novísimas teorías son viejos argumentos remozados y en algunos casos ni eso.
En la escuela que dedicamos a la ciencia y al combate al empirismo, nos encontramos que Lenin y Eisntein coincidieron plenamente en la posición y el punto de vista filosófico frente a los empiristas. He de aclarar que no me refiero al plano político, sino al filosófico. Lenin para desarrollar el marxismo y Einstein para desarrollar la física, se vieron obligados a combatir esta tendencia que llama a dudar de todo, a afirmar que el conocimiento es relativo y no podemos estar seguros de él. Se trata de la corriente principal filosófica en la actualidad y sus consecuencias son nefastas, porque paraliza el conocimiento.
La posición filosófica, propia del materialismo dialéctico, en la que coinciden Lenin y Einstein, es la que en realidad nos coloca en el límite del conocimiento, nos permite seguir avanzando y profundizando en él.
¿Es el marxismo una ciencia para transformar el mundo? Y como decía Lenin: ¿“Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria”?
Como acabas de decir, esta es una de las tesis más conocidas de Lenin, “Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario” y que se acompaña de otra en la que afirma que “sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir la misión de combatiente de vanguardia”. Lenin, tuvo que combatir las desviaciones economicistas y reformistas de los partidos de la IIª Internacional y evidenciar que abandonado a sí mismo, a sus luchas espontáneas, el movimiento obrero sólo puede generar reformismo, sólo lucha por vender en mejores condiciones su fuerza de trabajo, pero no puede llevar adelante una lucha política revolucionaria que le libre de la dictadura del capital. Para esto precisa del marxismo, de la teoría científica que muestra cómo se desarrolla el capitalismo y qué ha de hacer para liberarse de su explotación. La conciencia revolucionaria, de clase, viene de fuera de esa lucha económica, no es espontánea, necesita de la teoría.
Como decías al principio, mucho se está hablando de la Revolución de Octubre, y entre los que siguen llamándose comunistas hay una tendencia mayoritaria a apoyar la tesis de Gramsci de que fue una revolución contra “El Capital” de Marx, contra lo que llaman el “etapismo cerrado y ortodoxo del materialismo histórico” que, según ellos entienden, contradice el hecho de que la revolución estallara en Rusia, un país atrasado que no había hecho aún la revolución burguesa.
Bueno, en la Escuela de Semana Santa, entre otras cosas, vamos a responder a esta tesis gramsciana que tan de moda está entre nuestros actuales politólogos y líderes de la izquierda y pensamos demostrar que su limitada comprensión del marxismo les lleva a secundar este tipo de afirmaciones, que por otra parte, son totalmente contrarias a las que Lenin, dirigente de la revolución, afirmaba.
Desde el Comité de Formación habéis convocado las escuelas como Escuelas Populares de Marxismo. ¿Por qué “populares”? ¿Qué carácter tienen, a quiénes van dirigidas y dónde se celebran?
Son escuelas populares, abiertas a la participación de cualquiera, se considere marxista o no. No son escuelas sólo para militantes o simpatizantes. En cada sesión buscamos que cualquier persona interesada por comprender la realidad actual, pueda dotarse de herramientas teóricas, de útiles para el conocimiento. Que aun sin conocer nada de la teoría marxista, pueda comprender sus tesis fundamentales y utilizarlas.
Ahora estamos con el ciclo de “La historia del capitalismo a través de sus crisis” y el próximo que abriremos en Mayo va a estar dedicado a la historia de España.
Las hacemos en las sedes del partido en cada provincia y tienen una pequeña matrícula de 6€ para el dossier de los textos de estudio que se proporciona. También aquí buscamos que no haya selección de ningún tipo y que todo el que esté interesado pueda acudir.
UCE ha declarado este año como “año del Congreso”. ¿Qué relación hay entre los ciclos de escuelas y la preparación del Congreso?
Tiene mucha relación. Nosotros somos un partido revolucionario en el que una de nuestras consignas es “no hay más dirigente que nosotros mismos”. Nos educamos y practicamos que cualquier militante del partido es dueño y responsable de su línea ideológica y política y de que ésta no se aparte del camino revolucionario. Una base imprescindible para que esto sea realidad y que el pensamiento y la línea del partido no esté monopolizado por unos pocos es la formación.
En este año de preparación del Congreso es fundamental dar a todo el mundo el mayor nivel de conciencia sobre la teoría marxista y nuestra línea para que pueda realmente tener criterio y capacidad de decidir el rumbo que el partido ha de tomar. Para que haya libertad en el Congreso y se decida con plena conciencia de qué supone defender una u otra tesis ideológica o política.
En los partidos se encargan ponencias a un “grupo de expertos”. Vosotros habéis formado Comisiones de Trabajo. ¿Qué carácter tienen estas Comisiones?
Como te decía, en nuestro partido buscamos que todos podamos ser expertos, “rojos y expertos”, como decía Mao. Lógicamente no vamos a estar todos al mismo nivel, pero elevar el nivel de conciencia es un objetivo permanente en cada una de nuestras actividades.
Cuando nos propusimos la elaboración de las ponencias para el Congreso hicimos un llamamiento general a todos los miembros del partido sin importar su trayectoria, antigüedad, méritos,… simplemente, que estuviera interesado en participar. Hemos formado 10 comisiones, con cien participantes.
Maonesa dice:
Imprescindible