Ante la afirmación de este titular, alguien podría decir: “Ya era hora de que nos diéramos cuenta…”
Sin embargo, no es una afirmación genérica. Cuando hay división en la izquierda, la derecha se beneficia, así de sencillo. Y en este momento tenemos por un lado mucha división en la izquierda, y al otro lado una ultraderecha y una derecha con un programa altamente agresivo contra los intereses populares, respaldadas por la nueva administración norteamericana de Trump.
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Una situación peligrosa
No son las primeras elecciones en las que nos enfrentamos a la posibilidad de que pueda ganar una coalición del PP con Vox. Pero la situación en estos momentos es más grave. ¿Qué factor ha producido este cambio cualitativo?
La respuesta es: Trump.
Donald Trump y la línea que representa en la cabeza del imperio, no es tampoco el mismo Trump que ganó las elecciones en 2017. Esta vez ha ganado con una mayoría holgada que le ha permitido coger la iniciativa para llevar su programa adelante. Y en estos seis meses ha demostrado hasta dónde está dispuesto a llevarlo adelante.
Veámoslo en concreto, es imprescindible para que podamos actuar acertadamente. En su política exterior: ha impuesto a la OTAN –con la excepción de España- el objetivo del 5% del PIB en gasto militar y lo ha conseguido en 6 meses. Para tomar medida de lo que esto significa tenemos que recordar que en su anterior mandato su propuesta era el 2%; en definitiva ha multiplicado por 2,5 sus exigencias. Hemos podido ver también, su trato humillante a líderes internacionales en el despacho oval, empezando por Zelenski hasta el presidente de Sudáfrica.
Pero hay un hecho que ha marcado un antes y un después en la política exterior de Trump: el bombardeo a Irán la madrugada del domingo del 22 de junio. Bombardear tres lugares estratégicos nucleares de Irán, una potencia regional de Oriente Medio y hacerlo utilizando tecnología militar de punta es lanzar un mensaje claro: soy la única superpotencia, soy superior militarmente y estoy dispuesta a hacerlo valer en los hechos si no se me obedece.
Pero tenemos que ver también otros hechos de la política que impulsa la nueva administración norteamericana y los sectores que defiende y representa en el interior de los países que lidera. Los niveles de crueldad del genocidio en Gaza, ejecutado por Netanyahu pero amparado por USA; la expulsión de forma violenta, humillante e indiscriminada de los emigrantes de Estados Unidos o el intento de prohibir la manifestación del Orgullo por parte de Orbán, la sierra de Milei… marcan el camino de un ataque furibundo a los derechos humanos, a las libertades fundamentales y a las condiciones de vida que defiende la línea Trump y sus acólitos.
Es fundamental que desde la izquierda identifiquemos estos “signos” que definen el momento y la situación de grave peligro para la paz, las libertades y los derechos conquistados por la lucha popular en el mundo y en nuestro país.
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Hay que buscar la unidad.
Las fuerzas de izquierda tienen toda la legitimidad y no sólo la obligación de mantener su programa, sus diferencias, entre los diferentes partidos y formaciones pero tenemos que hacerlo buscando la unidad y fortaleciendo la unidad.
No, no es el momento de la división, ni del enfrentamiento partidista. Es el momento de que todos los partidos, movimientos sociales, activistas… hagamos lo posible y si hace falta “lo imposible” para poner por delante todo lo que nos une y no lo que nos divide. No, no es el momento de revanchas, ni tampoco de titubeos, la situación exige generosidad y determinación para defender la paz, las libertades, los derechos y condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población porque el peligro es grave.
La historia nos enseña que, ante una situación de ofensiva contra los intereses populares como la actual, cuando las fuerzas populares se dividen, las fuerzas reaccionarias ganan la partida. Es así de claro y sencillo.
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Formemos un frente amplío para detener esta ofensiva reaccionaria.
Desde ya mismo todos los partidos a la izquierda del PSOE nos debemos poner manos a la obra para promover e impulsar una amplía unidad para detener esta ofensiva. Pero debemos conformar una unidad que no debe limitarse a los partidos, hay que unir el máximo de fuerzas políticas y sociales, diferentes sectores, sindicales, feministas, vecinales, el cristianismo de base, las feministas y los movimientos LGBI+. Necesitamos toda la fuerza y a todas las fuerzas.
Debemos unirnos en torno a unos ejes de lucha sencillos pero muy importantes: por la defensa de la paz ante el peligro de escalada bélica desatada por EEUU; para defender la soberanía de los pueblos y especialmente el fin del genocidio en Gaza; para ampliar la democracia poniendo medidas drásticas contra la corrupción, no podemos permitir que corruptos y corruptores degraden nuestro país; para defender las libertades conquistadas por la mujer, los derechos LGTBI…
Y para defender lo que está en la base de todo, la redistribución de la riqueza, las condiciones de vida del pueblo trabajador. Porque el 5% del rearme de Trump pone en peligro las pensiones, la sanidad, la educación…
No debemos permitirlo, debemos buscar la unidad para defender los derechos conquistados y llevarlos más allá, blindando las pensiones en la Constitución, mejorando la sanidad, la educación y resolviendo que una demanda básica como es la vivienda deje de ser como es ahora un lujo.
