En una carta firmada por cinco líderes del G-20, los de Estados Unidos, Francia, Canadá, Reino Unido y Corea del Sur y enviada al resto de sus miembros, se afirma que «la economía mundial todavía es frágil» y que uno de los riesgos de recaída está en el sistema financiero. Por ello, consideran que «debemos asegurarnos de que nuestras instituciones [financieras] internacionales se fortalecen para afrontar las necesidades actuales». Pero cada uno habla de la feria según le va en ella. ¿Para qué seguir entregando dinero a la banca si sólo alimenta sus cuentas de resultados y no la economía productiva? ¿Seguirían los sanos donando al banco de sangre si se la quedara y no llegara a los enfermos?
Porque de eso se trata en realidad. De seguir aumentando el trasvase de las rentas de la oblación trabajadora a las cuentas de resultados de la banca. Unas entidades financieras que siguen sin control o permitiéndose saltarse los controles sin consecuencias. Los mismos líderes del G-20 han aplazado la imposición de normas más estrictas, supervisión sobre capital y liquidez, provisiones de riesgos, remuneración a directivos… Y ¿cómo nos va la feria en España? Pues para la banca muy bien, se podría decir que genial para los tiempos que corren. Tienen un gobierno y una partitocracia a su servicio exclusivo. ¿Qué más se puede pedir? Que su cuenta de resultados, es decir, sus beneficios van a disminuir de forma muy considerable si se aplicara el plazo legal de tres años para tener que construir en suelos que han sido calificados de urbanizables y que si no pasan a considerarse rústicos otra vez con el consabido desplome de su valor. Pues no hay problema. Se alarga el plazo a seis años en los “acuerdos de Zurbano”, el llamado ‘pacto contra la crisis’ del gobierno. A ver si escampa. Pero esto supone para todos los demás mortales que vivimos en España, que los precios de los terrenos, y consecuentemente la vivienda, se mantienen altos de forma artificial. Supone otra medida más a favor de la banca después de acabar de aprobar un decreto para flexibilizar las condiciones que tienen que cumplir las entidades financieras para emitir títulos de deuda hipotecaria, dándoles todas las facilidades para que sigan obteniendo seguros y pingües beneficios con las nuevas hipotecas.Supone que el gobierno sale en auxilio de la banca. Pero supone que nunca va a salir en auxilio de la economía productiva, de los autónomos, de la pequeña y mediana empresa, de las inversiones en investigación, desarrollo e innovación, de las necesidades sociales… Para nosotros los impuestos indirectos, la rebaja de las pensiones, la pérdida real de los salarios, los recortes sociales… para que sigamos donando nuestra sangre a la banca.