Con independencia activa, cada una de sus obras se gana el derecho a desear que llegue la siguiente
Santiago Sierra empezó trabajando en los circuitos alternativos de Madrid en espacios como El Ojo Atómico o Espacio P, dentro de la corriente creada a principios de los años noventa con salas como 29 Enchufes o Liquidación Total. Su formación se inició en Madrid, pero ha pasado por Alemania, México e Italia, llegando a convertirse en un referente mundial, tanto por sus formas como por el contenido de sus obras. Con un claro contenido político, Santiago Sierra bucea en las entrañas del capitalismo y de las tramas de dominación en sus diferentes aspectos, al mismo tiempo que pincha en los nódulos morales del pensamiento burgués.
Hace ahora casi dos años, iniciamos el trabajo de mostrar las diferentes alternativas artísticas y culturales en general, que de diferentes maneras empezaban a cuestionar algunos de los dogales que en los últimos 30 años han impedido un desarrollo independiente. Conscientes, al mismo tiempo, de que mientras Foros21 había emprendido su andadura allá por 2002, con los Ateneos XXI, otras iniciativas, con mayor o menor suerte, nos habían acompañado (o nosotros a ellas), en la independencia económica, y por lo tanto, editorial.
Por otra parte, hemos intentado dar respuestas, en el terreno del pensamiento, todavía superficial y ligeramente, al problema de cómo trasladar al mundo de la cultura el empuje que otros sectores de la sociedad tienen frente a los recortes y las imposiciones externas. Ya que el arte ha sido siempre punta de lanza en el terreno del pensamiento. Eso ha sido así, y lo seguirá siendo… mientras haya quien abra camino y busque el encuentro entre lo popular y lo más avanzado del pensamiento.
Santiago Sierra es uno de esos artistas. Haciendo pinitos como Comando Madrid, sembrando la capital de graffitis, hasta la producción de obras que recorren todo el planeta regocijándose en una única provocación: mostrar la verdad que duele.«Sierra provoca mostrando la verdad que duele»
Penetrados
Hombres y mujeres de raza blanca y negra practican distintas variantes de sexo anal, en una habitación rodeada de espejos, y frente a una cámara fija. Esta obra gira en torno a la inmigración, al «tradicional miedo de los blancos hacia los negros». Según dice Sierra sobre la obra, «esa paranoia blanca también tiene que ver con el miedo a una sexualidad que nos rebaje, con que enamoren a nuestras hembras y a nuestros machos más que con que nos quiten el trabajo».
Mientras, Sierra exponía otra de sus obras conceptuales en la fachada de una de las principales aseguradoras de Londres. Se titulaba Contador de Muertes, un contador LED (un diodo emisor de luz) que registraba el número total de personas muertas en todo el mundo por cualquier causa durante 2009. El artefacto se dió en préstamo a la aseguradora británica Hiscox a cambio de un seguro de vida de 150.000 euros, pagaderos en caso de la muerte del artista durante el periodo de la exhibición.
Pese a la mayor o menor vistosidad o repercusión mediática de sus obras, Sierra plantea un modelo de arte de contenido profundo. La belleza canónica, la cotización en el mercado del lujo, la introspección personal, o la complacencia con las élites, no tienen cabida en la obra del madrileño. Santiago Sierra huye del “arte por el arte”, o del conceptualismo vacío o abstracto. En su lugar coloca las problemáticas más importantes de nuestro tiempo, las retrata con crudeza, y alza una voz crítica que se coloca entre las altas esferas del arte contemporáneo.
Drogadictos, inmigrantes, homosexuales, víctimas del hambre o las guerras, esta es la particular “paleta de colores” que el artista utiliza en su obra. Una inspiradora propuesta que demuestra la viveza de determinados sectores del arte contemporáneo. Artistas que se resisten a quedarse momificados en un museo, y que utilizan los espacios artísticos para levantar su voz como arte colectivo.
La explotación
El capitalismo, la inmigración, el trabajo, y la explotación, son temas a los que habitualmente también recurre. En una anterior entrevista afirmaba que «a los artistas les va bien si le dan la mano al poder». Pese a negarse permanentemente (rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas) a esa alianza interesada con las instituciones, su nombre va de boca en boca gracias a la virulencia de las imágenes que nos ofrece y lo universal de su mensaje crítico. «No es una cuestión de gustos, sino de clases»
Bajo el inacabable título de “Instalación de 54 tetrápodos de cemento para escollera y un epílogo sobre la sensibilidad policial y obrera”, la obra fue inaugurada el 1º de mayo. Sierra colocó unos tetrápodos, que formaban encajados fuertes barreras de contención de las aguas en las escolleras. Desde el primer piso el espectador supervisaba y vigilaba aquello que estaba sucediendo en la planta baja: la instalación de los 54 armatostes de cemento por parte de unos operarios que trabajaban colocándolos, en una jornada de trabajo de 15 horas. Los obreros se convertían así en la parte esencial de su instalación, y el intenso trabajo con el cemento y los materiales de construcción, en su recurso narrativo.
La obra se expuso en la antigua cárcel de Vigo, ahora transformada en museo. A lo largo de la muestra se sucedieron dos epílogos. El primero, cediendo el espacio expositivo a la Policía Nacional, en el salón de actos del museo, y haciendo públicos los decomisos incautados: «desde armas a ropa falsa, desde drogas a documentos falsificados». El segundo epílogo, la proyección de un vídeo sobre la propia explotación capitalista.
La intención del museo fue la de invitar a Sierra para inaugurar la nueva temporada con una retrospectiva. Sierra despreció esta idea al conocer las particularidades y la historia del espacio en el que iba a exponer. Sierra hizo desaparecer todos los elementos colocados para “disimular” que aquello había sido una cárcel. Su intención fue la de crear una relación en la que el espectador se sienta como un vigilante.
“Después, simplemente había que generar una acción laboral, que fuera reconocida por la gente: colocar los elementos de la escollera. Eran perfectos, con una forma entre fálica y piramidal. Una estructura de falo que remitía al poder patriarcal, al tiempo que resaltaba la propia estructura panóptica del edificio.” Como suele decir Sierra, “mis obras no son una cuestión de gustos, sino de clases”.
Desde nuestras páginas hemos denunciado como las subvenciones se han utilizado para controlar la producción artística, pero ahora las recortan en nombre de dar más “protagonismo a la sociedad civil”. Desde nuestro punto de vista resulta evidente a qué sociedad civil se refieren, un Estado que rescata a la banca y unos partidos a los que la banca condona sus deudas. ¿Crees que asistimos a un intento de monopolizar y controlar, aún más, la producción y el pensamiento artístico?
El dinero de las subvenciones proviene del diezmo que las personas entregan por la fuerza, bajo amenaza de cárcel o una multa mayor o la ruina. Hacer pagar impuestos a un trabajador es una barbarie medieval. Naturalmente, el Estado receptor engaña fingiendo redistribuir entre todos lo que únicamente sirve para mantener el statu quo. Después del acto de adhesión al régimen que son las elecciones, el contribuyente ha delegado absolutamente todo y no tiene control alguno, así que quien toma el poder toma el dinero. A eso se dedican los partidos políticos, no al bien común, eso es una mala broma. Para mí no hay sorpresas. No es que se quiera controlar, es que se controla de hecho y a un pobre se le controla mejor. Nos agrade o no la subvención es la manera en que ese control se manifiesta. Ellos escriben la historia y pondrán en sus páginas lo que les venga en gana. Por otra parte los bancos poseen el Estado cómo no van a poseer el arte. «La subvención es la manera en que ese control se manifiesta»
En Foros21 llevamos varios números buscando reflejar la emergencia de múltiples alternativas artísticas independientes, en diferentes sectores, que buscan financiarse al margen de las subvenciones como principal fuente de financiación, y no aceptan una Ley de Mecenazgo que ponga el arte todavía más en manos de bancos y monopolios. ¿Crees que en los últimos años realmente se están haciendo más visibles este tipo de iniciativas y artistas?
Estas iniciativas están generalizadas en muchos lugares donde el Estado lleva más tiempo ausente o donde se da por sentado que no te van a subvencionar jamás. Al mundo del arte local le cuesta mucho cooperar y tiende a tomar a otros artistas como competencia a eliminar. Esa es la cultura que se debe cambiar, no está el patio para genios ni para lobos esteparios. En la sociedad como en la naturaleza sobrevive el que coopera con otros.
¿Crees que son posibles formas de financiación popular e independiente en el arte?, porque ya sabemos que “quien paga manda”. Y en todo caso, teniendo en cuenta la cantidad de dinero que hace falta para determinadas obras, ¿cómo mantener la independencia con fuentes de financiación privada que no sean populares, o con financiación pública?
Si me preguntas por cómo deberían ser las cosas en una sociedad ideal fuera de este caos, pues cada uno debería dar a la sociedad conforme a sus posibilidades y recibir de la sociedad conforme a sus necesidades, sin matices, sin amenazas, por solidaridad y ayuda mutua. Si es en esta realidad donde me preguntas qué hacer, pues mi consejo es buscar dinero de quien lo tiene, no del que no tiene.
Parece que el arte ha representado siempre un doble papel, por una parte el de punta de lanza de la transformación social, y por otro el de simbolizar un estatus social, el poder de una clase. No existe ningún gran banco que no disponga de un gran fondo artístico, o museo de una metrópolis que no contenga el resultado del expolio colonial. Respecto al primer aspecto: ¿Qué referentes crees que podemos tener en cuenta como arte de transformación social?
Hitler y Franco eran artistas y tuvieron un gran papel en la transformación social de su época y posterior. Ese es un terrorífico referente inolvidable con el que debería bastar. Mejor que cada artista transforme su propio entorno y que sea la sociedad en su conjunto la que se transforme a si misma, sin líderes ni jefes. El artista es uno más, no necesitamos un mesías del arte.
El arte que se rebela no siempre lo hace explícitamente contra el poder político, sino contra su moral dominante, su sistema de valores. Algo que parece que te esfuerzas por desmontar, a veces incluso utilizando la provocación como medio. Como cuando Buñuel explicaba cómo habían escrito el guión de “Un perro andaluz”… “descartando todo lo que parezca racional”. ¿Cómo trabajas tú en este sentido?
Siempre pienso en quién va a venir a ver mi trabajo, qué trae en la cabeza, quién es, de qué viven en su ciudad, cosas así. Luego me aseguro de plantear algo que le merezca la visita. Todo está tomado del entorno. Yo no trato de provocar, al revés, procuro dar al público algo de su interés, lo que sucede es que todo lo que no sea un aplauso constante del sistema y sus fetiches es provocación.«El artista es uno más, no necesitamos mesías del arte»
Claro que quienes gritan provocación a cada rato son los periódicos y los medios que pertenecen a la banca, a gente muy rica y claro, es su agenda, no la mía. Normalmente de los escándalos te enteras por la prensa, no en la inauguración. En realidad, dentro de la sala de exposiciones o en el contexto del arte, no hay nunca gente ofendida, es muy raro. Lo que se da es un debate intelectual más o menos fino. El público del arte suele tener una buena formación y son lo suficientemente mundanos como para no molestarse tan fácilmente. Yo soy el que hace mi trabajo, así es que para mí es muy normal lo que hago.
Respecto al segundo aspecto del papel del arte: Muchos gobiernos, que se destacan por su enfrentamiento con las grandes instituciones financieras internacionales, llevan una larga pelea por rescatar su patrimonio artístico expoliado. En este sentido, ¿qué opinas sobre esto?
Piratas contra corsarios. La gente debería gestionar por sí misma su pasado, su historia, lo que su cultura señale como valioso. El Estado y el Capital, cuando no la Iglesia, son los actuales gestores de nuestra cultura y no puedo estar de acuerdo. Por lo demás ante la dicotomía nacionalismo o globalización me quedo con el internacionalismo.
Cuando tú hablas de “arte colectivo”, aunque seas tú el que firma, ¿a qué te refieres?
No sé en qué contexto dije la frase, pero toda novela es colectiva o pública una vez que sale del cajón de su escritor y va a imprenta. Si alguien no quiere que su obra sea pública que no la publique. Por otro lado yo no me he inventado el mundo, ya estaba aquí cuando llegué. Nadie me cobró derechos de autor por usar un tornillo. Todo lo más que he podido hacer como autor es matizar la obra de otros, recontextualizarla, reactualizarla, o darle vueltas. El concepto de autor es muy soberbio, no es para tanto.
¿Por qué has elegido siempre formas de expresión minimalistas?, ¿crees que hoy en día las formas pueden hacer el papel del efecto macguffin que acuña Hitchcock para el cine, de despiste?
Si, no lo había pensado, pero tiene mucho de truco. El minimalismo es un frasco vacío donde cabe todo. Pero es un vaso fashion, una especie de salvoconducto de puro estilo internacional. No obstante a mí me gusta mucho no solo formal sino metodológicamente. Cuando un editor monta una película le gusta que lo encorsetes, que le pongas muchos condicionantes porque sino sólo deambula entre montañas de imágenes y sonidos. El minimalismo te ayuda a evitar lo superfluo y a centrarse tanto sintáctica como semánticamente. Ya sabes, menos es más.«El concepto de autor es muy soberbio, no es para tanto»
Permíteme que te felicite, especialmente, por la obra Los Encargados. Es difícil encontrar un artista que se haya atrevido a denunciar el servilismo del Estado y de quienes lo gestionan. De una u otra manera España lleva décadas siendo como una colonia intervenida, cuyos gobernantes reciben órdenes desde fuera. ¿Por qué es relativamente “fácil” encontrar denuncias contra los “demonios locales”, pero tan difícil que se señale la intervención externa?
Hace poco más de un año hice un trabajo sobre los atentados del 11 de marzo y sobre la pista que señala a la OTAN. El silencio de la prensa fue sepulcral. A los poderes externos que señalas les interesa que nos entretengamos con nuestros encargados que para eso están ahí, de pantalla. Es todo muy barroco.
O como “Cerdos devorando la península ibérica”, se puede decir más alto, pero no más claro. ¿Que los cerdos vengan de fuera está buscado como efecto para el público o es parte de la simbología?
Es para dejar claro que los cerdos no somos nosotros, portugueses, irlandeses, italianos, griegos y españoles, los cerdos son los cerdos capitalistas. Los mismos que mandan en esta Europa de los piratas.