Salud Mental, entrevista a Julia Lorena Silveira (psicoanalista)

Salvar a los cobardes

La psicoanalista Julia Lorena Silveira enfoca la divulgación del psicoanálisis, las diferencias entre hombres y mujeres, y las particularidades de la infancia

En esta entrega de las entrevistas encadenas ‘Sobre Salud Mental’, Guillermo Kozameh, entrevistado en la anterior entrega, entrevista a la psicoanalista Julia Lorena Silveira.

Julia Lorena Silveira Borondo es psicoanalista lacaniana y directora del Instituto Clínico Borondo Silveira, donde, junto a su equipo, atiende en consulta particular tanto presencial como online. Formada en la Universidad Pontificia de Comillas y en el CEAP, se destaca por su enfoque cálido y profesional. Julia ha logrado revitalizar el interés en el psicoanálisis mediante su labor como divulgadora en redes sociales, donde muestra una transmisora clara y accesible del psicoanálisis sin perder la rigurosidad. Además, es creadora de la academia ‘Método Silveira’, destinada a enseñar las bases del aprendizaje profundo a través de los principios de la psicología y del pensamiento crítico.

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¿Cómo divulgadora del psicoanálisis, qué nos podrías comentar sobre las formas en las cuales se pude transmitir esta disciplina?

Tenemos varios frentes en cuanto a la transmisión se refiere. Por un lado, el psicoanálisis debe llegar a los psicólogos y a las universidades que tanto lo mitifican y desconocen, pero ¿cómo se van a atrever los estudiantes a meter la patita si al otro lado solo ven complejidad y oscuridad? La jerga psicoanalítica está bien para nuestros congresos, pero si queremos reavivarlo tenemos que empezar a poder hablar en castellano. El psicoanálisis no va de parecer eruditos y ocupar el lugar del saber, el psicoanálisis va de transmitir el deseo del analista, que no es más que el anhelo por descifrar cómo se articula el sufrimiento subjetivo para poder así desarticularlo. Si no logramos que esto llegue, el psicoanálisis quedará como una teoría compleja, distante, que para lo único que sirve es para alimentar el ego de los intelectuales.

Para lo único que sirve es para alimentar el ego de los intelectuales’

Por otro lado, titubeamos demasiado para señalar el valor del psicoanálisis cuando es más necesaria que nunca su presencia puesto que es el único discurso que le hace frente al eslogan social de que cambiar y mejorar solo depende de ti. Por ello hay que llegar a la gente común, porque es una terapia que puede ser el último bastión de esperanza para todos aquellos que están por tirar la toalla al pensar que depende de su capacidad de cambio que las cosas mejoren. ¿Tienen algún problema especial los que lo desean, lo intentan, pero no lo consiguen? No, porque el psicoanálisis aborda y cura (sí, he dicho cura) el sufrimiento desde una perspectiva que no responsabiliza al paciente, que no le sugestiona para que se amolde al ideal del terapeuta y tampoco pone el foco en la fuerza de voluntad como motor del cambio. No son palabras menores, teniendo en cuenta la salida con la que empiezan a fantasear los que no ven salida.

Así nace mi interés divulgativo en la cuenta de @julia.borondosilveira

¿En qué medida la formación de psicoanalistas garantiza un análisis adecuado?, ¿es posible que el analista, terminado cierto número de clases sobre esta especialidad, pueda ejercerla como ocurre en otras carreras o especialidades?

La formación del psicoanalista no es garantía de nada, como no lo es en ninguna disciplina, dado que la adquisición de conceptos teóricos no asegura que éstos hayan sido integrados en la praxis posterior. Los psicoanalistas somos bien conocedores de la gran distancia que existe entre lo que uno sabe y lo que finalmente lleva a cabo. Por eso hay grandes teóricos cuya clínica no da cuenta de sus conocimientos, y viceversa.

Por otro lado, me pregunto, por apelarnos a los que enseñamos, ¿qué espacio para la participación y el cuestionamiento estamos dando? Veo muchas instituciones que lejos de abandonar el discurso universitario, se suman a él para mantener la altura de los integrantes. De no caer en eso somos también responsables. El psicoanálisis tiene que permanecer abierto a la pregunta, al equívoco, a lo nuevo… Si no, no es psicoanálisis.

Son los que se llaman así mismos cobardes, son los que tienen mejor pronóstico’

Sabes que Freud, Helen Deutch, J. Lacan han estudiado las mujeres en cuanto a un lugar muy diferente al hombre y la elaboración de la pérdida. ¿Qué opinas de la demanda de psicoanálisis?, ¿es cierto lo que algunas estadísticas plantean, que las mujeres consultan más que los hombres? ¿Crees que sufren y padecen más?

Hoy en día hablar sobre el binomio hombre-mujer es un asunto delicado, no obstante, culturalmente cada uno arrastra un discurso normativo a sus espaldas que sí tiene que ver con que podamos encontrar diferencias en los modos de padecimiento. Pero, para sorpresa de muchos, diré que no considero que las mujeres sufran más per se, lo que ocurre es que las mujeres tienen menos dificultad para aceptar que sufren y ponerlo sobre la mesa, por ello sí, acuden más a terapia.

Sin embargo, los hombres, hijos todavía de un discurso patriarcal, viven bajo el mandato de la fortaleza no sólo física, sino también emocional, y esto les dificulta aceptar que sufren porque lo asocian con debilidad, y creen que deben conseguir salir del hoyo ellos solos como nuestra de su potencia. Muchos incluso sienten que pedir ayuda es un fracaso, y no se dan cuenta de que lo que les debilita es precisamente la exigencia de poder solos.

Lo único que quiere es llamar la atención’, ¿ah sí?, escuchémosle entonces

Considero que lo silencioso de su padecimiento explica por qué los hombres se suicidan tres veces más que las mujeres. Cuando la fuerza no les alcanza para solucionar su malestar, recurren también a ésta para quitárselo. Son los que se llaman a sí mismos cobardes para suicidarse, los que tienen mejor pronóstico, porque no les queda otra que buscar otra salida, y entonces nos llaman.

Si has tenido trabajo analítico con niños, ¿qué dificultades observas al trabajar con los padres? ¿Cuáles son los motivos más frecuentes de consulta en niños?

He trabajado bastante con niños, pero efectivamente, el trabajo con ellos siempre es familiar. No podría estipular un síntoma común, pero sí una lectura típica del síntoma, que suele ser desobediencia. El problema, es que ahí donde los padres ven un problema de educación, de respeto, de límites, lo que está en juego es un problema de otra índole, que de hecho puede reforzase si se insiste demasiado en ese momento en los asuntos educativos. ¿Qué quiero decir? Los niños no tienen otra forma de presentar su malestar más que saliéndose de la pauta o somatizando, pues el motivo de su padecimiento les es ajeno, y de ahí que sea algo que solo “actúan” y no comunican. Si un adulto deja de comer, dirá “no como porque he perdido el apetito”, en cambio cuando un niño deja de comer se dice “ahora le ha dado por no comer”, como si se tratase de un mero capricho conductual.

El trabajo como analistas es el de poder ubicar que no se trata de niños maleducados, retadores, o malos, sino de niños que sufren. Me hace mucha gracia cuando se dice “lo único que quiere es llamar la atención” ¿Ah sí? Escuchémosle entonces, ¿sobre qué nos está llamando la atención?

¿Qué te parece el uso de psicofármacos en un paciente en análisis?

Lo más importante de un análisis es que pueda llevarse a cabo, y hay veces que el monto de angustia es tal que la persona apenas puede salir de casa, pensar o apenas hablar. Puede desesperarse porque su malestar no mengüe si está sufriendo desmedidamente, y paradójicamente abandonar el análisis. Así que creo que los psicofármacos pueden ser un gran aliado, que no hay por qué temer, porque como no solucionan el problema ni el padecimiento, solo le bajan dos puntos a la intensidad, seguiremos teniendo material para trabajar sin necesidad de que nuestro paciente sufra tres ataques de pánico o infinitas noches de insomnio por semana.

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