Tras tres años de “El mal querer”, el disco que la catapultó a la fama, Rosalía ha sacado “Motomami”. Un álbum que suscita tantos amores como odios. En una reciente entrevista que concedió por Youtube al músico y productor, de su edad, Jaime Altozano disecciona su último trabajo, explica las claves de su transformación musical y los elementos que han provocado tanta polémica. Veamos cuáles son.
En el 2018, Jaime Altozano publicó un potcast sobre “El mal querer” que tuvo más de siete millones de visitas. Analizaba el disco en su conjunto y canción por canción. Se detenía en la estructura musical, los aspectos técnicos de producción y el contenido de las letras. A posteriori, Rosalía comentó su análisis en un video que se hizo igualmente viral. Para hablar de “Motomami” mantiene con el productor una conversación de más de una hora de duración.
La canción número 10 del disco se llama “Diablo”. En ella aparece la voz tuneada de Rosalía repitiendo frases como “La que sale en T.V. No es la que yo conocí. Quiero que tú me entiendas.” Hacia al final de la canción remarca: “Diablo. Diablo.” No se trata de un estribillo al uso. Más bien se asemeja a un comentario en redes sociales que se repite de forma machacona. Refleja la reacción de algunas personas que la alababan con su disco anterior y hoy se echan las manos a la cabeza desde que se convirtió en una estrella internacional.
A Rosalía, algunos le achacan que se ha vuelto comercial. Que se ha vendido a las exigencias de la industria. Altozano defiende que la canción “Saoko” (la primera del disco) refleja la esencia del mismo. “Una canción que tiene batería de jazz, no tiene estribillo y solo usa un beat de reggaetón de 40 segundos, algo que no encaja en lo que se entiende como un tema comercial.”
Algunos críticos musicales no ven en este disco lo que esperaban de ella. En la entrevista, Rosalía reconoce que ha roto con la dinámica de sus dos primeros álbumes. Comenta: “Los dos discos anteriores contaban una historia, tenían un tono solemne. Eran temáticos, transmitían un mensaje, me sentía como un canal explicando un proyecto, que no daban cabida a la ironía, al sentido del humor…”. Continuar con el mismo formato le supone, en este momento, un lastre que le dificulta seguir experimentando, buscar nuevos sonidos y hacer cosas que le apetecen. Es un disco diferente a los anteriores. Cuenta la historia de la cantante durante los últimos tres años. Su entrada en el panorama musical internacional ha supuesto un cambio en su vida y en su carrera profesional. “Tiene mucho de diario personal”, reconoce Rosalía.
Otra de las críticas recurrentes es que el disco está plagado de letras ininteligibles. De frases inacabadas y de palabras sin aparente sentido. Para Rosalía, la voz es su principal instrumento musical. “Primo el tono vocal y el timbre antes que la letra.” Es la herramienta que le permite transmitir, conectar con el público.
En cada fragmento aparecen solo tres elementos sobre los que destaca la voz desnuda de Rosalía.
El flamenco está plagado de palabras onomatopeyas que no tienen significado semántico si se aíslan del contexto, pero que poseen una fuerza tremenda dentro de la canción. Es el caso del “quejío”, que transmite dolor. O “tiriti- tran – tran – tran”, cuando se canta el palo de las alegrías, con este vocablo el cantaor está marcando con su voz el compás del cante.
Collage extremo
Esta es la definición que Jaime Altozano da al disco. En él aparecen tres claves que lo definen y lo diferencian del trabajo que hasta ahora había realizado la cantante barcelonesa.
En primer lugar, el disco recoge una gran variedad de estilos. Un bolero, una bachata, unas bulerías, un reggaetón, una balada pop. Todo aquello que influencia a Rosalía, o simplemente le apetecía cantar, abordándolo desde su propia perspectiva.
Pero además se atreve con experimentos sonoros. Alterando una samba o componiendo una canción, “Hentai”, empleando la carencia musical que se encuentra en los temas que cantaba Frank Sinatra.
En segundo lugar es un disco seco, duro. Rosalía dice: “Estar expuesta en una industria como la musical puede ser muy agresivo, muy hostil. Es el entorno en el que me he encontrado de golpe en estos últimos dos años. He intentado transmitir esa hostilidad a valores sonoros.”
Y por último, la producción musical es la argamasa que une todas las canciones y da coherencia al disco. Emplea filtros, elimina los sonidos agudos, utiliza una gran variedad de recursos sonoros que procesa en el estudio; y después, los simplifica.
“Las primeras tomas de las canciones –cuenta en la entrevista– tenían muchas pistas. Sentía la necesidad de ir quitando capas hasta encontrar la esencia. Aquellos elementos que permitían que la canción no se cayera.”
Como resultado, cada fragmento tiene solo tres elementos, procesados previamente. Algo sencillo, minimalista. Sobre los que destaca la voz desnuda de Rosalía.
Algo así como la voz de un cantaor acompañado por una guitarra y unas palmas que van marcando el compás. Solo que abordando territorios inexplorados, hasta el momento, para el flamenco.
Carlos dice:
Vaya tipazo de fitness que se nos ha echado la catalana Rosalía. No sé qué tienen en contra de la canción, es una forma de flamenco nueva https://youtu.be/EslzthDFm2w
Carlos dice:
Mira que soy de ska-punk, punk, hardcore punk, hip hop… y la canción «malamente» me encanta. Puro flamenco mezclado con rap, de cultura ibérica 100%,que si los toros, el nazareno, la cruz de Cristo… algo que los anglosajones no comprenden. El nuevo disco del que habla el artículo todavía no lo he escuchado, pero voy raudo
La canción «malamente», con más de 156 millones de visitas https://youtu.be/Rht7rBHuXW8
Ramón dice:
Superar «El mal querer» era complicado. Rosalía ha dado un giro de timón y nos ha vuelto a sorprender a todos. En eso consiste, entre otras cosas, ser artista.
Maonesa dice:
Es un disco tremendamente personal, arriesgado, y libre. Con más coherencia de lo que parece. Eso sí. Su anterior disco me parece más redondo.