«Los días 24 y 25 de agosto se realizó el primer paro nacional del año, convocado por la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, en donde el movimiento estudiantil apoyó masivamente participando en las diversas movilizaciones que reunió a cerca de 400 mil personas en todo Chile, reforzándose la unión entre estudiantes y trabajadores en la lucha por un país más democrático.»
Una característica de las movilizaciones levantadas or los estudiantes es que lo que empezó como la lucha contra el lucro en la educación, se convirtió en una batalla contra las desigualdades estructurales que en Chile se han generado durante las últimas décadas. “El pueblo chileno se cansó de eso y hoy día creemos que es necesario cambiar el sistema político, cambiar el sistema económico para que justamente la redistribución del poder sea más justa, la distribución de riqueza sea más justa y que tengamos condiciones dignas para desarrollarnos como seres humanos y eso hoy día no está garantizado, llevamos treinta años con este modelo y ya no da abasto”. (ALAI) THE WASHINGTON POST.- Durante la reunión del 9 de agosto de la Fed, por ejemplo, los participantes confesaron no saber por qué los mecanismos de auto-corrección del ciclo económico son mucho más débiles hoy que en recesiones anteriores. Reconocieron que la recesión 2008-09 fue más profunda, vista en retrospectiva, de lo que percibieron cuando estaba ocurriendo. Pero, lógicamente, esto implica que se tomaron decisiones política entonces sobre la base de datos imperfectos. ¿Quién dice que no está sucediendo ahora lo mismo? Según el acta, hubo acuerdo general en que "el grado de incertidumbre que rodea a las perspectivas de crecimiento económico [han] aumentado considerablemente." Traducción: Lo único que la Fed sabe a ciencia cierta es que hay mucho más que no sabe con certeza de lo que sabe. Ecuador. Alai Revolución social que avanza en Chile Rocío Alorda Miles de personas en las calles ha sido el principal síntoma de que el pueblo de Chile quiere cambios. Sus principales vías de expresión han sido las movilizaciones masivas que desde hace meses se realizan en el país, desde donde ciudadanos comunes y corrientes exigen transformaciones de fondo en un Chile marcado por las grandes desigualdades. Los motores de estas movilizaciones han sido estudiantes secundarios y universitarios, quienes desde hace tres meses mantienen vigoroso un movimiento social que ha logrado vincular y politizar a gran parte de la sociedad chilena. Los días 24 y 25 de agosto se realizó el primer paro nacional del año, convocado por la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, en donde el movimiento estudiantil apoyó masivamente participando en las diversas movilizaciones que reunió a cerca de 400 mil personas en todo Chile, reforzándose la unión entre estudiantes y trabajadores en la lucha por un país más democrático. Una característica de las movilizaciones levantadas por los estudiantes es que lo que empezó como la lucha contra el lucro en la educación, se convirtió en una batalla contra las desigualdades estructurales que en Chile se han generado durante las últimas décadas por el neoliberalismo feroz instalado durante la dictadura. Esta pelea por un país más democrático e igualitarios ha tenido un apoyo transversal de la sociedad: trabajadores, ecologistas, feministas, pueblos originarios, campesinos, trabajadores del cobre, todos apoyan a los estudiantes. “Algo muy importante para este movimiento es que nosotros no estamos por la defensa o reivindicaciones de carácter sectorial o gremial porque lo que queremos construir con la educación es un nuevo proyecto de desarrollo país y si hay algo que nos puede unir a todos en este momento es que ya no nos hace sentido este modelo de desarrollo, porque este modelo de desarrollo lo único que nos ha garantizado es un grosero enriquecimiento económico de unos pocos”, señaló en la última jornada del Paro Nacional, Camila Vallejo, vocera de la Confederación de Federaciones de Estudiantes de Chile, CONFECH. La propuesta de los estudiantes es clara: garantizar constitucionalmente la gratuidad en la educación y democratización del sistema de educación superior. El gobierno a la fecha ha presentado tres propuestas que aun no satisfacen las demandas de los estudiantes, y esto principalmente, porque no asumen ningún cambio estructural que se ha exigido. Sin embargo, los espacios de diálogo entre gobierno y estudiantes han sido nulos por la débil voluntad del ejecutivo para atender los requerimientos estudiantiles, los que han sido instalar temas de fondo de la sociedad chilena, tal como lo explica la vocera de los estudiantes universitarios. “El pueblo chileno se cansó de eso y hoy día creemos que es necesario cambiar el sistema político, cambiar el sistema económico para que justamente la redistribución del poder sea más justa, la distribución de riqueza sea más justa y que tengamos condiciones dignas para desarrollarnos como seres humanos y eso hoy día no está garantizado, llevamos treinta años con este modelo y ya no da abasto”, señala Camila Vallejo. El gran merito que ha tenido el sector estudiantil es levantar pública y masivamente una demanda que se arrastra desde hace años: poner fin al lucro en la educación y luchar por una educación gratuita y de calidad. Con sus formas creativas, lúdicas e inteligentes los y las estudiantes han logrado sensibilizar a toda la sociedad sobre la necesidad de que Chile cuente con educación para todos y todas y se acaben las desigualdades estructurales del país, cuestionando fuertemente la estructura política que rige a Chile a partir de una Constitución heredada por la dictadura y un sistema binominal que excluye a una diversidad de sectores políticos. Por ahora la vía propuesta por algunos sectores sociales y apoyada por la Confech es realizar un plebiscito que permita a la sociedad en su conjunto decidir qué tipo de educación quiere para Chile y así permitir ampliar la discusión a todos los sectores de la sociedad. ALAI. 26-8-2011 EEUU. The Washington Post ¿Por qué la Fed está todavía en una niebla financiera? El 9 de agosto, altos funcionarios de la Reserva Federal, y su staff se reunieron alrededor de una enorme mesa para decidir lo que, en todo caso, se debería hacer para ayudar a la decaída economía de los EEUU. Casi todos los miembros de este grupo, encabezado por su presidente, Ben S. Bernanke, son expertos en economía, banca, finanzas o leyes. Cada uno tuvo acceso a los mismos datos. Y, sin embargo, después de horas de discusión, no pudieron ponerse de acuerdo. Como las actas recién publicadas de la reunión confirman, el resultado anunciad por la Fed –que las tasas de interés casi a cero probablemente continuarán hasta mediados de 2013– fue un compromiso cuidadosamente redactado entre los partidarios de un estímulo monetario agresivo y los que temen demasiado el riesgo de inflación. Incluso así, la declaración aprobada l fue por 7 contra 3 entre los 10 miembros presentes y votantes. Los tres disidentes expresaron su preocupación, cada uno ligeramente diferente, acerca de cómo la declaración de la Fed podría resultar contraproducente. No pretendemos en absoluto tomar partido en este debate, sino sacar una lección del hecho de que haya ocurrido. Podemos escuchar a políticos, columnistas, bloggeros y gente de negocios que dicen que la solución a la crisis económica EEUU está muy clara: la Fed debe liberar aún más estímulo monetario, dicen algunos – o, dicen otros, la Fed debería mantenerse quieta. El Congreso debe aumentar drásticamente el gasto en obras públicas – o recortar el presupuesto. El gobierno de Obama debe ayudar más a los propietarios de viviendas – o dejar que los precios de la vivienda encuentren su suelo. Todo el mundo maneja datos y cifras y exhibe el apoyo de algún economista. Sin embargo, como muestra el debate en la sede de la Fed, nadie tiene una varita mágica, todas las propuestas para poner en marcha el crecimiento económico implican ventajas y desventajas. Alguien saldrá beneficiad, y alguien pagará. A veces, los costos y beneficios, los ganadores y perdedores son relativamente evidentes. En otras ocasiones, como ahora, la niebla es más espesa. Esta es una de las razones que se llame a la economía una "ciencia lúgubre". En realidad, es más triste que una ciencia. Es difícil imaginar que un grupo de físicos se pongan de acuerdo para repartir sus diferencias sobre un tema controvertido en la mecánica cuántica. Y eso en las ciencias naturales, que pueden llevar a cabo experimentos y decidir los datos que escoger. Pero no hay ningún laboratorio en la Reserva Federal. E incluso los economistas premio Nobel tienen mucha menos certeza sobre el funcionamiento de la economía de los EEUU de la que un físico promedio tiene alrededor de las partículas subatómicas. Durante la reunión del 9 de agosto de la Fed, por ejemplo, los participantes confesaron no saber por qué los mecanismos de auto-corrección del ciclo económico son mucho más débiles hoy que en recesiones anteriores. Reconocieron que la recesión 2008-09 fue más profunda, vista en retrospectiva, de lo que percibieron cuando estaba ocurriendo. Pero, lógicamente, esto implica que se tomaron decisiones política entonces sobre la base de datos imperfectos. ¿Quién dice que no está sucediendo ahora lo mismo? Según el acta, hubo acuerdo general en que "el grado de incertidumbre que rodea a las perspectivas de crecimiento económico [han] aumentado considerablemente." Traducción: Lo único que la Fed sabe a ciencia cierta es que hay mucho más que no sabe con certeza de lo que sabe. El Congreso le dio la Fed un doble mandato: maximizar el empleo y la estabilidad de los precios. Sin embargo, esta tarea aparentemente técnica implica juicios de valor. Los economistas no son necesariamente mejores en eso de lo que es el público en general, y no lo serían tan siquiera si tuvieran una información perfecta. Una formulación política de normas económicas es una quimera. La Fed siempre tendrá sus detractores, tanto internos como externos, y así debe ser en una democracia. Sería más honesto, sin embargo, si los proveedores de soluciones económicas –ya sea en Washington, en Wall Street o en los medios de comunicación– se mostraran con un poco más de humildad y un poco menos de certeza. THE WASHINGTON POST. 31-9-2011