Cada nuevo dato confirma que el plan de rescate público, pagado con el dinero de todos, es el auténtico salvavidas de las banca española, el colchón que les permite mantener sus ingentes beneficios y seguir compitiendo con garantías en la escena internacional. Todos estamos financiando el agosto de la banca, mientras el país se sume en el invierno de la recesión.
La catación de depósitos por parte de los bancos se ha desplomado (ya no se pueden mantener los tipos extraordinarios del año pasado). Así pues, las únicas alternativas siguen siendo la ventanilla de descuento del BCE y las subastas y emisiones con aval del Estado. Y éstas últimas cada vez son más difíciles de colocar, lo que encarece su coste.Es cierto que las necesidades de liquidez se han reducido drásticamente con el cierre generalizado del grifo del crédito por parte de las entidades. Pero también lo es que hay un compromiso ineludible, que son los vencimientos de deuda emitida en los últimos años por bancos y cajas: entre 75.000 y 80.000 millones en 2009, más otros 90.000 en pagarés a corto plazo. Ésa es la verdadera espada de Damocles sobre el sector y la situación es preocupante: por primera vez en el último ciclo, en enero hubo más vencimientos de deuda que nuevas emisiones (tradicionalmente, las entidades renuevan la deuda que vence con otra nueva).Así que la mayoría de las entidades siguen viviendo de la ventanilla del BCE, como en el último año y medio. Lo cual entraña un gran riesgo porque Jean-Claude Trichet, gobernador del BCE, quiere cerrar la "barra libre" en cuanto sea posible.Eso sí, las actuaciones del Gobierno para mitigar la liquidez están dando sus frutos: el Fondo de Adquisición de Activos (FAAF) ha inyectado 40.000 millones a las entidades y se han registrado emisiones con aval del Estado por casi 18.000 millones más. Ahora bien, esos instrumentos también empiezan a dar señales peligrosas. Las emisiones cada vez tienen son más difíciles de colocar y, en consecuencia, tienen que pagar un precio más alto pese a estar garantizadas por el Reino de España, En todo caso, los propios bancos y cajas se están quedando masivamente con estas emisiones de deuda, porque las pueden llevar a descontar al BCE (que les cobra un tipo más bajo, del 1,5% actualmente, frente al 3% que están ofreciendo estas emisiones), no consumen capital y ofrecen una rentabilidad más alta que la deuda pública con la misma seguridad.Los bancos prefieren prestar su dinero con aval del Estado a hacerlo en el interbancario, que no está garantizado.