Tenemos los números y lo podemos demostrar. En España existe riqueza más que suficiente para acabar con el paro. Lo único que hace falta es voluntad política para que esos recursos no se los adjudiquen los bancos extranjeros o la oligarquía española.
-Una renegociación de la deuda y el déficit público, para aplazar el 70% del pago de los intereses hasta remontar la crisis, para ahorrarnos más de 25.000 millones de euros en intereses cada año durante los próximos cuatro años.
-Una reforma fiscal realmente progresiva, que acabe con las exenciones y privilegios de bancos, monopolios y grandes fortunas para que paguen realmente en función de su capital y sus beneficios. Que recupere el impuesto de patrimonio para las rentas más altas y disminuya la carga fiscal a la mocropymes y autónomos. Sólo con una reforma del Impuesto de Sociedades y de las SICAV para que pagaran el 35% que por ley les corresponde (¡y no el 10% que realmente pagan!, ¡o el 1% que pagan las SICAV!) el Estado tendría más de 25.000 millones anuales para impulsar la creación de empleo. Perseguir el fraude y la evasión fiscal como se persiguen los crímenes de la mafia, podría suponer decenas de miles de millones anuales.
-Una recuperación de los 225.000 millones de euros entregados a la banca, en efectivo, avales y compra de activos tóxicos, y ponerlos al servicio directo de la creación de riqueza y empleo a través de una banca pública (el ICO más las cajas nacionalizadas): reactivando el crédito para las pymes y familias, invirtiendo en la producción científica (I+D+i) y en la reindustrialización del país.
-Una recuperación de los 25.000 millones del llamado “déficit de tarifa” que se entrega a las eléctricas.
-Una redistribución salarial, para que nadie gane menos de 1.000 euros al mes, pero nadie más de 10.000. Y una subida de las pensiones hasta los 1.000 euros de pensión mínima. Redistribución que no sólo es de justicia sino que actuaría de motor del mercado interno.