Desde 2015, se podía, pero aún no se quería. Desde las generales del 20N y del 26J, los votos y los escaños permitían una alternativa al gobierno de los recortes del PP. Finalmente, y después de muchas ocasiones perdidas, un gobierno progresista de coalición ha logrado ser investido. En ese hito, las campañas y los manifiestos “Por un Gobierno de Progreso” promovidos por Recortes Cero, han jugado un papel significativo.
«El que la sigue, la consigue», reza un castizo refrán. Ciertamente, que pueda ver la luz un gobierno progresista en España, ha costado cuatro años.
Era posible desde hacía tiempo. Analizando el resultado de las elecciones del 26J de 2016, desde estas misma páginas decíamos: «Más de 15 millones apoyaron a las candidaturas que se enfrentan a los recortes de Rajoy, y solo 7,9 al PP. Somos mayoría, en votos y escaños, los que rechazamos los recortes, queremos acabar con la corrupción o defendemos las libertades. ¿Por qué tenemos que aceptar un nuevo gobierno del PP?»
Nos referíamos entonces a la suma de votos y de escaños de PSOE, Unidos-Podemos y Ciudadanos. ¿Por qué Recortes Cero, un movimiento social y político inequívocamente de izquierdas ha venido reclamando la participación de la formación naranja? Por apelar al carácter de Ciudadanos, nacido originalmente como fuerza de regeneración democrática y en defensa de la unidad desde posiciones de denuncia del nacionalismo étnico e identitario.
La posterior deriva hacia la derecha de la dirección encabezada por Albert Rivera ha alejado a Ciudadanos de este rumbo y ha hecho cada vez más difícil su apoyo… una deriva y alineamiento con el PP que les ha acabado costando muy caro, en votos y escaños.
El porqué de un gobierno de progreso
El llamamiento de Recortes Cero a un Gobierno de Progreso en sus diferentes formas posibles -desde un gobierno de coalición como el actual a uno semejante al modelo portugués, con el PSOE apoyándose en otras fuerzas desde fuera- siempre ha estado por encima del carácter de las fuerzas llamadas a componerlo.
Porque de lo que se trataba -y se trata- es de poner en la Moncloa un gobierno que ponga trabas, obstáculos y límites al proyecto de saqueo, recortes, precariedad y empobrecimiento que los centros de poder -oligárquicos y extranjeros- quieren imponernos. Un proyecto de saqueo que, lejos de haber culminado, necesitan llevar mucho más allá.
Se trata de lograr un gobierno que ofrezca mejores condiciones para que puedan avanzar las exigencias de la mayoría social progresista. Un gobierno, que «revierta los recortes, defienda la sanidad y la educación pública, los derechos laborales, la cultura, la ciencia y el medio ambiente, que proteja a los autónomos, ayude a las pymes y cree empleo», que permita regenerar la democracia, ampliando las libertades y derechos sociales. Algo aún más necesario ahora que las fuerzas de ultraderecha pretenden imponer un rumbo retrógrado y reaccionario.
Se trata también de un gobierno que permita defender la unidad del pueblo de las nacionalidades y regiones de España de forma progresista. Que pueda sacar la resolución del problema en Cataluña de una dialéctica de enfrentamiento perpetuo que tanto beneficia a los sectores más ultramontanos del procés -Puigdemont o Torra- como a los reaccionarios de Madrid -Casado o Abascal- que son la otra cara de la misma moneda.
Una alternativa que emergía una y otra vez
Desde hace cuatro años -tanto en el plano nacional como en muchas comunidades autónomas o miles de ayuntamientos- se han abierto oportunidades reales para implementar gobiernos de progreso y regeneración democrática. Y aunque los centros de poder y los aparatos han reaccionado para impedir a toda costa que pudiera cuajar, lo cierto es que nunca en estos cuatro años ha dejado de estar presente.
La primera oportunidad se presentó en el interludio entre las dos elecciones generales (2015-2016) y en los meses posteriores al 26J. Pero la posición de Pedro Sánchez, que se empeñó en el «No es No» a Rajoy y que intentó repetidas ocasiones acercar a Podemos y a Ciudadanos a una solución para gobernar, se vio truncada con el «golpe de Estado» interno a manos de los barones y el aparato felipista, que le obligaron a cesar como secretario general.
Una segunda oportunidad se presentó en marzo de 2017: tras el escándalo de corrupción del presidente murciano, Pedro Antonio Sánchez, se abrió de nuevo una posibilidad de que un acuerdo entre PSOE, Podemos y Cs desalojara al PP en la Región de Murcia. No pudo ser: la dimisión del imputado presidente y su sustitución por un delfín de paja, contentó a Ciudadanos.
Otra oportunidad se creó tras el escándalo Mástergate de Cristina Cifuentes en Madrid. Durante semanas, la moción de censura de Ángel Gabilondo, apoyada por Podemos y ante la que Cs vacilaba, fue una posibilidad más que real.
Tras la moción de censura a Rajoy, que llevó a Pedro Sánchez en la Moncloa con el apoyo de Unidos Podemos, se creó una quinta oportunidad de dar estabilidad a un gobierno de progreso y por la regeneración democrática, que no dependiera de fuerzas nacionalistas o independentistas. Ciudadanos tenía esa opción en la mano. Le hubiera ido mejor que al decidir alinearse con el PP y en la foto de Colón: desde entonces, ha perdido 40 escaños en dos citas electorales.
Persistir y persistir
Tras las elecciones del 20N de 2015, y en cada una de las ocasiones que se han creado, Recortes Cero ha ido trabajando y contribuyendo a sentar las bases para que pudiera avanzar la alternativa de Gobierno de Progreso.
Publicando en los principales periódicos nacionales –El País, El Mundo o periódicos locales- hasta siete manifiestos, 17 páginas en tres periódicos diferentes. Tanto después de las elecciones del 26 J como para la situación creada en la Región de Murcia tras las autonómicas de 2017 o en Andalucía en 2018.
Los diferentes textos -editados como páginas de publicidad y religiosamente autofinanciados con las aportaciones de todos los firmantes- han cosechado el apoyo de destacadas personalidades del mundo de la cultura o de la política y los movimientos sociales. Nombres tan sobresalientes como el pintor Antonio López, el humorista gráfico Forges, escritores como Juan José Millás, cineastas como Fernando Colomo o representantes políticos como Gaspar Llamazares, Cristina Almeida o Joan Baldoví (diputado de Compromís). Todos ellos junto a un nutrido respaldo de cientos de organizaciones de la sociedad civil y de miles y miles de cuadros y ciudadanos conscientes y logrando una notable repercusión mediática en informativos y tertulias prime time (La Sexta Noche, Al Rojo Vivo…).
Recortes Cero ha trabajado por que se abriera el camino del entendimiento entre las fuerzas políticas que -desde sus diferencias programáticas y sus diferentes posiciones ideológicas- apuestan por el cambio y la regeneración democrática.
Desde estas páginas -en las que, desde el minuto cero, hemos apoyado decididamente esta campaña- podemos afirmar que todo ese esfuerzo ha sido decisivo para abrir un camino en la opinión pública y en la vida política.
El Gobierno de Progreso no solo era posible, sino una necesidad para poder enfrentarse al saqueo y la degradación a la que intentan someter al país y al pueblo. Ahora que empieza a andar, es el momento de celebrarlo, apoyándolo y exigiéndole.