En España los recortes en ciencia no sólo coartan un futuro productivo autónomo, también la salud y la vida de muchos de nosotros.
“La investigación y la innovación son claves para salir del atolladero actual», repiten sin cesar los mismos que aplican los recortes en ciencia. Estos tienen consecuencias, claro está. Si no se produce ciencia, se compra la que otros producen. Pero no es tan sólo en la factura y el balance financiero donde se ve el perjuicio de tal política. Perder el tren de la vanguardia en cualquier campo científico supone años de recuperarlo, pero también perder horas de vida y salud de muchos enfermos (presentes y futuros) que penden del hilo de los avances científicos. Podemos pensar que si la investigación privada tapará el hueco, o directamente que…
Que investiguen otros
Cierre de centros públicos de investigación y desarrollo, fuga de cerebros españoles y alejamiento de la vanguardia tecnológica europea. Estas son algunas de las consecuencias para la ciencia española a causa los recortes anunciados de 600 millones de euros en subvenciones y préstamos para este año. En el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) temen que comiencen los cierres. A pesar de que se imponga la idea de que “no se puede investigar de todo y a cualquier precio” y que hay que evitar duplicidades, la realidad parece ajustarse más a un episodio más del que investiguen otros de Unamuno. O sea, a una línea de contención de la ciencia española para adaptarla a los límites impuestos por las grandes potencias que sí incrementan sus presupuestos. Y los intereses populares, dado que la investigación biomédica en nuestro país juega un papel de primer orden, salen perjudicados implacable e inexorablemente. Ya han aparecido síntomas alarmantesCiencia española en la picota
El ERE, el pasado noviembre, en el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia, el quinto de los cinco centros españoles entre los 150 mejores del mundo y número 15 en el mundo en avances científicos y publicaciones, nos ha ofrecido un botón de muestra de lo que realmente se cocina en la ciencia española. Fueron despedidos 113 de sus 250 científicos, cerrados 14 laboratorios y a medio gas los 11 restantes. Investigadores en biomedicina de todo el mundo protestaron y sendos artículos en Nature y Science criticaron la decisión de la Generalitat valenciana.Con pies de barro
El centro Príncipe Felipe se inauguró en 2005 gracias a una inversión de 60 millones de euros que sufragaron en un 70% varios fondos europeos, de la misma Europa que ahora nos exige un ajuste drástico. En 2009 se empezó a recortar. Un científico del centro denunciaba la mala fe y arbitrariedad de los despidos: «ha existido una persecución de los trabajadores críticos con el gerente o con el anterior director general, Rubén Moreno». Buena parte de los laboratorios cerrados estaban dirigidos por investigadores que firmaron una carta en 2009 en contra de Moreno, cuyo mandato «estuvo salpicado de irregularidades: compras millonarias de jaulas que jamás se han utilizado, construcción de salas estériles por 1,5 millones y que nunca se han estrenado, y contratación de un programa informático por valor de 227.300 euros y que ha sido un fiasco», según uno de los científicos firmantes. Aquella carta provocó el cese de Moreno y, a partir de entonces, la Conselleria de Sanidad empezó a recortar su subvención al centro, de 9,8 millones en 2009 a 4,6 en 2011.Detrás de un científico, una enfermedad
Beatriz Pérez, de 28 años, es licenciada en química, en bioquímica y máster en biología molecular, celular y genética. Después de dos años de beca en el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia (con un salario de 13.200 euros anuales) y justo cuando la institución estaba obligada a contratarla, se quedó en la calle sin indemnización ni derecho a paro y con la tesis doctoral a medias. Para más inri, Iba a publicar su trabajo en una importante revista científica como investigadora principal sobre el papel de una proteína en el desarrollo de linfomas, un tipo de cáncer del sistema linfático. Otro afectado por el expediente de regulación de empleo, Rafael Pulido, era expresidente del comité de empresa presentó en la sede de su sindicato, UGT, el último hallazgo de su trabajo sobre cáncer de mama, desarrollado en colaboración con otros 11 laboratorios europeos. Se trata de una proteína, la PTPepsilon, que podría servir para mitigar los efectos de la enfermedad. Sin embargo, tras el cierre del de Biología Molecular del Cáncer del CIPF, Rafael afirmó puso los puntos sobre las íes: “es un ERE contra la salud y fomenta que enfermedades aún incurables, mañana sigan sin solución». «De una carrera merecedora del Premio Nobel a la censura más absoluta»Ciencia nacional y al servicio del pueblo
Pero uno de los episodios más emotivos y profundos ha sido la readmisión de una de las científicas por la intervención de la madre de una niña (Paula) enferma de diabetes, objeto de estudio de la primera. Inspirada en la solidaridad ciudadana tras el terremoto de Haití, recogió 7000 euros “tacita a tacita” mediante huchas, meriendas, venta de camisetas, lotería y pulseras, con los que ha contratado a Cristina Ponce hasta abril para continuar con su investigación sobre la regeneración de las células beta pancreáticas que se encargan de sintetizar insulina el páncreas. Tras ella, la esperanza de dar con una solución definitiva para la enfermedad y que su hija, como tantos otros enfermos, deje de pincharse insulina siete veces al día. La conclusión de la madre es que “la gente es muchísimo más buena y generosa de lo que se piensa”. Para la directora responsable del laboratorio, la Dra Deborah Burks, es asombroso puesto que en su país, EEUU, la ciencia vive de la financiación de fundaciones privadas. Para nosotros, sucesos de este calibre no son nuevos. Divorcio absoluto
Precisamente en el caso de la diabetes foros 21 contó en su momento con la participación en nuestros Ateneos XXI de Bernat Soria, que encarnaba una línea de ciencia comprometida con las asociaciones de enfermos para dar soluciones definitivas a través de las células madre. En otro terreno, la doctora Almudena Ramón Cueto saltó a los titulares con el milagro de las ratas, un avance sin precedentes en la regeneración de la médula espinal seccionada financiado por un empresario del calzado de Elche que tenía un hijo parapléjico en el Centro de Toledo. Pero pasó de una carrera merecedora del Premio Nobel a la censura más absoluta. Junto a otros ejemplos representa, visto de conjunto, una línea nacional de desarrollar ciencia vanguardista al servicio de las necesidades e intereses populares. Hoy soterrada. El ejemplo de Valencia no hace más que mostrar el divorcio absoluto, criminal, entre estos intereses y necesidades y la actuación infame de una casta gobernante entregada a la causa de los intereses del gran capital financiero. Un fórmula uno con ruedas de piedra
El mayor problema con que se encuentra el enorme potencial humano del que dispone España es la poca cantidad de plazas que se ofertan para montar laboratorios. Tenemos excelentes científicos con capacidad para tener su laboratorio pero no hay plazas disponibles, por tanto una de las opciones es irse de España o no volver si ya estás trabajando en el extranjero. Este relato de Santiago Lamas, profesor de Investigación del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC), lo expresa con total nitidez:
“Durante algunos días del último mes de noviembre tuve el honor de presidir un proceso de pruebas selectivas para científicos de plantilla del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), basado en el formato de concurso-oposición. Se trataba de seleccionar un investigador/a con una buena trayectoria de investigación en los mecanismos moleculares de las enfermedades. Aunque se convocaba una única plaza hubo inicialmente 57 solicitudes admitidas y finalmente 26 concursantes… dejó en el tribunal un sentimiento agridulce y de profunda consternación y preocupación.
Desfilaron y expusieron delante del tribunal investigadores e investigadoras, la mayor parte entre 35 y 45 años, con un nivel extraordinario de formación. La inmensa mayoría había pasado por muchos laboratorios en España y el extranjero, otros todavía estaban fuera y querían reincorporarse al sistema español de ciencia. Sus exposiciones versaron sobre múltiples temas, como la investigación en enfermedades neurodegenerativas, la terapia con células madre, los avances metodológicos para detectar defectos moleculares y genéticos, las enfermedades basadas en alteraciones de la respuesta inmune o la posibilidad de regenerar el tejido cardiaco… instituciones como Harvard, Yale, el Instituto Karolinska o el Laboratorio Europeo de Biología Molecular hubieran querido disponer de la posibilidad de ofertar un puesto de trabajo a varios de los candidatos/as. Por imperativo administrativo el tribunal no tuvo otra opción que la de seleccionar a un candidato… Este proceso selectivo simboliza una situación general de la ciencia española; no es ni mucho menos un hecho aislado… los candidatos que no han obtenido esta u otras plazas quedan en una situación inestable y muchos se verán obligados a emigrar o, en el mejor de los casos, a reconvertir su actividad en un trabajo de mucha menor cualificación… Conseguir una formación en biomedicina o en cualquier otra área de la ciencia del nivel de los candidatos presentados es una tarea de muchos años, mucho esfuerzo personal y social y una cantidad no desdeñable de inversión pública en su educación. Educación, esta es la palabra, no lo olviden»