A raíz del estallido del escándalo Pujol, un montaje gráfico comenzó a circular por las redes sociales en Cataluña. En él aparecía Pujol señalándote con el dedo, y afirmando «Madrid no te roba. Soy yo y ya lo sabes». Así se le ha dado la vuelta, de repente, a años de propaganda a golpe de realidad. El verdadero rostro depredador de esa burguesía burocrática que se envuelve en pretensiones soberanistas para robar ha quedado suficientemente probada. Los catalanes, junto al resto de los españoles, necesitamos librarnos de esta gente que en Barcelona o en Madrid nos imponen el saqueo a la mayoría mientras ocultan sus vergüenzas con mentiras.
Del 3% a la fortuna de los Pujol
En febrero de 2005, en un acalorado debate en el Parlament catalán, Pasqual Maragall se dirigió a los escaños de CiU para revelar: “Ustedes tienen un problema, y este problema se llama 3%”.
Violaba así la “omertta” que silenciaba las tramas corruptas. Pero sorprendentemente nunca se investigó aquella grave acusación. «Toda una tupida trama corrupta, con Pujol en la cúspide, donde comisionistas y grandes monopolios que pagan las mordidas saquean el dinero público»
Hoy tenemos pruebas más que suficientes para saber que Maragall tenía razón. Y los Pujol son uno de los grandes comisionistas, el gran “clan de 3%.
Desde los años noventa todos sabían en Cataluña que algunos hijos del líder nacionalista abusaban de su condición para cobrar comisiones por la gestión de asuntos que eran competencia de la Generalitat.
El juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, ha documentado como el primogénito de Pujol recibió entre 2004 y 2012 “ingresos por importes superiores a los 200.000 euros de empresas que directa o indirectamente declaran ingresos procedentes de distintos organismos públicos de Cataluña”.
Eran al menos 17 empresas, entre ellas constructoras, consultoras de ingeniería y concesionarias de infraestructuras, que compraban así el acceso al presupuesto público.
Oriol Pujol, el delfín político del clan y mano derecha de Artur Mas, ha tenido que abandonar todos sus cargos, salpicado por el caso ITV, un soborno de 30.000 euros a cambio de “orientar” el voto de Convergencia.
En la época en que Oriol Pujol fue un alto cargo de Industria se produjo también el desmantelamiento de la empresa Lear, una multinacional norteamericana radicada en Cervera (Lleida) y dedicada a la fabricación de componentes eléctricos para automóviles, que dejó en la calle a 1.200 trabajadores después de beneficiarse de numerosas ayudas públicas.
La consultora que asesoró el desmantelamiento fue Europraxis. Uno de sus consejeros era Josep Pujol Ferrusola, el quinto de los hermanos.
La UDEF (Unidad de Delitos Económicos y Financieros) confirma que la familia Pujol disponía de ‘tres cuentas numeradas y dos cajas de seguridad con número correlativo a las de Félix Millet, el saqueador del Palau de la Música.
Y también especifica cómo se realizaba el reparto de las comisiones ilegales cobradas por CiU en ese escándalo, y que ascendían a un 4% del valor total de la adjudicación: “Un 2,5% revertía en los partidos políticos vinculados a la Generalidad y el 1,5% se destinaba a gastos, comisiones y colaboraciones de Fèlix Millet y sus colaboradores en el Palacio, así como a cuentas privadas de algunos dirigentes políticos y/o de sus familiares políticos directos más allegados”.
La Justicia también investiga la confesión de un alto cargo de de una de las empresas que habrían pagado comisiones ilegales a CDC a cambio de la adjudicación de obras públicas.
Las mordidas se cuantificaban entre el 3% y el 5% del valor de la adjudicación. La denuncia señala directamente al actual presidente catalán: “Pregúntele al señor Mas, que seguro que sabe más que yo. Especialmente después de vender la gestión del agua potable de Barcelona para los próximos 50 años por 1.000 millones de euros”.
Toda una tupida trama corrupta, donde comisionistas y grandes monopolios que pagan las mordidas saquean el dinero público.
¿Hay o no hay dinero?
La policía cifra la fortuna ilegal de los Pujol en 1.800 millones de euros. Ocultos a través de una red de una fundación y ocho empresas tapadera en seis países que actúan como paraísos fiscales.
Pero el botín puede ser incluso mayor, puesto que la misma policía afirma que “no solamente son 1.800 (millones de euros) que sí que se tienen controlados, sino que lo que se está buscando ahora, a pesar de la opacidad de la banca en Andorra, es el resto de paraísos fiscales que ha utilizado la familia para poder ocultar esto”. Advirtiendo de que “el capital invertido o con vínculos indirectos” controlado por la familia Pujol “puede llegar a los 3.000 millones de euros”.
Artur Mas, heredero político de Pujol, ha impuesto a los catalanes sangrantes recortes en educación, sanidad, dependencia, salario de los funcionarios… bajo la bandera de que “no hay dinero”. Ya sabemos dónde está el dinero… se lo había quedado Pujol. «Cuando a los catalanes nos hablan de un Estado independiente en manos de los Mas y Pujol nos echamos mano a la cartera»
Con los 3.000 millones de la fortuna de los Pujol podrían revertirse todos los recortes en sanidad o educación impuestos por el gobierno catalán. Habría dinero suficiente para garantizar durante diez años la inversión en dependencia, severamente recortada. O quintuplicar las becas de comedor, que Mas niega a las familias necesitadas.
¿Para eso quieren un “Estado propio”?
El escándalo Pujol ha pulverizado definitivamente la cantinela del “Madrid nos roba” que la burguesía burocrática catalana gestada al calor del poder autonómico utilizaba para esconder su saqueo a todos los catalanes.
Resulta que los ladrones, o al menos una parte importante de ellos, estaban mucho más cerca… en lujosos despachos de la Generalitat.
El clan Pujol utilizó los 23 años de presidencia del “Molt Hororable” para urdir un suculento negocio de comisiones y meter mano a la caja del dinero público. Felix Millet convirtió el Palau de la Música, emblema de la cultura catalana, en la “cueva de los cuarenta ladrones”, para financiar ilegalmente a Convergencia.
Y suma y sigue. Los casos de corrupción y desfalco del dinero público de la élite política de los Mas y Pujol es interminable.
A través del control del poder autonómico, y de la gestión de los sustanciosos presupuestos de la Generalitat, se blindaron en el crimen y el robo.
¿Nos imaginamos lo que nos esperaría en una “Cataluña independiente” donde Oriol Pujol fuera ministro de Hacienda, o donde Artur Mas controlara las más altas instancias de la justicia?
Nadie podría cuestionar sus desmanes. Nadie tendría capacidad para enjuiciar sus delitos. El blindaje de estos “ladrones soberanistas”, que roban a todos los catalanes envueltos en la senyera, sería total.
Para eso quieren un “Estado propio”. Para poder hacer y deshacer a su antojo. Para incrementar sustancialmente la cuota de saqueo que nos imponen a todos los catalanes. Y para disfrutar de la misma impunidad en el delito que hoy tiene, por ejemplo, Emilio Botín en el Estado español, al que incluso fabrican “leyes ad hoc” para justificar sus desmanes.
Cuando a los catalanes nos hablan de un Estado independiente en manos de los Mas y Pujol nos ponemos a temblar y nos echamos mano a la cartera.