Tras el Brexit, que elimina intransigente veto británico, los ministros de defensa de Alemania y Francia proponen ‘revitalizar’ la defensa europea, haciéndola «más fuerte, realista y creíble». La industria armamentista europea recibiría una fuerte inversión pública de 3.500 millones de euros. Una propuesta que se colude con los intereses norteamericanos, que necesita que sus vasallos europeos asuman mayores cargas militares para que Washington pueda concentrar sus fuerzas en Asia-Pacífico.
Los ministros de Defensa de Francia, Alemania, Italia y España han enviado una carta a sus homólogos de la UE proponiendo un paquete de medidas para hacer que la defensa europea dé un salto, dotando a la Unión de “autonomía estratégica en el terreno operacional e industrial”. La idea fue lanzada por Hollande y Merkel y ha sido complementada con aportaciones italianas y españolas.
La propuesta se ha plasmado presupuestariamente en un cuantioso fondo comunitario destinado a la I+D militar, cuyos beneficiarios serán los monopolios armamentistas europeos (grupos como el consorcio Airbus, BAE Systems, MBDA, la alemana Liebherr-aeroespacial, la sueca Saab, la italiana Finmeccanica, o la española Indra). La inversión irá in crescendo, llegando a alcanzar los 3.500 millones de euros a partir de 2021.
El proyecto de fortalecimiento de la defensa europea se había enfrentado hasta ahora al bloqueo británico. Londres no quería ni oir hablar de nada que supusiera debilitar o suplantar las estructuras atlantistas de la OTAN. Pero el Brexit ha eliminado ese obstáculo, y París y Berlín no han tardado en mover ficha.
Frente al recelo británico, los promotores de esta iniciativa han dejado claro que “su objetivo no es un Ejército europeo”, que “no habrá tropas de la UE y que la defensa europea se basará en las fuerzas aportadas por los distintos estados”. También rechazan que la propuesta debilite a la OTAN o signifique duplicidades. “Una OTAN más fuerte necesita una Política Europea de Seguridad y Defensa reforzada para complementar sus esfuerzos”, han dicho los ministros firmantes. Sobretodo Francia y Alemania recuerdan que la UE -a través del llamado Eurocuerpo, con tropas de Alemania, Bélgica, España, Francia y Luxemburgo- ya ha intervenido en zonas donde la OTAN no se plantea hacerlo, como Somalia, Mali y otros países centroafricanos.
Otro de los firmantes, el saliente ministro español Pedro Morenés -conocido por sus vínculos con la industria armamentística y el Pentágono- ha declarado que “una Europa fuerte no puede significar una OTAN más débil” pero que “tampoco el fortalecimiento de la OTAN se puede hacer a través de una Europa débil en defensa”.
No se trata de sustituir o debilitar -al menos en el corto o medio plazo- a la OTAN. ¿Que busca esta iniciativa entonces? Parece que estamos ante una colusión de intereses imperialistas.
Por una parte, las principales potencias de la UE, Alemania y Francia, buscan dotarse de un instrumento militar dotado de una relativa “autonomía estratégica” para actuar en sus propias esferas de interés, como pueda ser el África subsahariana en el caso francés.
Las burguesías monopolistas más poderosas de Europa también buscan la gestación de lo que podríamos denominar la semilla de un ‘complejo militar-industrial europeo’, generador de alta tecnología de doble uso (militar y civil) y de inversiones con un altísimo índice de retorno de beneficios. Una fuente extraordinaria de ganancias -costeada con ingentes cantidades de dinero público de todos los europeos- para las burguesías monopolistas más poderosas del continente, en especial para la germana y la gala.
Pero por otra parte, la propuesta de ‘revitalizar’ la defensa europea va en completa consonancia con las necesidades de la superpotencia norteamericana, necesitada de que sus aliados y vasallos de la OTAN incrementen sus gastos militares, incrementen sus capacidades bélicas y ocupen los puestos de primera línea en los escenarios de tensión del Este de Europa (la contención de Rusia), Oriente Medio y el Norte de África y el Sahel, para que el Pentágono pueda concentrar recursos y fuerzas en la región del Asia-Pacífico y en la contención de China.
Washington lleva tiempo exigiendo a todos los miembros de la OTAN que eleven la inversión militar hasta el 2% de su PIB, y entrenando -con megamaniobras como la ‘Trident Juncture’ de hace un año- fuerzas permanentes ‘de intervención rápida’ de la Alianza atlántica con este propósito. Ese fue también uno de los principales objetivos de la última gira europea de Obama. “Una Europa fuerte hará a la OTAN más fuerte, especialmente aportando más capacidades y aumentando el gasto en defensa entre los aliados europeos, que es algo que la OTAN ha pedido desde hace muchos años”, ha dicho el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Mientras que las burguesías monopolistas europeas multiplican sus beneficios -incrementando la explotación sobre los trabajadores de todo el continente con reformas laborales o políticas de austeridad social; o condenando a millones de inmigrantes y refugiados a la miseria, a la muerte en el mar o a las alambradas de fronteras y campos de refugiados- preparan astronómicas inversiones militares en pos de sus propios intereses imperialistas… y de las necesidades geoestratégicas del Pentágono.