Se veía venir. Pero cuando ha sucedido se ha convertido en una bomba política. El Tribunal Constitucional portugués ha declarado ilegales la retirada de la paga extra a pensionistas y funcionarios, así como la reducción del subsidio de desempleo y de enfermedad. Con el argumento de que «viola el principio de igualdad a la hora de afrontar sacrificios».
Los salvajes ajustes impuestos por la troika están hundiendo Portugal. El PIB se reducirá este año un 2,5%. El paro se ha disparado. La pobreza se extiende. Y los médicos denuncian que muchos ciudadanos están dejando de acudir a urgencias, porque hay que pagar 20 euros por cada visita.
Pero las últimas medidas anunciadas por el gobierno portugués, que apuntaban directamente contra los pensionistas –retirándoles la “extra” de verano y subiéndoles los impuestos- han colmado el vaso de la indignación. «Cuanto más aprieten Merkel y el FMI, más dificultades van a encontrar para aplicar sus planes de saqueo»
Que ya no solo se manifiesta en las calles, con un notable incremento de la movilización popular. Sino que alcanza también a las más altas instancias del Estado, como lo confirma la decisión del Tribunal Constitucional luso.
Como en Chipre, también en Portugal –o en España- Washington y Berlín, a través de la UE o el FMI, imponen draconianos recortes que violan las leyes nacionales y pulverizan el “consenso social” que había dotado de estabilidad a cada país.
Necesitan hacerlo porque su objetivo es imponer un salvaje saqueo de las riquezas nacionales. Y no admiten límites a sus mandatos.
En España obligaron a reformar, en apenas quince días, la Constitución para imponer que los bancos extranjeros cobrarían antes que los pensionistas. Y al forzar la no actualización de las pensiones en función de la subida del IPC han pulverizado el Pacto de Toledo.
Pocas horas después de que el Constitucional dictara sentencia, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, ha emitido la suya. Anunciando que “Portugal tendrá que buscar nuevos ajustes”.
El primer ministro portugués, Passos Coelho, ha tardado poco en anticipar nuevos recortes en educación, sanidad, prestaciones de Seguridad Social y en empresas públicas.
Pero cada nueva imposición de la troika va a generar mayor rebelión.
La sentencia del Tribunal Constitucional ha provocado una aguda crisis política en Portugal, que ha puesto en cuestión la misma continuidad del gobierno. Que no solo no va a cerrarse, sino que se agudizará con los nuevos recortes.
Cuanto más aprieten Merkel y el FMI, más dificultades van a encontrar para aplicar sus planes de saqueo.