SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Quién gana con Bankia

Ya no somos nada. Ni nadie. Muere Adolfo Suárez y en poco más de 72 horas, Pilar Urbano cuenta a los compañeros de El Mundo que la historia oficial sobre el 23-F y la dimisión del primer presidente del postfranquismo, Adolfo Suárez, mantenida por buena hasta ahora, es una patraña. Años de creencia en la bondad de unos personajes echados por tierra tras el abono cómplice de muchos medios de comunicación. Espero con devoción que en el caso de Bankia no tengamos que ver pasar bajo nuestros pies 33 años para saber la verdad de una historia que el ministro Luis de Guindos quiere olvidar tras su estrepitoso fracaso de gestión, que ha costado 22.000 millones a estos celtíberos.

Su más que probable nombramiento como presidente del Eurogrupo es una huida hacia delante bañada de éxito. Premio del inefable Mariano Rajoy, que necesita escenificar los supuestos logros aunque eso suponga hacer el ridículo devolviendo un día Moscoso a los funcionarios o anuncie, ¡con un año de anticipación!, bajadas de impuestos que se equilibran inmediatamente con subidas de otras tantas cargas impositivas.

Mientras, esperaremos que José Ignacio Goirigolzarri deje el seráfico discurso del buenismo, aunque sea a base de los gritos que le propinaron en su tercera junta de accionistas al frente de Bankia. Como decía uno de sus consejeros recientemente en privado, «no hay derecho que nos traten así», «esto no va en el sueldo».

Pues tal vez no esté en sueldo, pero tampoco jugar a ser el salvador de la banca española cuando la ejecución del plan de saneamiento es prácticamente el mismo que se había diseñado en la época de Rodrigo Rato; la operación de venta del 7% de las acciones no ha supuesto ningún alivio para el accionista antiguo de la entidad y la colocación se ha producido entre sociedades especulativas que además de poder forrarse en poco tiempo, no darán estabilidad alguna a la entidad una vez hayan cubiertos sus expectativas de enorme beneficio.

Es cierto que en los últimos diez meses, los títulos han pasado de 0,55 euros, al finalizar el proceso de recapitalización, a los más de 1,50 euros en los que se suele mover el papel de Bankia. Un salto del 174% que sitúa la capitalización bursátil de la entidad muy cerca de los 17.500 millones de euros, superando a cotizadas como Abertis, Amadeus, Grifols o Popular. Bankia sería la novena empresa española del Ibex por capitalización. Y su precio bursátil supera, duplica menor dicho, al de sus colegas, en términos de valor contable. Un auténtico disparate que se pagará con el tiempo.

¿Cómo es esto posible si el banco tiene unas incógnitas en el corto-medio plazo tan oscuras como las indemnizaciones que se deriven de las preferentes? No hay semana en la que no haya una o varias sentencias de reintegro a clientes. ¿Cómo es posible, si Bankia en lugar de crecer está menguando?. Cierra oficinas, vende negocio, ofrece participadas. Atentos a la gran jugada de Iberdrola, donde todavía mantiene un peso nada desdeñable. ¿El calentón de su acción es un nuevo chicharro o es que el valor valdría más o lo está haciendo mejor que Santander o BBVA?

Detrás de gran parte de la revalorización de las acciones de Bankia están las inversiones institucionales de la colocación del 7,5% del capital por parte del Estado. Esos que se están frotando las manos con la expectativa de una nueva colocación este año y que han obligado a enfriar la acción en las últimas sesiones ante el llamativo calentón que estaba experimentando el valor.

¿Y mientras tanto, del minorista quién se acuerda? Los cálculos que maneja la entidad presidida por el vasco Goirigolzarri indican que el momento en que los clientes de Caja Madrid recuperarán lo invertido será cuando la acción alcance 1,86 euros. ¿Esto significa que forzarán la máquina para obtener este precio o que al proclamar la altura que en que situará el listón, dan suficiente información para que los institucionales que se han hecho con paquete colocado calculen sus plusvalías y después «el diluvio»?.

Según Bankia, los que tenían subordinadas ganan dinero desde que las acciones -siempre que no las hubieran vendido- llegaron a 1,22 o 1,35 euros, según la emisión que tuvieran. Y los que tienen preferentes empezarán a hacerlo cuando la acción llegue a 1,86 euros, y ahora cotiza a 1,50 euros. En estos cálculos no se tienen en cuenta los intereses que podían haber creado.

La realidad será otra: los accionistas que acudieron a la llamada de la salida a Bolsa en 2011 y los preferentistas que asumieron el canje por títulos de la entidad en 2012 tendrán casi imposible recuperar su inversión.

Goirigolzarri no lo está haciendo mal, es verdad. Pero la historia real de Bankia, todavía llena de dudas, sombras e incertidumbres, exige que las cartas se pongan sobre la mesa con la mayor transparencia. Desde el momento en que Guindos pactó con Goirigolzarri en 2012, hasta que la pesadilla de Bankia termine en un par de años como mucho. No necesitamos que pasen 33 años más para conocer todas las claves como parece que ahora ocurre tras la muerte de Suárez.

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