Quizá cuando pensamos en bullying se nos pase por la cabeza preguntas como ¿quién es el responsable? ¿cómo se soluciona? Pero posiblemente pensemos menos en ¿qué se esconde detrás del bullying?
Cuando hablamos de bullying tenemos una imagen de dos o más menores y relaciones de violencia y consentimiento de ésta. Es entonces cuando empezamos a buscar culpables.
Los niños, padres, abuelos, y su entorno familiar, aunque también puede que aparezcan aquí profesores o tutores. Lo que se nos pasa por alto, y esto es lo que hay detrás del bullying, la sociedad en su conjunto, y si seguimos buscando, seguro que aparecerá algo más.
Deberíamos pensar por qué responsabilizamos al niño si precisamente él está en el periodo de aprender esos valores necesarios para la convivencia y por lo tanto son susceptibles de errores que deberían ser corregidos y esa es responsabilidad de los adultos de la sociedad, por lo que es aquí que se responsabiliza a los padres, familiares, profesores y tutores y no es que estén exentos de responsabilidad, pero también son susceptibles de errores tanto al tratar de trasmitir los valores como al adoptarlos ellos mismos.
Errores al trasmitir, por no ser conscientes de que su entorno más cercano no es el único con el que se relaciona el niño, pues existe también una cantidad de medios y redes sociales con las que se relaciona que lo van a llevar a contradicciones que no son fáciles de resolver. Errores al adoptarlos, porque los adultos también hemos tenido y tenemos un aprendizaje práctico de nuestra relación con el resto de nuestro entorno.
Encontramos aquí un mínimo común múltiplo, un denominador de toda la ecuación. El papel de un entorno, de una sociedad que nos modela para una vida (nacer, crecer, reproducirse y morir), para lograr esta forma simple se modela una forma más compleja en la que debemos, como es lógico, formarnos para trabajar y ser independientes, para poder formar una familia, y es aquí donde encontramos que esto depende del sistema de producción que tengamos, y vivimos en el sistema capitalista, como es evidente, por lo que tenemos que vender nuestra fuerza de trabajo, por lo que pasamos a ser mercancías y como mercancías se nos verá nuestra relación calidad-precio, calidad es nuestra formación y habilidad y precio el que cobramos por el trabajo realizado. Puede parecer que me alejo del punto de partida, pero es justo aquí donde quería llegar para enlazarlo con el principio, nos hace ser competitivos pero no con nosotros mismos sino contra el resto de mercancías, el resto de la sociedad.
Y es aquí donde todo un sistema de valores van enraizando en una ideología dominante. Una ideología que nos muestra como individuos que compiten contra otros individuos arrancándonos los valores de comunidad, una ideología en la que debemos ser superhombres y valernos por nosotros mismos, donde los mejores llegan lejos y los peores se quedan atrás, y donde cuanto más tengo más valgo y donde luchar por lo justo está reprimido y mal visto, y chivarse es motivo de estigmatización, pues no te has valido por ti mismo y has hecho lo imposible para parar una injusticia.
Y puede que aquí esté la respuesta a cómo se soluciona. A ver la injusticia y tratar de detenerla sea cual sea el precio, porque es ahí donde dejamos de ser individuos y nos convertimos en sociedad, y donde el mayor valor sea luchar contra las injusticias para así conseguir ser realmente sociedad.
Juan tala... dice:
En la sociedad que vivimos, se presiona para hacer individualistas a las personas y se pone de relieve perfiles de triunfadores de ese estilo, con valores de «malotes» y «manadas»..»Triunfar machacando», parece el eslogan!!
Vanesa Fernández González dice:
La verdad que no podías ser más acertado!!! La sociedad empuja y estigmatiza y al ser individual le es muy difícil solo frenar cualquier cosa injusta!!! En este caso creo que más pues la edad y la necesidad de encajar complica más la acción pero tengo seguro que a base de educar con respeto real esto llegue al ser un mal recuerdo