Los peligros de los planes del imperialismo ruso para Europa

¿Qué busca Moscú?

Rusia es una agresiva potencia imperialista que con Putin a la cabeza está lanzando a sangre y fuego su proyecto geopolítico. ¿Qué planes tiene Moscú y qué supone para Europa y para el mundo?

El riesgo de un vergonzoso acuerdo imperialista entre Washington y Moscú para desguazar Ucrania, avalando la invasión rusa, nos recuerda la amenaza que para Europa supone el agresivo vecino del este.

¿Qué planes reales tiene hoy el imperialismo ruso, qué amenaza supone para la paz, y qué consecuencias pueden tener para Europa?

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Mucho más allá de Putin

“Trump y Putin se reparten Ucrania”, “el mundo está dominado por dos personalidades fuertes y autoritarias”… Hemos leído valoraciones como estas de las conversaciones entre la Casa Blanca y el Kremlin, que pretende imponer a Ucrania poco menos que la rendición incondicional ante Moscú.

Reunión de Putin con el grueso de la burguesía monopolista rusa, dos días después de comenzar la invasión de Ucrania. 24 de febrero de 2022 Moscú, Kremlin

Si partimos de aquí no entenderemos nada de lo que sucede, y no seremos capaces de enfrentar los peligros que nos amenazan.

Ni Trump manda a su antojo en EEUU, ni Putin domina Rusia como un cortijo personal. Ellos son los gestores de quienes tienen el poder, dos clases sociales, la burguesía norteamericana y la burguesía rusa. Por eso están donde están y hacen lo que hacen. Por eso son peligrosos.

Hemos visto a esa clase dominante, la burguesía rusa, reuniéndose para respaldar a Putin y avalar sus criminales proyectos.

El 24 de febrero de 2022, el día que comenzó la invasión rusa de Ucrania, Putin se reunía en el Kremlin con medio centenar de representantes de las grandes empresas. Los protagonistas de esa asamblea de la gran burguesía rusa fueron trece de los principales oligarcas del país, que dominan los monopolios y las finanzas, las energéticas y el complejo militar industrial, la minería o los gigantes tecnológicos… Escenificaron que Putin era “su hombre” y la invasión de Ucrania su plan imperialista.

Putin es el gestor de quien tiene el poder, la gran burguesía rusa

No son una suma de grandes magnates. Son una clase social, la burguesía monopolista rusa, unida por múltiples vínculos. Representada por Gazprom, el mayor proveedor de energía del mundo, un conglomerado monopolista que además del gas y el petróleo domina el sector bancario, los medios de comunicación o las redes sociales. O por un complejo militar industrial integrado por 700 entidades que conforman 14 mega holdings empresariales.

Esta clase, la burguesía rusa, dispone para imponer sus intereses de un Estado que atesora el mayor arsenal nuclear del mundo. Y se dota de los representantes políticos que llevan adelante sus planes.

Si Putin acumula 25 años al frente del gobierno en Rusia no es porque se haya convertido en “un nuevo zar”, que domina el país junto a una guardia de corps de los servicios secretos. Es porque fue elegido por la gran burguesía rusa para ejecutar con mano de hierro un régimen ultra reaccionario en el interior y un agresivo proyecto imperialista en el exterior.

Si miramos solo a Putin, o a Trump, desaparece quien ostenta el poder… y las amenazas muy reales que los planes de esa gran burguesía rusa representan.

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Rusia es una potencia imperialista

Este es el espacio de dominio de Rusia. En rojo, el territorio ruso. En tonos azulados, los países que forman parte de su órbita: Bielorrusia, Moldavia, Georgia, Armenia, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguizistán, Turkmenistán y Tayikistán. Con la invasión de Ucrania (naranja) buscan la proyección sobre Europa y el Mediterráneo

Escuchamos que asistimos a una nueva “guerra fría” entre “tres polos autoritarios”, los EEUU de Trump, la Rusia de Putin y China. Mezclando a Pekín con Washington y Moscú.

Y nos repiten que Rusia siembra el desorden al enfrentarse al “orden mundial norteamericano”.

No. No. No.

China no ha invadido ningún país, no ha provocado ninguna guerra, no amenaza la paz… Como sí hacen EEUU y Rusia, porque son una superpotencia y una potencia imperialista.

Rusia -heredera de una superpotencia hegemonista- es una agresiva potencia imperialista que ya ha demostrado su carácter criminal

Moscú ha invadido Ucrania, un país soberano, provocando casi medio millón de muertos y 10 millones de desplazados. En lo que llevamos de siglo XXI Rusia ha intervenido militarmente en Chechenia, Georgia Kirguizistán o Kazajistán, para imponer su dominio dentro del perímetro de la ex URSS. Ha participado directamente en las masacres ejecutadas durante años en Siria. Y en el Sahel africano Moscú interviene en golpes de Estado o guerras civiles.

China es un factor de paz en el mundo. Rusia una agresiva potencia imperialista que ya ha demostrado su carácter criminal.

Moscú no cuestiona el orden norteamericano para abrir paso al “multilateralismo”, como hacen muchos países del Tercer Mundo. Tiene un proyecto imperialista y busca aprovechar cualquier oportunidad para imponerlo a sangre y fuego.

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Moscú tiene un plan

La gran burguesía rusa tiene un proyecto imperialista que no es nuevo. No persigue un imposible, como volver al estatus de superpotencia de la ex URSS. Pero sí aprovechar las condiciones creadas por el ocaso imperial norteamericano para ser admitida como una gran potencia euroasiática.

Rusia no puede competir en el plano económico. Ni dispone de un “poder blando” capaz de ejercer seducción global. Todo lo contrario. Por eso recurre en mayor medida a lo que sí es uno de sus puntos fuertes: su poder militar. Sus debilidades le confieren un carácter agresivo y aventurero, especialmente peligroso.

Y los europeos estamos en medio del camino que pretende seguir Moscú. Sus plantes imperialistas nos afectan muy directamente. ¿Qué persigue Moscú y qué consecuencias tienen sus planes para Europa?

1.- Moscú busca dominar el glacis ex soviético, y someter a Ucrania, a cualquier precio, es su mayor apuesta. Amenazando la supervivencia de un país soberano y provocando una guerra en el corazón de Europa.

La invasión imperialista de Ucrania es la punta de lanza del proyecto imperialista ruso.

La posibilidad de un acuerdo imperialista entre EEUU y Rusia, que se impondría a Ucrania y también a la UE, agudiza más si cabe esta amenaza. Washington parece dispuesto a entregar Kiev a Moscú para atraer a Rusia e intentar enfrentarla a China.

La UE debe apoyar la resistencia de Ucrania ante la invasión rusa, y denunciar el vergonzoso acuerdo que nos pretenden imponer Washington y Moscú.

Las condiciones anunciadas por Moscú en las negociaciones con Washington supondrían su desaparición como país independiente. Exige anexionarse un 20% del territorio ucraniano, desde el Dombass a Crimea, que cese el apoyo militar europeo a Kiev, que Ucrania se “desmilitarice” -es decir no tenga capacidades de defensa-, y que el gobierno de Zelenski sea sustituido por uno pro ruso.

Ucrania ha sido ninguneada, expulsada de unas conversaciones que van a decidir su futuro. Y la UE degradada, al exigirle aceptar un acuerdo entre Washington y Moscú en el que no tendrá ni voz ni voto.

Respaldar, también con apoyo militar, la resistencia ucraniana frente a la invasión rusa es imprescindible para conseguir una paz justa. Y también lo es que la UE denuncie el vergonzoso acuerdo imperialista que Washington y Moscú pretenden imponer.

2.- Rusia busca incrementar la presión militar sobre Europa, para imponer que sus intereses imperialistas sean reconocidos.

Aunque los países bálticos formaran parte de la ex URSS hoy son miembros de la OTAN, y no parece realista que Moscú se atreva a atacarlos directamente. Lo mismo sucede con países como Polonia o Finlandia, dentro de lo que Rusia considera su “patio trasero” pero que ya están integrados en la UE o la OTAN.

Pero Moscú sí está intensificando la presión bélica sobre Europa. Con la invasión de Ucrania su presencia militar se desplaza hacia las mismas fronteras de la UE. Y ya ha desplegado una nueva generación de misiles en Bielorrusia.

Para países que guardan todavía en su memoria la ocupación rusa -desde los países bálticos o nórdicos hasta Polonia- esta creciente presión militar rusa es percibida, con razón, como una amenaza directa.

La UE necesita más autonomía de Washington y defenderse de las ambiciones de Moscú

3.- Moscú apuesta por la degradación y desestabilización de la UE. Busca una Europa más débil a la que poder imponer condiciones favorables para Rusia.

En dos países de la UE -Hungría y Eslovaquia- hay ya gobiernos con conexiones con Moscú.

Europa occidental está bajo el dominio norteamericano. Moscú no va a ocupar el papel de patrón europeo, que ejerce Washington. Pero eso no quiere decir que Rusia no despliegue su influencia sobre Europa. En dos países de la UE -la Hungría de Viktor Orban o la Eslovaquia de Robert Fico- hay gobiernos con conexiones con Moscú. Y una parte importante de la ultraderecha expresa tanta cercanía con Trump como con Putin.

Moscú parece haber encontrado un nuevo punto de conexión con los EEUU de Trump: degradar a la UE. Sembrar la división y la desestabilización en Europa, si no va a hacer desaparecer a la UE, sí introduce una debilidad que tanto Washington como Moscú pretenden aprovechar para imponer condiciones más onerosas.

Desde aquí debemos plantearnos una respuesta europea que defienda nuestros intereses. Avanzando hacia una mayor autonomía respecto a Washington, y enfrentándonos a los peligros que suponen las ambiciones de Moscú.

2 comentarios sobre “¿Qué busca Moscú?”

  • Qué cuál es la alternativa para España? Pues lo tenemos a wevo. Desde Indalecio Prieto a Saramago pasando por cientos de intelectuales, tenemos el Proyecto de la Plataforma hispánica. Mandar a freír monas a la UE y fusionarnos en Federación con nuestros hermanos que dejó legados el imperio generador español. Desde Cuba a Mozambique pasando por Filipinas

    La Plataforma Hispánica (en caso de que nos refiramos a un concepto más amplio de unidad cultural, económica y política en el ámbito hispano) es una idea que ha sido promovida en diferentes momentos y con distintas orientaciones ideológicas. Desde una perspectiva marxista revolucionaria, podemos analizar su posible contenido y los intereses de clase que podrían estar detrás de ella.

    1. ¿Qué es la Plataforma Hispánica?

    El término no tiene una definición única, pero en general se refiere a un proyecto de integración de los países de habla hispana, principalmente España y América Latina, bajo un esquema de cooperación política, económica y cultural. Dependiendo de quién lo proponga, este proyecto puede adoptar diferentes formas:

    Desde la derecha y el neocolonialismo: Algunas corrientes lo utilizan para promover una idea de «hispanidad» que en realidad oculta un intento de influencia neocolonial de España sobre América Latina, al servicio de las burguesías transnacionales.

    Desde el neoliberalismo: En algunos casos, se presenta como un espacio de libre comercio y colaboración económica, sin cuestionar la dependencia de estos países respecto al imperialismo estadounidense o europeo.

    Desde una perspectiva progresista o socialista: Otros sectores ven en la hispanidad una base para un proyecto antiimperialista, que rescate la soberanía de los países hispanohablantes y fomente una integración basada en la cooperación y el desarrollo de las economías nacionales sin sometimiento a las grandes potencias.

    2. ¿Cuál podría ser su contenido en la actual lucha de clases?

    Desde una perspectiva revolucionaria, cualquier proyecto de integración hispánica solo tendría sentido si se basa en la lucha contra el capitalismo y el imperialismo. Si la Plataforma Hispánica se reduce a una integración bajo esquemas capitalistas, simplemente reproducirá la dominación de las burguesías locales y transnacionales.

    Sin embargo, una alternativa socialista podría incluir:

    Una unión económica planificada entre los países hispanohablantes basada en la cooperación y la industrialización soberana.

    Un frente antiimperialista que enfrente el dominio de EE.UU., la UE y China en América Latina y España.

    Un proyecto cultural alternativo que rescate la historia de lucha de los pueblos hispanohablantes, reivindicando las resistencias indígenas, obreras y campesinas contra la explotación.

    Una estrategia común de movilización obrera y popular, que unifique las luchas contra la precarización laboral, el extractivismo capitalista y las políticas neoliberales.

    3. ¿Quién impulsa esta idea y con qué intereses?

    Si el proyecto es impulsado por sectores de la burguesía española, podemos ver que su objetivo no será la emancipación de los pueblos, sino su subordinación económica y política bajo un nuevo esquema de dominación. Si lo promueven sectores progresistas pero sin romper con la lógica del mercado, seguirá siendo una integración funcional al capitalismo.

    Solo una articulación de los movimientos populares, sindicatos y fuerzas revolucionarias podría convertir una «Plataforma Hispánica» en un verdadero instrumento de lucha por el socialismo y la autodeterminación de los pueblos.

    Conclusión

    Desde una perspectiva marxista, la única Plataforma Hispánica viable es aquella que sirva como un instrumento de lucha revolucionaria contra el capital y no como un proyecto de integración que fortalezca a las burguesías nacionales. De lo contrario, será solo una nueva forma de dominio bajo un disfraz de unidad cultural.

  • Excelente artículo. Sí, Europa ha pasado de ser el centro del «gran tablero mundial», como decía Brzezinski en la época soviética, donde estaba la principal acumulación de capitales,a ser un don-nadie. Ahora el gran tablero se juega en Asia, donde China o Vietnam son los principales manufactureros del mundo

    Nos quieren extremo-derechizar y balcanizar. No es ningún secreto que a los catalanistas los financiaba tanto Trump como Putin. Eso lo sabe hasta la guardia civil

    Sobre proyectos de clase, os dejo un buen análisis de Deep Seek

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    El proyecto de la burguesía monopolista de Estado rusa para Europa y los países de la órbita exsoviética se inscribe dentro de la competencia interimperialista global, donde Rusia busca consolidarse como un polo de poder frente a Estados Unidos y la Unión Europea. Para ello, emplea una combinación de estrategias económicas, políticas y militares con el objetivo de expandir su influencia y garantizar su acceso a mercados, recursos y rutas estratégicas.

    1. Expansión de su hegemonía económica y energética

    Rusia ha utilizado su condición de exportador clave de energía (petróleo y gas) para influir en Europa y los países exsoviéticos. Los gasoductos como Nord Stream (ahora saboteado y fuera de servicio) y los proyectos con países como Hungría y Serbia reflejan su intención de mantener a sectores de la burguesía europea dependientes de su energía, dividiendo a la UE en torno a su política hacia Rusia.

    En el espacio postsoviético, el Kremlin intenta consolidar su control a través de la Unión Económica Euroasiática (UEE), una estructura económica liderada por Rusia que busca integrar a países como Bielorrusia, Kazajistán y Armenia, aunque con menos éxito del esperado debido a la resistencia de algunas burguesías nacionales.

    2. Desestabilización política y control geopolítico

    Rusia considera el espacio exsoviético como su “zona de influencia natural” y ha empleado diversas tácticas para evitar que estos países giren hacia la órbita occidental:

    Intervención militar directa: Como en Ucrania, donde la guerra es una manifestación extrema de la lucha interimperialista por la reconfiguración de las esferas de influencia.

    Apoyo a regímenes afines: Rusia sostiene dictaduras como la de Lukashenko en Bielorrusia, mientras intenta controlar procesos políticos en Moldavia, Georgia y los Balcanes.

    Uso de partidos prorrusos y desinformación: Moscú financia o apoya a fuerzas políticas en Europa que cuestionan a la OTAN y la UE, promoviendo un modelo de “soberanismo” alineado con su propia agenda.

    3. Creación de un bloque militar alternativo

    A través de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), Rusia busca consolidar una alianza militar en el espacio postsoviético para contrarrestar la OTAN. Sin embargo, esta estrategia enfrenta dificultades, ya que países como Kazajistán han mostrado señales de distanciamiento.

    Conclusión

    El proyecto de la burguesía monopolista de Estado rusa no es un desafío al capitalismo mundial, sino una reconfiguración dentro del sistema imperialista global. Rusia no es un Estado socialista ni antiimperialista, sino una potencia capitalista con sus propios monopolios energéticos y militares que compite con el bloque occidental. La única alternativa real para los pueblos de la región no es elegir entre imperialismos, sino luchar por su propia emancipación de la mano del proletariado y los movimientos populares organizados.

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