Rusia ha invadido Ucrania, atacando diez regiones del país, principalmente al este y al sur. Tras un discurso de Vladimir Putin en el que anunciaba una operación militar especial” en el Donbás, ha comenzado la invasión rusa de Ucrania. Minutos después de la alocución, se registraban grandes explosiones en varios puntos del este de Ucrania, desde Sloviansk y Kramatorsk a Járkov, a 30 kilómetros de la frontera rusa; también en Kiev, la capital. Tropas rusas han aterrizado en la ciudad portuaria de Odessa y están cruzando la frontera en varios puntos del país. La invasión también avanza desde la península ucrania de Crimea, que Rusia se anexionó en 2014.
Hace tres días, Rusia reconocía como Estados independientes las repúblicas de Donetsk y Luhansk, regiones del este de Ucrania. Ayer los jefes de esas repúblicas, creadas por Moscú en 2014 para desestabilizar Ucrania, “pedían” la intervención rusa. A las tres de la madrugada, una intervención televisada de Putin daba el pistoletazo de salida a lo que es una invasión a gran escala.
El ejército ruso -190.000 soldados y 1.000 vehículos blindados- invaden el país desde tres frentes: la frontera con Rusia en el este, desde Bielorrusia en el norte y por el sur desde Crimea -anexionada por Rusia en 2014-.
A la invasión terrestre se le ha sumado el lanzamiento de misiles sobre aeropuertos e instalaciones militares ucranianas, buscando quebrar sus capacidades para defenderse de la agresión.
La capital de Ucrania, Kiev, sufre ya bombardeos, y se plantea su evacuación. El ejército ruso ha llegado ya a Járkov, la segunda ciudad más importante de Ucrania. Y el gobierno ucraniano ha confirmado el desembarco de tropas rusas en Odessa, ciudad del Mar Negro.
Moscú busca ampliar por la fuerza -hasta triplicarlo- el territorio de las llamadas repúblicas del Donbass, ocupando territorio bajo control del gobierno ucraniano, como la importante ciudad de Mariúpol.
En la peor tradición del imperialismo ruso Putin, formado en la KGB, el más terrible aparato de represión, control e intervención de la era soviética, Moscú invade y ocupa un país soberano para someterlo a su dominio.
No es la primera vez que Putin actúa así. En 2008 provocó una guerra en Georgia, desgajando del país Abjasia y Osetia del Sur. Ahora aplica es manual imperial ruso en Ucrania.
Denunciamos tajantemente la invasión de un país soberano, su ocupación militar y el intento por fragmentarlo, separando por la fuerza una parte de su territorio para debilitarlo y poderlo controlar.
Putin intenta dar un golpe encima de la mesa para defender los intereses imperialistas de Moscú, aprovechando la debilidad norteamericana tras la retirada de Afganistán. Y al hacerlo está provocando un conflicto que amenaza con dejar un rastro de sangre y desestabilización. Si la guerra limitada en el Donbass ha provocado desde 2014 hasta 14.000 muertos, ¿cuántas vidas va a cobrarse ahora la invasión a gran escala de Ucrania?
No sabemos el alcance de este conflicto, pero el brutal calado de las agresiones rusas amenazan con que pueden ser de una enorme magnitud. Instalando un conflicto bélico en el corazón de Europa, en un momento especialmente delicado, que sea un foco de inestabilidad y desestabilización.
La seguridad de Europa frente a las agresiones rusas no va a venir de la mano de EEUU. La ampliación de la OTAN o una mayor presencia militar norteamericana en el continente no serán factores de paz y estabilidad, sino todo lo contrario. España no puede participar en la guerra, y Europa debe tener una voz propia para impulsar una solución al conflicto.
Pero ahora, todos los demócratas y amantes de la paz, debemos denunciar la invasión rusa y defender la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Exigiendo el final de los ataques militares rusos contra Ucrania, la retirada de todas las tropas de Moscú del país, y denunciando la fragmentación por la fuerza que supone imponer, gracias a los tanques, la independencia de las repúblicas del Donbass. Estas son además la única base posible para que pueda hallarse una solución negociada que evite un conflicto a gran escala de incalculables consecuencias.