Ofreciéndose a Trump

Desde Waterloo, Puigdemont ha utilizado su cuenta de twitter para “apoyar a Taiwan en su lucha por la libertad y la autodeterminación”. Respondía al comunicado de la presidenta de Taiwan, Tsai Ing-wen, que respondió al ofrecimiento de Pekín para avanzar hacia la reunificación con un rotundo mensaje independentista. Difundido en varias lenguas. En una de las versiones, la presidenta de Taiwan utiliza el catalán y aparece al lado de una bandera estelada independentista.

¿Por qué Puigdemont da precisamente ahora un apoyo público a la independencia de Taiwan? ¿Se trata simplemente de la “solidaridad con otro pueblo oprimido”… o existen motivos más oscuros?

Hablar de Taiwan es hablar de China. Taiwan es una pequeña isla, de 23,6 millones de habitantes, donde donde, en 1950, tras la fundación de la República Popular China, se refugiaron las tropas del Kuomintang tras ser derrotados por el PCCH. Pekín jamás ha reconocido la existencia de Taiwan como Estado independiente.

Reconocer la existencia de Taiwan implica enemistarse con China. Por eso, únicamente 20 de los 193 países miembros de la ONU lo han hecho. Entre los que no tienen tratos diplomáticos oficiales con Taiwan está EEUU.

Pero las cosas empezaron a cambiar cuando Trump llegó a la Casa Blanca. Pocos días antes de asumir la presidencia, Trump llamó a la presidenta de Taiwan, manteniendo una conversación oficial que el nuevo presidente norteamericano se encargó de difundir. Era un desafío abierto a Pekín. Que ningún presidente norteamericano había realizado desde que Washington rompió relaciones diplomáticas con Taiwan en 1979.

Aunque no ha pasado todavía de las palabras a los hechos, Trump llegó a amenazar con utilizar el reconocimiento de Taiwan como arma de presión contra China.

Este es el marco en el que Puigdemont muestra alborozado su apoyo a la independencia de Taiwan. No está “solidarizándose con un pueblo oprimido”, sino ofreciéndose a la única superpotencia.

Solo un pequeño grupo de países y movimientos, los más alineados con los sectores más agresivos de EEUU, representados hoy por Trump, han accedido a hurgar en la herida de Taiwan. Ahora, Puigdemont se suma a este grupo.

Cabe recordar que, cuando Trump ganó las elecciones, los círculos más agresivos del independentismo catalán llegaron a formular que se “abría una ventana de oportunidades” que era necesario explorar. En la reestructuración mundial que la línea Trump aspira a imponer, y que por ejemplo en Europa se manifiesta a través de las formas más reaccionarias, podría “tener cabida la independencia” de Cataluña.

Hace solo unos días se hizo pública la insólita amenaza de Trump al ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, recriminándole que en Cataluña “España está machacando a una de las regiones más ricas de Europa”. Con el apoyo a la independencia de Taiwan, Puigdemont y las élites del procés continúan “haciendo méritos” para que la única superpotencia los ampare y proteja. 

Cuando todo el mundo se escandaliza ante la actuación de la “línea Trump” en la Casa Blanca, los círculos más reaccionarios del independentismo catalán buscan su cercanía y aprobación para obtener réditos políticos.