La voz de alarma la lanzaba a finales de año la sección griega de la organización Médicos del Mundo. En una entrevista radiofónica, su presidente, Nikitas Kanakis, declaraba: «la desigualdad está aumentando y esto demuestra lo injusto que es el sistema de salud público. Hay silencio sobre la cuestión de los no asegurados. Estamos muy cerca de derribar la barrera de la vacunación en este país».
Decenas de miles de niños en Grecia están sin vacunar porque sus padres, al quedar desempleados, se han quedado también sin seguridad social ni dinero para pagar los tratamientos médicos. Además del evidente riesgo para la salud -la de los propios niños y la del resto por la posibilidad de contagios y epidemias- estos niños se van a enfrentar en el futuro inmediato a un serio problema de exclusión, dado que existen leyes que establecen que los niños no vacunados tienen prohibido asistir a la escuela. Esto es sólo el síntoma más detestable del saqueo que sufre Grecia tras 6 años de recesión y 4 de intervención y saqueo salvaje impuesto por el FMI y Berlín. «Grecia se aproxima a pasos agigantados al colapso social y el desastre humanitario» En este período de tiempo, el PIB griego ha caído más de un 25%. Es decir, el país ha perdido una cuarta parte de su capacidad de creación de riqueza y la sociedad griega una cuarta parte de su renta nacional. Con un 27,4% de la población activa desempleada, con 3,8 millones de griegos viviendo por debajo de umbral de la pobreza, con cerca de medio millón de hogares sin luz por no poder pagar la factura, con cerca de un 30% de la población expulsada de la sanidad pública, con un programa de privatizaciones que está llevando incluso a la venta de islas enteras a multimillonarios de todo el mundo, Grecia se aproxima a pasos agigantados al colapso social y el desastre humanitario. Un colapso social que a su vez se traslada cada vez más rápidamente al terreno político. El actual gobierno conservador de Samaras, apoyado parlamentariamente por la socialdemocracia, accedió a la presidencia con el voto de 168 diputados. Un año y medio después, su apoyo parlamentario se ha reducido a 153 diputados, sólo 2 por encima de la mayoría absoluta que le permite gobernar. Lo que deja abierta la posibilidad de que cualquier acontecimiento -como ocurrió con el cierre de la televisión pública, que llevó a 15 diputados a abandonar la mayoría parlamentaria- provoque una nueva fisura, dejando a Samaras en minoría y obligándole a convocar elecciones anticipadas.Y todas las encuestas celebradas en el último año señalan reiteradamente las altas probabilidades de que Syriza -que ya en las anteriores elecciones se quedaron a un 2% de ser el partido más votado- gane unas próximas elecciones. De no ser por la dramática situación del pueblo griego, sería de risa la idea de que el país sometido al más implacable saqueo de la troika se vea ahora aupado a la presidencia semestral de la Unión Europea. Lo cual, a su vez, revela la insustancial vaciedad que rodea todos los enormes aparatos burocráticos de la UE. Si la presidencia de la UE tuviera el más mínimo valor, si implicara cualquier tipo de poder, ¿existe alguna duda de que Berlín no permitiría ocuparla a ningún país del sur, de la misma forma que los está dejando -como a España- fuera de los organismos con verdadero poder de decisión?