Vuelco político en el país andino

¿Por qué la izquierda ha perdido las elecciones en Bolivia?

La izquierda del Movimiento al Socialismo, que lleva gobernando Bolivia desde 2006, ha perdido el gobierno. ¿Cuáles son las causas y las lecciones de este revés

Es un hecho. La izquierda del Movimiento al Socialismo, que ha ostentado la hegemonía política en Bolivia desde que Evo Morales ganara sus primeras elecciones en 2005, ha perdido el gobierno. Ha quedado descabalgada en la primera vuelta de las presidenciales, y el balotaje previsto para octubre se dará entre dos candidatos de derechas, neoliberales y adictos a Washington

¿Por qué? ¿cuáles son las causas y las lecciones de este revés?

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Los números dicen la verdad.

Resultados de la primera vuelta. A la izquierda, Rodrigo Paz (32,06%), a la derecha, el expresidente -y mano derecha del dictador Hugo Banzer- Jorqe ‘Tuto’ Quiroga (26,7%)

Por primera vez desde 2005, Movimiento al Socialismo–Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) no sólo no ha ganado con contundencia las elecciones en la primera vuelta, sino que ha quedado descabalgado. El desempate se librará entre dos candidatos de la derecha, representantes directos de la oligarquía boliviana y de los intereses hegemonistas: el neoliberal Rodrigo Paz, que quedó primero con el 32% de los votos; y el aún más reaccionario ex-presidente Jorqe ‘Tuto’ Quiroga, con un 26,7%. La izquierda apenas sumó el 11% de los votos válidos, quedando fuera del Senado y con un sólo escaño en la Cámara de Diputados.

Es un terremoto político. La debacle no solo supone la salida de la presidencia del MAS, sino que otorga a las derechas bolivianas -alineadas con Washington- una supermayoría legislativa con la que podrían derogar la Constitución promulgada por la izquierda en 2009 y que incluye importantes conquistas en materia de soberanía nacional, descentralización política o derechos de unos indígenas que son el 48% del país. Previsiblemente, gane Paz o Quiroga, Bolivia retornará a la órbita norteamericana y saldrá del eje de gobiernos progresistas y soberanistas latinoamericanos, alejándose además del estatus de miembro asociado de los BRICS+.

¿Se ha disuelto la potente base social, de más de tres millones de personas, que conquistó casi dos décadas de hegemonía política para la izquierda antiimperialista del MAS, unos gobiernos que lograron un impresionante despegue económico y social en el que era el país más pobre de Sudamérica? ¿Se ha vuelto de derechas la sociedad boliviana?

No. Evidentemente no. La realidad es bastante más compleja.

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La izquierda se ha presentado enfrentada y dividida a estas elecciones

El MAS-IPSP, un complejo espacio político que aglutina en su seno a sindicatos, organizaciones indígenas y campesinas- ha ido sufriendo a lo largo de los últimos años una grave maraña de disputas internas entre Evo Morales y el que fuera su sucesor y ministro de Economía, el presidente saliente Luis Arce.

Luis Arce y Evo Morales, antiguamente unidos en un mismo proyecto, han encabezado un agrio divorcio en el seno del MAS-IPSP

En 2016, Evo Morales perdió por escaso margen (48%) el referéndum constitucional que le hubiera permitido sortear el veto al máximo de dos mandatos en la presidencia. Así, el MAS tuvo que concurrir a las elecciones tras el golpe de Estado (2020) con Luis Arce como candidato, en ese momento contando con el respaldo de Morales.

Pero fue en medio de la última legislatura, cuando Evo Morales confirmó su intención de postularse en las elecciones presidenciales de 2025, cuando la grieta con la facción de Arce se hizo visible.

La pugna se hizo más y más agria, visibilizándose en la organización de congresos paralelos del MAS-IPSP, donde los seguidores de Arce acusaron a los “evistas” de excluir a las organizaciones sociales fundadoras del partido. y los «arcistas» por su parte, se negaron a realizar primarias internas para que el millón de inscritos al MAS pudiera decidir.

El divorcio legal por la posesión de las siglas del MAS se resolvió a favor de Arce, y aunque Morales intentó montar una candidatura con las siglas Evo Pueblo, finalmente los tribunales se lo prohibieron, en una sentencia en la que los «evistas» denuncian la mano de Arce, lo mismo que tras el mini-intento de nuevo golpe de Estado de 2024 o incluso contra varios atentados contra Morales. Es más: una denuncia (con olor a lawfare) contra Evo por un supuesto trato de blancas ha hecho que el expresidente sea actualmente un prófugo de la justicia, oculto por miles de seguidores en su montañosa región natal, la Cochabamba.

La base social de la izquierda no se ha evaporado. Aunque desilusionada y desmovilizada, aunque desgarrada por sus riñas internas, sigue siendo la principal protagonista de la vida social boliviana

Así llegó el MAS, o los dos sectores enfrentados del MAS, a estas elecciones. Luis Arce -cuya popularidad estaba por los suelos- eligió como sucesor a un ministro del gobierno, ministro de Gobierno, Carlos del Castillo, que obtuvo un pírrico 3,16% del voto en la primera vuelta.

Otro cuadro procedente del «sector evista», Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y exdiscípulo de Evo Morales lanzó por sorpresa su propia candidatura -completamente al margen de las estructuras democráticas del MAS-IPSP, y cosechando la ira de sus bases- esperando captar el voto masista, pero consiguiendo un magro cuarto puesto (8,22%)

¿Que hizo Evo Morales en esta primera vuelta de las elecciones? Al considerarlas ilegítimas, hizo un llamamiento al voto nulo o en blanco, que sumados suponen 1.526.122 votos, ¡ni más ni menos que el 19,2% del censo!.

Los votos nulos y en blanco casi se han quintuplicado respecto a los anteriores comicios, y hay razones de peso para asumir que ese incremento es producto en su inmensa mayoría de la directriz de Evo Morales. En departamentos fuertemente campesinos e indígenas -que han sido feudos históricos del MAS- como Cochabamba o Pando, los nulos+blancos se han multiplicado por ocho, el doble que la media nacional, y suponen cerca del 35% de los votos emitidos.

Contando los nulos y blancos como «votos a Evo Morales», eso lo habría situado como la segunda fuerza más votada, desbancando al ultrareaccionario ‘Tuto’ Quiroga y pasando al balotaje con Rodrigo Paz. Y si sumamos los diferentes «fragmentos» del MAS -nulos, blancos, junto a los de Rodríguez y del Castillo-, tendríamos 2,14 millones de votos y un 32% de los votos válidos. Algo que no salvaría al MAS de un importante desgaste, pero lo habría colocado como líder de la primera vuelta, y a una importante distancia del derechista Paz para el desempate.

Por tanto, la base social de la izquierda no se ha evaporado. Aunque desilusionada y desmovilizada, aunque desgarrada por sus riñas internas, sigue siendo la principal protagonista de la vida social boliviana, y una fuente inagotable de lucha y transformación.

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El problema está en los errores, no en las masas

Álvaro García Linera, exvicepresidente de los primeros gobiernos del MAS y antigua mano derecha de Evo Morales

Pero siendo la división y el enfrentamiento dentro del MAS-IPSP un factor importante para entender unos resultados electorales tan nefastos, no son la causa principal ni más importante. Así lo reconoce otra figura emblemática dentro del MAS, Álvaro García Linera, que fuera vicepresidente, mano derecha y «cerebro» de los primeros gobiernos de Evo Morales.

Aunque reconoce el daño que ha hecho el “miserable fraticidio” entre evistas y arcistas dentro del MAS, García Linera advierte en un artículo publicado en el diario mexicano «La Jornada»: Las izquierdas y progresismos en gobierno no pierden elecciones (…) porque las derechas son más violentas ni mucho menos porque el pueblo que fue beneficiado por políticas sociales sea ingrato». El avance de la reacción, «se expande a raíz del deterioro de las condiciones de vida de la población trabajadora, de la frustración colectiva que dejan progresismos timoratos, o de la pérdida de estatus de sectores medios”.

La izquierda boliviana no puede anclarse en la defensa melancólica de los logros pasados sino volver a levantar las esperanzas colectivas en torno a un mundo que conquistar» (Álvaro García Linera)

García Linera apunta a la desastrosa gestión económica de Luis Arce -«con una inflación de alimentos básicos que bordea el 100%, la falta de combustible que obliga a realizar filas de días para obtenerlo y un dólar real que ha duplicado su precio frente a la moneda boliviana»- como la razón capital que ha hecho que una buena parte de la base social de la izquierda boliviana se decepcione, se divida y se desmovilice.

Es sobre esta grieta, es sobre estos graves errores, sobre los que ha actuado la permanente intervención de los centros de poder hegemonistas sobre Bolivia, que se apoyan en los sectores más reaccionarios de la oligarquía criolla y sus partidos de derecha y ultraderecha.

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No olvidar los hitos históricos del MAS

Los logros económicos y sociales de la primera década de gobiernos del MAS (2006 a 2014) son simplemente incontestables. El PIB pasó de 9.000 millones de dólares a 40.000 millones (344%), creciendo casi un 5% anual, mediante una nacionalización de los recursos naturales (primero los hidrocarburos, luego el litio) que impulsó un vigoroso proceso de redistribución de la riqueza en favor de las clases populares históricamente más relegadas y empobrecidas. En su primera década, el MAS redujo la pobreza en un 35% y la miseria extrema en un 55% gracias a sus ambiciosos programas sociales.

Algunos de los logros socioeconómicos más notables de los primeros gobiernos del MAS-IPSP (de 2006 a 2014)

Todos estos hitos, traducidos en la mejora de las condiciones de vida de millones de bolivianos, especialmente de los sectores campesino-indígenas, crearon un fortín de apoyo popular que resistió las continuas injerencias de Washington y sus esbirros.

La izquierda boliviana no puede anclarse «en los logros pasados, en su defensa melancólica», insiste García Linera. «Volver a levantar las esperanzas colectivas en torno a un mundo que conquistar», rectificando los errores, al tiempo que -en el combate a las reaccionarias políticas del gobierno pronorteamericano que ha de venir- se organiza y se cose la rota unidad en el seno del MAS-IPSP. Este es el reto izquierda antiimperialista de Bolivia.

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