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Con el plácet norteamericano -la Casa Blanca ha admitido estar perfectamente al tanto- Israel ha bombardeado a los negociadores de Hamás en Doha, la capital de Qatar. Una nueva agresión no sólo contra un país árabe, sino contra uno de las principales fuerzas mediadoras de Oriente Medio. Volando los puentes para una tregua, el gobierno de Netanyahu ha vuelto a demostrar -por enésima vez en estos dos años- hasta dónde llega su «voluntad negociadora», y su búsqueda de «paz».
En una operación coordinada entre sus fuerzas aéreas y su inteligencia y justo cuando Hamás había aceptado un ultimátum de la Casa Blanca, mostrándose dispuesto a negociar de manera “inmediata” un acuerdo que liberase todos los rehenes a cambio del fin de la guerra en la Franja.
Los colectivos de familiares de rehenes israelíes en manos de Hamás han condenado esta acción. «Es una sentencia de muerte para mi hijo», clamaba Einav Zangauker, madre de uno de los secuestrados por los terroristas, enfatizando que acciones unilaterales como esta podrían llevar a represalias de Hamás contra los cautivos, y que en todo caso supone la voladura del único canal diplomático activo.
Por su parte, la Casa Blanca se ha limitado a calificar de «desafortunado» el incidente, y a remarcar que ha sido “una operación israelí totalmente independiente”, a pesar de confesar que la inteligencia norteamericana y la Casa Blanca estaban completamente informados de las intenciones de Netanyahu.
Israel -con el apoyo explícito e implícito de Trump- está decidido a culminar el genocidio en la Franja de Gaza, exterminando o empujando al éxodo forzoso a 2,2 millones de gazatíes, llevando hasta sus últimas consecuencias una limpieza étnica.
La seguridad de los cautivos israelíes, la apertura de eventuales vías de paz y alto el fuego, o la posibilidad de provocar un incendio en Oriente Medio atacando la capital de un nuevo país árabe… son obstáculos que están dispuestos a hacer volar por los aires sin contemplaciones. «El fin justifica los medio». Los hechos demuestran que esta es su negra base de principios.