Si se hace una valoración realista, CCM tendría unas fuertes pérdidas ocultas por deterioro de activos y un desfase patrimonial que podía superar los 3.000 millones.
Ildefonso Ortega, director general de Caja Castilla-La Mancha (CCM), es a su vez residente de Tinsa, la mayor tasadora inmobiliaria española. Entre otras, Tinsa ha valorado los activos inmobiliarios de CCM.Según el informe que el Banco de España emitió el pasado 28 de marzo, CCM «ha mantenido un elevado y rápido crecimiento de su actividad crediticia en los últimos años que ha basado en el sector inmobiliario y que ha financiado en los mercados mayoristas, lo que se ha traducido en importantes desequilibrios». Los grandes beneficios que el ladrillo ofrecía, hicieron endeudarse hasta las cejas no solo a CCM sino a los demás bancos y cajas.Esto solo ha sido posible con un acuerdo tácito en el que el Banco de España hacia la vista gorda permitiendo que los Bancos Inflaran el valor de sus activos para continuar expandiéndose en el mercado del ladrillo.Desde el punto de vista de la gobernanza, para el Banco de España, la actuación ha sido deficiente: «El equipo directivo sobrevaloró el ciclo expansivo con un exceso de posicionamiento en el sector inmobiliario tanto a través de financiación directa como de participaciones en empresas de ese sector».Los resultados de la inspección realizada a la caja (en realidad es una inspección complementaria a otra que se había hecho en 2008), según la cual, lejos de obtener unos beneficios de 30 millones de euros en el ejercicio pasado como había anunciado el equipo gestor, la caja presenta unas pérdidas que pueden superar los 500 millones de euros. Estas tasaciones permiten a Gobierno y Banco de España hablar de un problema de liquidez a corto plazo y reiterar que la caja no tiene problemas de solvencia, pese a haber destituido a su cúpula y haberle ofrecido 9.000 millones de euros (que parece mucha liquidez para ese corto plazo). Sin embargo, si se hace una valoración realista, CCM tendría unas fuertes pérdidas ocultas por deterioro de activos y un desfase patrimonial que podía superar los 3.000 millones , que es lo que ha forzado la intervención. La manga ancha en las tasaciones permite atemperar el problema, con lo que los bancos y cajas pueden seguir presumiendo de beneficios y de colchón contra la morosidad pese a que se trata de una ilusión meramente contable. Y un fraude en los hechos. Poner en la dirección del banco al mismo que audita y hace las tasaciones es como poner al Zorro a vigilar el gallinero.