Tras su entrevista con el Rey tras la primera ronda de conversaciones, Pablo Iglesias, en un hábil movimiento, tomó la iniciativa al proponer al PSOE, frente al gobierno de «gran coalición», un gobierno de cambio y progresista junto con Izquierda Unida. Apenas diez días después, con Pedro Sánchez intentando la formación de gobierno, la respuesta de Pablo Iglesias está siendo más la de poner palos en las ruedas que la de facilitar la formación de un gobierno de unidad contra los recortes.
Apenas unos minutos antes de que se conociera que el Rey había encargado a Pedro Sánchez la formación de un nuevo gobierno, Pablo Iglesias salía con la velocidad del rayo en rueda de prensa para afirmar que “Pedro Sánchez ha intentado vender un acuerdo de Gobierno con Podemos y Ciudadanos, y eso es imposible”. Añadiendo a continuación que la actitud del dirigente socialista es “ambigua e hipócrita”, pese a lo cual aseguró que sigue teniendo tendida su mano al PSOE.
La fulminante reacción de Pablo Iglesias obedece, en primer lugar, a la constatación de que la iniciativa política que hasta ahora estaba en sus manos, tras el encargo del Rey a Pedro Sánchez ha pasado a manos de éste.
Como acertadamente explica Enric Juliana en su habitual columna de La Vanguardia, “El encargo es una fuente de iniciativa política. El PSOE no tenía la iniciativa en España desde el día 12 de mayo del 2010, cuando un Rodríguez Zapatero taciturno acudió al Congreso para renunciar a su política económica, presionado por los poderes internacionales ante el desbocado aumento del déficit público español. Desde entonces, el PSOE no ha vuelto a tener la batuta en España. Sánchez la acaba de recuperar (…) La explotación de la iniciativa. Esa es la clave”.
En su comparecencia para explicar la aceptación del encargo real, Pedro Sánchez esbozó un auténtico programa de gobierno, los ejes principales en torno a los que piensa negociar los apoyos a un gobierno presidido por él.
Ejes que van desde la lucha contra el paro, la persecución del gran fraude fiscal, el mantenimiento de las pensiones actuales y futuras, poner fin a los recortes y acabar con la desigualdad, hasta medidas contra la corrupción, la reforma constitucional o una salida política al problema de Cataluña sobre la base innegociable de la defensa de la unidad y la integridad territorial de España. ¿Con cuál de estos ejes está en desacuerdo Podemos? ¿Apoyaría o no a un gobierno que llevara adelante estas medidas, dependiendo según qué otras fuerzas le den su apoyo?
Porque, al final, el principal argumento de Pablo Iglesias y el equipo dirigente de Podemos para dar o no su apoyo a un gobierno así se reduce al hecho de si Ciudadanos va a formar parte del acuerdo o no.
Según Iglesias, la postura de Sánchez de “buscar apoyos a derecha e izquierda” es imposible porque “Ciudadanos es el bastón del PP y no es posible un Gobierno con ellos”. Pero, ¿de dónde ha surgido esa peregrina idea de que C’s es “el bastón del PP”? El gobierno de Rajoy ha mostrado hasta la saciedad en estos cuatro años que es el ejecutor implacable de las políticas de saqueo y recortes dictadas por la troika. Rebajas salariales, recortes sociales, desmantelamiento de la sanidad y la educación públicas, ataques inmisericordes contra los dependientes, congelación en los hechos de las pensiones, ataques a las libertades, corrupción a gran escala,… ¿Está seguro Pablo Iglesias que Ciudadanos es lo mismo que el PP? ¿En qué hechos se basa esta afirmación?
Recientemente, un grupo de intelectuales y profesionales de reconocido prestigio han hecho público un Manifiesto titulado “Necesitamos otro gobierno” –al que la mayoría de medios han ignorado y silenciado– en el que Pablo Iglesias puede encontrar la respuesta a estas preguntas: “Solo los tres partidos más fuertes que reclamaron, con un signo u otro, un claro cambio de tendencia (PSOE, Podemos y Ciudadanos) han sacado más del doble de los votos recibidos por el PP, lo que indica claramente que es muy mayoritaria la sociedad española que reclama cambio, regeneración política y reforzamiento de una democracia cada vez más amenazada”.
A pesar de ello, sin embargo, los dirigentes de Podemos insisten en que “el programa económico y social de Ciudadanos es antitético al nuestro y, por tanto, somos incompatibles en el Gobierno”. Una afirmación que no se corresponde con la realidad, y que es el reverso de la moneda del argumento de Ciudadanos para negarse a un gobierno con Podemos porque “su programa económico es propio de países como Venezuela y no de un país europeo avanzado como el nuestro”.
Tanto en un caso como en otro, son afirmaciones que no se corresponden en absoluto con la realidad. Y que no hacen más que dificultar, trabar e impedir la formación de un gobierno de cambio y de unidad contra los recortes por el que se ha decantado la inmensa mayoría de la sociedad española el pasado 20-D.