Giro de guion en la larguísima trama de la negociación en busca de un Gobierno encabezado por Pedro Sánchez. Cuando todo parecía presumir que la primera reunión a cuatro de las izquierdas -Podemos, PSOE, IU y Compromís- iba a embarrancar por el listón de exigencias de la formación de Pablo Iglesias, al final se comprobó que se podía seguir tirando del carrete, que quedaba trecho por recorrer en un camino no explorado hasta entonces. Cayeron los vetos y se produjeron acercamientos.
Giro de guion en la larguísima trama de la negociación en busca de un Gobierno encabezado por Pedro Sánchez. Cuando todo parecía presumir que la primera reunión a cuatro de las izquierdas -Podemos, PSOE, IU y Compromís- iba a embarrancar por el listón de exigencias de la formación de Pablo Iglesias, al final se comprobó que se podía seguir tirando del carrete, que quedaba trecho por recorrer en un camino no explorado hasta entonces. Cayeron los vetos y se produjeron acercamientos. Y, al tiempo, los socialistas daban los últimos pasos hacia su entente con Ciudadanos, acompañados por una entrevista discreta, fuera de las cámaras, entre Pedro Sánchez y Albert Rivera en el Congreso. Todo en apenas unas horas. Horas de una semana decisiva en la que se puede despejar la investidura del candidato socialista… o fracasar.
La medida de que hay ganas de aproximación -o al menos se prepara el relato para no aparecer culpable ante los votantes de la repetición de elecciones- la dio una tarde de lunes frenética en la Cámara Baja. Con una doble negociación en marcha. A izquierda y derecha, como siempre ha defendido el PSOE. La primera estaba convocada oficialmente: era el encuentro auspiciado por Alberto Garzón, con los equipos de las cuatro fuerzas ideológicamente próximas (socialistas, Podemos, IU y Compromís). Duró unas cuatro horas y media y de ella salieron mensajes de optimismo reiterados por todos los protagonistas. A la vez, entre bambalinas, el PSOE continuaba sus contactos con la formación naranja. De manera doble: a través de parte de su equipo negociador -con José Enrique Serrano al frente- y a través de ese contacto secreto entre Rivera y Sánchez por espacio de una hora, según confirmó Ciudadanos y rehusaron ratificar fuentes oficiales de Ferraz. El jefe naranja tiene previsto comparecer este martes a las 11 horas para dar cuenta de los avances de sus conversaciones con los socialistas.
La imagen resultante revela las intenciones del PSOE: forzar un acuerdo «transversal» sumando a los dos emergentes, subrayando que solo así es posible sacar al PP de La Moncloa. Dicho en boca del jefe de los negociadores de Sánchez: «Para que haya un Gobierno de cambio, se tiene que conseguir que ninguna de las fuerzas del cambio vote con el PP». Quién vote sí y quién abstención, se irá aclarando en los próximos días. Si es que su jugada les sale bien.
Puerta abierta a la abstenciónLa novedad la proporcionó el éxito relativo del encuentro a cuatro. Ese espacio se mantendrá en los próximos días, y en paralelo continuarán las entrevistas bilaterales. Este martes ya está programada una cita Podemos-PSOE y luego una nueva reunión a cuatro bandas para seguir avanzando en las cuestiones programáticas.
Además de pactar el índice de temas a abordar -economía y empleo, Estado del bienestar, regeneración democrática, modelo territorial y España en el exterior-, lo que está claro es que se han eliminado determinados obstáculos que hacen concebir «cierta esperanza», a ojos del PSOE, de que pueda materializarse el acuerdo en los próximos días. Para empezar, Ciudadanos en principio no pone problemas a que los de Sánchez mantengan las conversaciones a cuatro, siempre que no rompan los compromisos adquiridos hasta ahora con ellos. Para seguir, Podemos levanta el veto a las negociaciones del PSOE con Rivera y deja la puerta abierta a la abstención, o incluso al voto favorable, si finalmente logra formar parte del Ejecutivo, durante la sesión de investidura a la que se someterá Pedro Sánchez a partir del próximo 2 de marzo.
La formación morada decidirá el sentido de su voto en función del «carril de esta mesa de negociación», según adelantó Íñigo Errejón, cabeza de los negociadores de Podemos. Los encuentros paralelos de Pedro Sánchez con la formación naranja ya no son para los de Pablo Iglesias un impedimento de cara al diálogo con los socialistas, que podría desembocar tanto en un acuerdo de coalición como limitarse solo a la investidura. El número dos de Podemos señaló, respecto a la inminencia de un pacto entre PSOE y Ciudadanos, que “todas las formaciones son libres de entablar acuerdos”, pero defendió que “para lo que dan los números es para un Gobierno de cambio”, en referencia a las cuatro formaciones de izquierda. En este sentido, para Errejón solo habrá garantías de un Gobierno “al servicio de la mayoría” si Podemos está dentro del Ejecutivo: “Habrá Gobierno de cambio si es un Gobierno de coalición”.
La mediación de IUIzquierda Unida-Unidad Popular, que medió entre las fuerzas de izquierda para propiciar el encuentro a cuatro, aplaudió junto a Compromís los avances logrados este lunes de cara a la investidura de un Gobierno que saque al PP de la ecuación. El líder de IU, Alberto Garzón, y el portavoz de la coalición valenciana, Joan Baldoví, se mostraron optimistas sobre las avances en este sentido. El papel de intercesión del primero, junto a la voluntad de ambos de lograr un acuerdo, ha dado oxígeno al líder socialista para seguir sumando apoyos de cara a su investidura.La voluntad de la formación emergente para buscar puntos de encuentro con los socialistas quedó patente al evitar abordar el modelo territorial en esta primera reunión, y tampoco la configuración del Ejecutivo. El referéndum sigue siendo una exigencia de máximos para formar Gobierno, pero respecto a su celebración, el portavoz parlamentario de la confluencia catalana En Comú, Xavier Domènech, se limitó a defender su constitucionalidad, sin incidir en que se tratase de una línea roja. La posición de los 65 diputados del grupo confederal de Podemos se decidirá en función del cariz que tomen las negociaciones en las próximas horas. Con todo, el bloqueo ha desaparecido tras este nuevo giro de guion protagonizado por los de Pablo Iglesias.
Errejón negó la existencia de “líneas rojas” en las negociaciones, pero sin prescindir “de las mismas propuestas en materia territorial y de reconocimiento de la plurinacionalidad”. Domènech, por su parte, prefirió resaltar los puntos de acuerdo, pasando de puntillas por la cuestión territorial, e incluso subrayó tras el encuentro que “la noticia» para los suyos es que «ha habido un encuentro a cuatro”.
Podemos quiere incluir en el menú de temas a discutir un sexto punto, las garantías para que esas políticas acordadas sean realidad vía Ejecutivo de coalición. Hernando reiteró que el PSOE no se cierra a ninguna fórmula, pero primero van las soluciones, el programa. Luego, los sillones.
«Bienvenida la rectificación»El portavoz socialista interpretó la actitud aperturista de Podemos, de transigencia respecto a la mesa de diálogo abierta con C’s, como una cierta marcha atrás en sus posiciones. «Bienvenida sea su rectificación», celebró. Hernando insistió en que el cambio solo se puede garantizar desde la «transversalidad», porque 161 apoyos -los de PSOE (90), IU (2), Podemos (65), Compromís (4)- no bastan para auspiciar la investidura de Sánchez, y esta no puede depender de la permisividad de las fuerzas independentistas. Así que C’s ha de entrar en esa ecuación, defendió. El giro operado por los de Iglesias fue aprovechado por Hernando para subrayar que su partido fue «coherente» desde el principio, al recalcar que la solución solo podía venir de la suma de izquierda y derecha, y esforzarse desde el principio en seguir esa estrategia de atraer apoyos por ambos lados. Vamos, el «Gobierno progresista y reformista» que ha invocado Sánchez machaconamente.
Para Podemos, el PSOE es libre de hablar con quien quiera, pero lo que puede anunciar, en caso de trenzar una alianza con Rivera, «es un espectáculo de fuegos artificiales», porque ambas formaciones no suman más que 130 escaños, lejísimos de la mayoría absoluta (176 diputados). Errejón, siguiendo la línea marcada por Iglesias el pasado viernes, sostuvo que la foto de la reunión a cuatro de este lunes es la del futuro Ejecutivo.
La estrategia de los socialistas, no obstante, sigue planteando la duda de hasta qué punto es posible casar medidas de izquierda y de derecha. Sobre todo en materia económica. Hernando indicó que su grupo es el más interesado en hacer «compatibles» los acuerdos, precisamente para lograr cuadrar el círculo y alumbrar ese pacto «transversal» del que quedarían fuera los 142 diputados que suman PP, ERC, Democràcia i Llibertat y Bildu. Compromís o IU consideran imposible contentar a todos y creen que al final Sánchez tendrá que decidir. Joan Baldoví se agarró a la letra del bolero ‘Corazón loco’ de Antonio Machín, su «cómo querer a dos mujeres a la vez y no estar loco». El PSOE cree que sí, que la bigamia (en este caso) puede encajarle.
La siguiente pregunta es cuánto se prolongará este nuevo tiempo de negociaciones. «Lo que tengan que durar», aseguró el portavoz de la coalición valenciana. Y si hay que quedarse «sin dormir», pues se hace, abundó Alberto Garzón. En principio, el PSOE estaba obligado a finiquitar los acuerdos el miércoles para pasar el filtro de la militancia el jueves. La intención de obtener el respaldo de las bases no ha muerto, ni mucho menos. Pero los plazos pueden estirarse. Todo dependerá del tirón de las próximas horas. Pero al menos, el guion ya no es el mismo.