El asilo del candidato de la oposición venezolana, Edmundo González, en España, ha levantado la enésima tormenta política en España a expensas de Venezuela.
Tras pasar semanas reclamando exactamente lo que ha pasado -que España acogiera a Edmundo González Urrutia-, ahora el PP ha pasado a acusar a las gestiones diplomáticas del gobierno de «enésimo servicio al chavismo».
Y saliendo al paso de estas acusaciones, Pedro Sánchez ha afirmado que Edmundo González es “un héroe a quien España no abandonará”
Dejando aparte todo lo que concierne a la limpieza del proceso electoral venezolano, hacia el que estas páginas mantienen una posición equiparable a la que defienden los gobiernos de Brasil, México o Colombia, examinemos el programa electoral de estos «héroes» de la derecha venezolana. ¿Cuáles son sus propuestas en lo económico, en lo político y en lo social? ¿Cuál es su alineamiento internacional?
Desde hace años la oposición venezolana viene elaborando un proyecto de las reformas que Venezuela debería emprender si ocurre un cambio político. Se llama ‘Plan País’ y está enfocado -en sus palabras- en “lograr la libertad, la democracia y la prosperidad”. Sus líneas maestras coinciden con el documento “Venezuela, tierra de gracia”, de la anterior candidata opositora, María Corina Machado, antes de que el gobierno de Maduro le prohibiera concurrir a las elecciones
Política económica
González Urrutia se considera abanderado de la libre empresa y el libre mercado, y dice que la prioridad debe ser «abatir la inflación -que actualmente alcanza el 64% interanual-. mejorar los sueldos, para que no se deprecie la moneda». En el plan de gobierno de María Corina Machado se menciona una “estabilización expansiva para eliminar la pobreza y propiciar el crecimiento de la clase media”, pero ¿cómo? ¿con qué recursos?
Leyendo un poco más aparece la palanca: la venta de la joya de la corona.
En el plan económico de la oposición se apuesta decididamente por la «privatización y destrucción total de la PDVSA», así como la «atracción de empresas internacionales y nacionales especializadas”, es decir, la entrega de la principal fuente de riqueza del país a corporaciones y potencias extranjeras.
La petrolera estatal de Venezuela, la PDVSA produce 815 miles de barriles de crudo al día, según la OPEP. Su desmantelamiento supondría despidos masivos -los más de 100.000 trabajadores de la industria petrolera y petroquímica, junto a otros 500.000 que dependen de ella de manera indirecta.
¿Cómo justifican esto? González Urrutia y Machado se basan en «la creciente ineficiencia de la PDVSA», que ha pasado de extraer dos millones de barriles al día, a unas cifras que son menos de la mitad. Pero en vez de abogar por el fin de las sanciones norteamericanas contra la industria petrolera venezolana, o de apostar por su modernización, defienden que «la reactivación de la producción petrolera y de gas «… sólo la pueden lograr grandes inversores internacionales».
“La atracción de capitales privados es la solución, y la estrategia para lograrlo es la privatización. Se privatizarán todas las actividades productivas de la industria que sea aconsejable para lograr inversiones privadas masivas y el incremento sostenido de la producción con condiciones que garanticen seguridad jurídica y un entorno atractivo para los inversionistas”, dice el plan de gobierno de la oposición.
Y dada la conocida alineación internacional de estos dos líderes opositores, sus guiños a EEUU y sus buenas relaciones con el establishment de Washington, no es difícil adivinar a qué «grandes inversores» ofrecerían las riquezas petrolíferas de Venezuela.
Políticas sociales
González Urrutia y Machado hablan de implementar «programas sociales de emergencia», y ponen mucho énfasis en la repatriación de los 7 millones de venezolanos que han tenido que marcharse del país -por motivos económicos o políticos- y que «las familias rotas por la migración tengan condiciones para reunirse de nuevo en Venezuela», pero no dan detalles al respecto.
También de «mejorar el sistema de atención primaria de salud»… mediante un «sistema de salud integral por aseguramiento privado» paralelo a la sanidad pública, «que permitirá otorgar cobertura universal de salud y dar calidad en el servicio a los pacientes».
Política internacional
Según el propio programa de la oposición, su prioridad en política exterior será «buscar restablecer relaciones con otros países y sacar a Venezuela del aislamiento internacional».
Traducido al román paladino, la oposición busca devolver a Venezuela a la órbita de EEUU y restablecer las buenas relaciones con sus aliados europeos y occidentales, al tiempo que deshace las «amistades peligrosas» de Venezuela con Rusia, China y otros gobiernos antihegemonistas de América Latina, como Cuba, Bolivia o Nicaragua. Venezuela volvería al seno de la OEA y a financiarse pidiendo créditos al FMI o al Banco Mundial.
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Dígame sus referencias
Para saber qué quiere la oposición venezolana, es especialmente interesante la entrevista que el digital Infobae hace a Henkel García, miembro del equipo de asesores de María Corina Machado, titulada «Las 5 claves para la recuperación económica de Venezuela tras derrotar al chavismo». En ella, este analista e instructor financiero, director de la consultoría Albusdata, va desgranando qué prioridades habría tenido Edmundo González si se hubiera investido presidente.
«Es fundamental fomentar el respeto a la propiedad privada, que tanto ha sido atacada con reformas impositivas, expropiaciones y críticas por parte del régimen», dice García.
«La atracción masiva de inversiones, particularmente en el sector petrolero, se plantea como un pilar clave para desencadenar la reactivación económica y mejorar los servicios públicos», insiste el asesor.
«El rol del sector privado es protagónico, por eso es que mencionaba acciones como la defensa de la propiedad privada, el tener un marco jurídico que se cumpla. En un entorno donde se respeten los contratos y las normas legales, el sector privado puede desempeñar un papel determinante en el desarrollo del país».
«Uno de los elementos que los expertos toman en cuenta para abordar los posibles escenarios para el futuro de Venezuela, son los casos de éxito alrededor del mundo de cambios en la implementación de modelos económicos. Así que ¿cuáles son sus modelos de referencia?», pregunta el entrevistador.
Y Henkel García ofrece dos… a cual más revelador.
«Uno es la Alemania de la posguerra, muy llamativo porque prácticamente tenían que renacer después de un país destruido por toda la Segunda Guerra Mundial”. Recordemos que este ‘renacimiento’ fue gracias a un Plan Marshall que permitió el desembarco sin límite del gran capital norteamericano en la Europa de la postguerra, así como la «reconstrucción» de Estados como Alemania o Italia… pero con sus aparatos de Estado fuertemente intervenidos por los centros de poder de Washington.
«Otro caso de referencia es el del Perú de los 90. Me parece que es una guía importante. Un país que venía de hiperinflación. Un país donde no había confianza en las instituciones. Un país en el que también había la convivencia de dos monedas con un dominio clarísimo del dólar respecto a la moneda local”.
Ese «Perú de los 90» no es otro que el gobernado por el recientemente fallecido Alberto Fujimori, un brutal y corrupto autócrata que no sólo se plegó a todos los mandatos de la superpotencia norteamericana, aplicando las más despiadadas políticas neoliberales, que empobrecieron a los sectores más humildes de la población, sino que manejó con mano de hierro a la policía y las fuerzas armadas, perpetrando las más salvajes violaciones contra los derechos humanos, incluida la esterilización forzada de miles de mujeres indígenas.