Pedro Iturralde ha fallecido a los 91 años de edad. Su nombre es sinónimo de jazz en España, es uno de los pioneros, pero también ha sido sinónimo de embajador, por poner a España (junto a Tete Montoliú) en el mapa mundial jazzístico.
En los estertores de los años 60 Iturralde ya era un maestro por aunar sabiamente lo mejor del jazz y el flamenco, dos pasiones artísticas que aparentemente eran contrapuestas en lo estético, pero que en su raíces más profundas emana la savia de la cultura popular, la de los descamisados y los oprimidos.
De niño comenzó a tocar varios instrumentos, (saxofón, clarinete, guitarra, piano), y más tarde violín. Tras viajar al extranjero cuando ya ejercía de forma profesional como músico, volvió a nuestro país y realizó la carrera (completa) de saxofón en el Conservatorio Superior de Madrid, en solo un año. Justo después, y tras curtirse en los pueblos de su querida Navarra y el extranjero, formó el Pedro Iturralde Quartet.
Además de interprete fue un notable compositor, y trabajó de músico de estudio y arreglista, realizando coqueteos con estilos modernos de la época como el rock y el twist. Esto le sirvió para foguearse y ganar tablas, y también para grabar sus primeros discos en solitario (en formato EP) con un sonido cada vez más personal, donde alternaba versiones de música popular tradicional y composiciones propias.
Su gran salto al mundo del jazz se produjo en el Whiskey Jazz Club. Allí tocó casi todas las noches durante varios años. Atención a los nombres a los que acompañó: el gran trompetista Donald Byrd el monstruo del barítono Gerry Mulligan, Lee Konitz, otro gran saxofonista del estilo cool en los años 50, el otro grande internacional del jazz español, Tete Montoliu, y el también pianista Hampton Hawes, que también tocó con los más grandes (Charlie Parker, Art Pepper, Charles Mingus, y más tarde con Joan Báez y Charlie Haden).
Es ahí donde comenzó a dar rienda suelta a sus ideas revolucionarias en su concepto de fusión entre los dos grandes géneros surgidos de la sal de la tierra, el jazz y flamenco, Con Hawes grabó un soberbio disco que reflejaba a la perfección su gran nivel como músico, el titulado «Pedro Iturralde Quartet Featuring Hampton Hawes«, y cuyo subtítulo indica el horario de madrugada cuando fue grabado, casi del tirón.
El repertorio estaba compuesto de clásicos a la manera de Iturralde y su cuarteto, el frenético y técnico «Óleo«, la ya inmortal «Autumn Leaves«, o la delicada «My Funny Valentine» que tan popular hizo Chet Baker, y que en manos de Iturralde se convirtió en una versión dignísima (los dos últimos minutos son arte puro que recuerda a su admirado John Coltrane).
Esa fue una madrugada mágica de febrero de 1968 se convirtió en un oasis de libertad artística, en pleno ese frío de una capital aún castrada por la dictadura.
Hawes, que no llegaría a escuchar el disco publicado (tardarían 18 años en desempolvar la grabación para su publicación para el extranjero), estaba en estado de gracia. También Iturralde y sus habituales en aquella época (Eric Peter al contrabajo y Peer Wyboris a la batería).
Dulzura, técnica y compenetración, como pocas veces puede ocurrirle a uno en la vida, quedaron plasmados en ese soberbio disco que les recomiendo escuchar. Se grabó en un par de horas, y se convirtió al instante en una de las obras cumbres de jazz español.
Menos mal que convencieron al gurú de la discográfica Hispavox, Rafael Trabucchelli para registrar aquella maravilla. Inciso, me pregunto cuánto arte musical se ha perdido en nuestro país sin poder perpetuarlo en forma de disco.
En este disco ya se desprende (aparte de la gran compenetración entre Iturralde y Hawes) la sensibilidad, la dulzura, la técnica, y el color del sonido del saxofón del gran maestro navarro. En definitiva, un auténtico disfrute para los amantes del jazz.
Pero el «puñetazo» de Iturralde en el tablero mundial del jazz ya estaba dado con la publicación, también en Hispavox, de dos discos (uno en 1967 y el otro en 1968) que cambiaron la historia, «Jazz Flamenco«(en dos volúmenes) que años después se podrían conseguir reeditado en formato CD en una sola referencia a través del mítico sello Blue Note (la mejor discográfica junto a Prestige e Impulse), dada su importancia trascendental.
En solo una década publicó una serie de discos que configuran la edad del oro del jazz ibérico con una piedra angular dividida en 4 discos, dos de ellos subdivididos (el ya citado «Jazz Flamenco«), y los otros dos publicados, ya no con Hispavox, sino con MPS y CBS. Son los llamados «Flamenco Jazz» (imprescindible escuchar «Canción de Fuego Fatuo«, «El Vito» o «Veleta de tu viento«) y «Jazz Studio«. Entre 1967 y 1976, se produjo la primera década de oro del jazz español, y deberían realizarse tesis sobre la fusión que hizo Iturralde sobre innovación vanguardista y respeto a las tradiciones más arraigadas en la cultura popular hispana.
Aún siendo navarro, el hecho de viajar fuera de España le impulsó a componer o adaptar clásicos tradicionales. Como el gran Sabicas (también navarro), su pasión por Andalucía era palpable.
Le gustaba mucho realizar improvisaciones sobre esos aires andaluces, y un gran deseo por conocer otras culturas. En contraposición a los que buscaban y siguen buscando división, él veía en la diversidad y riqueza cultural de España, un plus que le servía para ser más creativo, para crecer como persona y artista. De sus escapadas por los «tablaos» flamencos y de la escucha del disco de Miles Davis «Sketches of Spain«(profunda y respetuosa aproximación a la cultura española), surgió la poderosa (y ya indestructible) idea de que el flamenco y el jazz eran hermanos de sangre, que su fusión no es que podía ser factible, sino que era capaz de generar un arte de profunda hermosura.
Coltrane y Davis tenían en su subsconsciente el flamenco como influencia lejana. No creaban copias del sonido flamenco, pero sí variaciones demasiado formales, y que no se acercaban a lo que grabó Iturralde. A diferencia de ellos, el maestro español sentía como propio el flamenco, de forma atávica y con fuerza, expresando a través del jazz un estilo que sentía como propio.
Los discos de Iturralde aún siguen sonando frescos, inquietos con esa característica tan suya de dotar la técnica, el ritmo y las armonías, al servicio de la emoción. Algo que en mi modesta opinión es seña de identidad de los músicos de jazz españoles.
De dos culturas aparentemente opuestas y lejanas, se demostraba que tenían más en común de lo que podríamos imaginar. Estos discos centrales de Iturralde así lo demuestran.
A partir de ahí, todos en el mundo del jazz quedaron maravillados y comprendieron más allá de los tópicos y algunas certeras ideas sobre nuestra idiosincrasia (como le ocurrió a Miles Davis).
Se acababa de dar un gran salto adelante en esa idea de fusión de ambas culturas, aportanto todo el conocimiento de años sobre la cultura flamenca, aportando auténtico flamenco, de gran calidad, y dialogando de forma libre y respetuosa con el jazz, que era un estilo de música que también gustaba de la libertad como forma de expresión.
Iturralde, que estaba rodeado de grandes músicos, elevó a otra dimensión canciones tradicionales y populares como «Veleta de tu viento», «El Vito», o adaptando obras del maestro Falla, «Canción de Fuego Fatuo». Muchos arreglos fueron tomados a través de nuestro genio universal Federico García Lorca. Y la influencia de los maestros Manuel de Falla, Isaac Albéniz, Turina o Granados también estaban presentes.
Así que el impacto no pudo ser otro que impresionante. Fue tal que se puso en contacto al poco tiempo el influyente Joachim E. Berendt, que posteriormente le produjo el disco «Flamenco Jazz«, ofreciendole una actuación en el gran Festival de Jazz de Berlín, en el año 1967, y la grabación del mismo concierto. En ese festival se codeó con Miles Davis y su quinteto, Thelonious Monk, Archie Shepp, Sarah Vaughan, Don Ellis, y muchos más.
Pedro Iturralde participó en el apartado dedicado a la fusión del jazz, el conocido Jazz Meets The World.
Fue ahí cuando el propio Berendt le sugirió a Iturralde que incluyera a un guitarrista de flamenco, algo que Iturralde no deseaba en principio por tener demasiado respeto al flamenco puro. Probó con varios guitarristas de jazz para que hicieran «giros aflamencados», pero el resultado no era safisfactorio, y así, después de varias pruebas a guitarristas, se encontró con una joven promesa que le recomendaron, y que luego acabaría siendo un icono de la musica universal, Paco de Lucía (que por aquel entonces era conocido como Paco de Algeciras). En los «huecos» de los temas, el guitarrista universal daba rienda suelta a su flamenco libre y avanzado, provocando junto a la música generada por Iturralde y el resto de músicos de la banda, un hito en la música española y universal.
La gran fusión, milimétrica e indestructible entre la cultura española y el jazz del lejano EEUU, se gestó en esos años.
50 años más tarde sigue más que vigente, y mantiene aún mucha pulsión de vida. Y la figura del maestro de maestros influyó a los grandes del jazz actual en España: Jorge Pardo, Carles Benavent, Javier Colina, Perico Sambeat, Gerardo Núñez, Javier Colina, Albert Marquès, y tantos otros. Todos tienen algo de Iturralde en sus corazones.
Pedro Iturralde ha seguido siendo hasta sus últimos días un músico altruista y humilde, baluarte de la cultura hispana. Siempre llevó nuestra cultura consigo, traspasando fronteras. Y casi sin querer molestar a nadie se convirtió con luz propia en uno de nuestro mejores embajadores. Dentro de su trayectoria, repleta de éxitos y reconocimientos variados, está el Premio Príncipe Viana de la Cultura, la Medalla de Honor de la SGAE, o la medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Compuso también bandas sonoras y colaboró como solista con la Orquesta Nacional de España, sin olvidar lo mucho que hizo por el jazz en nuestro país y porque fuera aceptado en los Conservatorios.
Solo decir en este día triste por su fallecimiento que su legado seguirá vivo. A los que desconocen la música de Pedro Iturralde, os recomendamos una discografía (seleccionada) que es auténtico patrimonio inmaterial de nuestro país:
«Jazz Flamenco«, «Flamenco Jazz«, «Pedro Iturralde Quartet Featuring Hampton Hawes«, «Etnofonías«, «Complete Music for Saxophone and Piano«, o «Una noche en el Central«.
Estas tres palabras: sinceridad, humildad, y honestidad, son las que he elegido para definir a Pedro Iturralde y su música. Sirva este artículo como homenaje y muestra de respeto.
Nuestro más sincero pésame a su familia y amigos.
Que la tierra te sea leve, maestro.
Sergio Sánchez dice:
Hola. El artículo está publicado sin autoría, y me gustaría que se modificara (redactores) por el nombre del autor del artículo. Sergio Sánchez.
Gracias. Un saludo.