Acuerdo del gobierno con la banca por las hipotecas

Otra estafa de la banca

El acuerdo del gobierno con los bancos sobre las hipotecas permitirá amortiguar la brutal subida del Euribor a las familias vulnerables o en riesgo... pero tiene una "letra pequeña": es a costa de alargar los plazos y acabar pagando lo mismo o más por los intereses. Esta medida es lo antagónico a la Redistribución de la Riqueza, exactamente lo contrario a que “esta crisis la paguen los que más tienen”.

El acuerdo con la banca presentado por la ministra Nadia Calviño, como un acuerdo para “aliviar la carga de la hipoteca a las familias vulnerables o en riesgo”, servirá para paliar provisionalmente el pago de la hipoteca a costa de alargar los plazos y acabar pagando lo mismo o más por los intereses.

Pero servirá sobre todo para que la banca siga manteniendo los tipos de interés y seguir subiendo el Euribor. Este es un acuerdo antagónico con la redistribución de la riqueza: los bancos apenas asumen parte de las cargas de la crisis y podrán seguir aumentando sus escandalosos beneficios. Y los pobres siempre acaban pagando más… o desahuciados.

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El gobierno y los bancos han pactado aliviar temporalmente a las familias con una hipoteca a interés variable y con rentas de hasta 29.400 euros anuales (2.100 euros mensuales en catorce pagas). Según el ministerio de Economía podrán beneficiarse de este acuerdo 1 millón de familias, que verán mitigado el impacto de la acelerada subida de los tipos de interés.

El acuerdo, que entrará en vigor el 1 de enero de 2023, parte de revisar el llamado Código de Buenas Prácticas de la Banca firmado en 2012 durante la crisis anterior. Es un acuerdo cuyo primer problema denunciado por los usuarios es que no se aplica. Un acuerdo que cuando ha llegado la hora de la verdad con la subida de los tipos de interés no ha servido para nada. La banca lo oculta a sus clientes, y la mayoría de los usuarios o no sabe de su existencia o apenas lo conoce

Es temporal, tendrá una duración de dos años y será voluntario para los bancos. Gira en torno a tres puntos.

Primero. Para las familias vulnerables, con rentas por debajo de los 25.200 euros anuales (3 veces el Iprem, Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples), se amplía el Código de 2012:

  • Los hogares que dediquen más del 50% de sus ingresos mensuales al pago de la hipoteca, podrán acogerse a la posibilidad de reestructurar el préstamo hipotecario con un periodo de carencia durante cinco años en el que se eximirá de pagar el principal. Durante ese periodo se pagarán los intereses con un tipo más bajo, el Euribor menos 0,1%, frente al Euribor más el 0,25% actual. Pero no se amortizará capital.
  • Quienes no cumplan con el criterio del 50% podrán acogerse a una carencia de dos años y el tipo de interés más bajo.
  • Se amplía a dos años el plazo para solicitar la dación en pago de la vivienda.
  • Se considera la posibilidad de una segunda reestructuración si fuera necesario.
  • La posible extensión del plazo de la hipoteca de hasta 7 años.
  • Y mantener las mismas condiciones en caso del traspaso del crédito hipotecario a otra entidad.

Segundo. Las familias que desde el gobierno sitúan en las llamadas “clases medias” en riesgo de vulnerabilidad, con rentas de hasta 29.400 euros (3,5 veces el Iprem), podrán acogerse a la congelación durante 12 meses de la cuota, con un tipo de interés menor sobre el capital principal aplazado y la posibilidad de alargar el plazo del préstamo hasta siete años.

  • Siempre que cumplan dos criterios: que tengan una cuota superior al 30% de su renta y la carga hipotecaria haya aumentado al menos el 20% por la subida de los tipos de interés.

Y tercero. Durante el año 2023 se suprimen las comisiones por cambiar la hipoteca de tipo variable a fijo. Y por la amortización anticipada del préstamo.

El acuerdo son medidas paliativas que aliviarán la subida de las cuotas a corto plazo, pero aumentando el peligro a medio plazo para los hipotecados

Alivio temporal, peligro futuro

Las medidas pactadas con la banca están diseñadas para reducir de forma temporal la carga hipotecaria de las familias que, como consecuencia de la subida de los tipos de interés, se vean obligadas a elegir entre reducir gastos de primera necesidad para hacer frente a la subida de la hipoteca o convertirse en morosos porque no pueden pagar la cuota, poniendo en riesgo su vivienda.

Son medidas paliativas que aliviarán temporalmente la subida de las cuotas pero con efectos muy limitados para las familias.

Con las reestructuraciones del crédito hipotecario se reduce la cuota pero durante los años de carencia se siguen pagando intereses sin reducir la deuda. Y al alargar la carga de la hipoteca hasta siete años más las familias  acabarán pagando, además del capital, todos los intereses o más. Si antes no caen en el pozo de los desahucios.

Mientras, la banca se garantiza cobrándolo todo, el capital prestado más los intereses. O acabar quedándose con la vivienda. El socorrido dicho popular “la banca siempre gana” cobra una vez más todo su sentido, y debajo de él aparece todo el sentido trágico que encierra: los bancos acaban cobrándolo todo o quedándose con los bienes hipotecados, mientras los pobres siempre pagan.

Hay que aplicar medidas como congelar la cuota de las hipotecas en el nivel que tenían en julio de 2021, cuando el Euribor estaba en negativo

Además el acuerdo, al fijar el tope en los 29.400 euros o que la cuota haya subido más del 20%, deja fuera a muchas familias, especialmente entre los 1,5 millones que firmaron hipotecas a tipo variable en los últimos cinco años, y que son las más amenazadas, ya que apenas han amortizado capital y la carga de intereses es mayor.

No es un acuerdo redistributivo. Las cargas de la crisis por las hipotecas recaen totalmente sobre las familias hipotecadas. Mientras la banca podrá seguir acumulando récords históricos de beneficios con la subida de los intereses, tal y como ha declarado la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, “la transferencia de rentas desde la ciudadanía a las entidades financieras por la subida del Euribor es de 8.000 millones de euros”.

Es necesaria una política basada en la redistribución de la riqueza que ponga un límite a los beneficios de los bancos y que “esta crisis la paguen los que más tienen” con una parte sustancial de sus ganancias. Con medidas como congelar la cuota de las hipotecas en el nivel que tenían en julio de 2021, antes de la escalada, cuando el Euribor estaba en negativo. O que en los periodos de carencia la cuota rebajada sea para recortar la deuda reduciendo capital y no pagando intereses mientras dure la crisis.

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